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Corriente PUCARA
Sabemos que sólo hay una libertad: LA DE PENSAMIENTO
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//14 de Diciembre, 2010

Analfabeto Político

por invitado a las 06:08, en Actualidad Local

Escribe Anibal Fernandez
El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales. (Bertolt Brecht) 

Gestión. La gestión que no gestiona. La idea de que el Estado se gerencia. El gerenciamiento de la política. La ausencia de política… He allí el origen de todos los males porteños. De esos males que los medios adictos/negociados/comprados no han podido ocultar… Porque también la muerte es producto de esa sin razón que ya se anunciaba en los primeros días del gobierno de Mauricio Macri.

“Tenemos que despolitizar al Estado”, decía Rodríguez Larreta ni bien iniciaban el Gobierno y, lamentablemente, fue en lo único que cumplieron. Porque de las 10 mil viviendas anuales que iban a entregar, durante este año que termina, sólo adjudicaron 81, lo que indica a todas luces el grado de subejecución de lo previsto en el presupuesto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para la construcción de habitats: apenas el 18% de los 415 millones previstos. Y lo que es peor, de ese porcentaje, sólo 1 millón 800 mil pesos fueron destinados efectivamente a levantar paredes y construir núcleos húmedos… el resto se fue en publicidad, administración, sueldos y viáticos… UNA VERGÜENZA!!!

Una muestra, un botón del enorme atavío de ineficacia con el que la administración Macri se disfraza para “robarle a los pobres y darles a los ricos”. Porque a la hora de aumentar el ABL siempre pagan todos por igual… pero los “justos” de los barrios del Sur, esos que siempre pagan y nunca reciben… porque se cerraron centros de salud, porque se iba a terminar el hospital de Lugano, pero éste no se terminó y los centros siguen cerrados, así como también cerraron los locales de acción comunitaria y discontinuaron la apertura de calles en los sectores más humildes. Sin embargo las veredas de Palermo Soho y Palermo Hollywood son nuevitas, relucientes y amplias, para que los bares saquen sus mesas a la calle y los turistas disfruten del “paisaje”. Esto no está mal pero, de ecuánime no tiene lo más mínimo. 

Y hablando de turistas, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es de las que más beneficios ha recibido en los últimos años en este rubro. Porque todo pasa por la Capital.  De los aproximadamente 500 millones de dólares (algo así como 2.000 millones de pesos) que van a quedar como resultado del ingreso de turistas a la Argentina, un porcentaje importante queda en la Ciudad… Por consumo, por tasas, por hotelería… 

En realidad, Buenos Aires tiene un presupuesto altísimo, a pesar de las dificultades que muestra la administración Macri para recaudar. Son algo más de 6.000.000 millones de pesos que se van, fundamentalmente, el publicidad… En cartelitos amarillos y negros en donde nos avisan que están “Haciendo Buenos Aires”… Cosa que si de verdad ocurriera, estaría a la vista.

Pero lo que se ve es que están haciendo trizas a la ciudad… Profundizando las asimetrías entre Norte y Sur, sub ejecutando su presupuesto en áreas centrales como Salud, Educación y Vivienda y gastándose la plata en afiches, spots con Mauricio explicando lo inexplicable y veredas paquetas.

Mientras los pibes que quieren estudiar se mueren de frío en aulas con techos que se les caen encima…

Mientras las personas en situación de calle prefieren dormir al aire libre antes que ir a albergues en donde los roban, los golpean, los maltratan…

Mientras los pobres se matan con otros pobres para ocupar un predio luego de que el Gobierno de la Ciudad anunciara que iba a entregar títulos de propiedad a los ocupantes de las villas…

Mientras su Gabinete piensa y repiensa como tercerizar todo: la Salud, la Educación, la Vivienda y hasta el Teatro Colón, que venderían de buen grado de no ser ésta una medida contraria con el sector que los vota…

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//28 de Noviembre, 2010

Un hombre, una mujer, un país

por invitado a las 04:19, en Politica Nacional

Escribe Daniel Cecchini
Hay momentos que son bisagra en la historia de un país y Néstor Kirchner encarnó dos de ellos. El primero se inició el 25 de mayo de 2003 cuando, después de zambullirse en el pueblo de la plaza, produjo y condujo un cambio de rumbo radical para la Argentina. Valga un repaso de gestos que se hicieron hechos y que hoy configuran una nueva realidad: devolvió independencia a la Justicia al acabar con la Corte Suprema de la mayoría automática menemista; puso punto final a la impunidad propiciada por la teoría de los dos demonios y reabrió las puertas de los tribunales para que los civiles y militares de la dictadura genocida pudieran ser juzgados; condujo y concretó la renegociación de deuda externa más grande y ventajosa de la historia; enfrentó a la dictadura de los mercados y sacó a la Argentina de la tutela fatal del Fondo Monetario Internacional; diseñó y logró la recuperación de un aparato productivo que estaba destruido y devolvió trabajo y dignidad a millones de argentinos; apostó a la integración regional recuperando el Mercosur y fogoneando la Unasur, y una tarde, en Mar del Plata, rodeado por otros presidentes latinoamericanos, le dijo que no al Alca mirando a los ojos a un atónito George W. Bush.
Cuando terminó su mandato, en 2007, la Argentina era otro país. Imperfecto, aún deudor de su pueblo, pero mucho más fuerte y justo que cuatro años antes. Y que seguiría cambiando, con el mismo rumbo. Acompañada por su marido, Cristina Fernández de Kirchner lo profundizó: desarticuló una de las mayores estafas sufridas por los argentinos y recuperó el sistema jubilatorio estatal; acabó con la ley de medios de la dictadura y produjo una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que es modelo en todo el mundo; siguió y sigue impulsando un modelo productivo que significa más trabajo y menos pobreza para los argentinos.
El 27 de octubre pasado, Néstor Kirchner murió. Y con su muerte encarnó un segundo momento bisagra de la Argentina. Ya no se trataba de un cambio de rumbo, sino de un cambio cualitativo. Néstor Kirchner ya no estaba –ya no está–, pero su mujer, la Presidenta, no quedó sola en la parada. El tercer protagonista de la historia, que siempre los acompañó, se hizo visible. Se reunió en la plaza y entró en una Casa Rosada que sentía como suya. Allí despidió a Kirchner y le mostró su solidaridad y su apoyo a Cristina pero, por sobre todas las cosas, dijo “presente”. Un “presente” que era para la Presidenta pero también para los otros, para los enemigos de siempre, los enemigos del pueblo.
Fue hace apenas un mes, pero el mensaje perdura. Cristina ya no tiene a Kirchner a su lado. A su lado, ahora –cada día, en cada acto–, están millones de compatriotas. Está el pueblo que defiende sus derechos.

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//09 de Noviembre, 2010

PERON, EVITA y NESTOR

por invitado a las 13:52, en Politica Nacional

Escribe Mirtha Muragua

A Néstor no se lo entierra, Se lo siembra, decía Hugo Chávez al llegar. 

Pensé en Evita que partió  para volver  en millones y entre ellos,  Néstor. 

Ambos se inmolaron. Evita en seis años. Néstor en siete.

Ambos eran dueños una mística flamígera. Nos es casual que los jóvenes tomen sus ejemplos.

Ambos provocaron amor y odio pero, lo que importa, es que  el  Pueblo los sintió propios.

A Evita no le perdonaron ser fiel a los de su clase y jugarse por ellos; no amoldarse al papel tradicionalmente asignado a la mujer, que la limita y margina de los grandes problemas. 

A Néstor no le perdonaron volver a ubicar a la política como la ciencia de todas ciencias, aquella que prevalece sobre las otras, rescatándola del desván donde se arrojan los trastos inútiles, al que la habían condenado los intereses económicos golpistas del 76 y lobystas en  los gobiernos democráticos.

A Evita la acusaban de fanática, a Perón de autoritario y a Néstor de confrontativo. 

Sin embargo, ellos  se dedicaron a resolver los conflictos creados por otros.

La subordinación  económica a Inglaterra, investigada y ventilada por FORJA, o al FMI denunciada por  Olmos, la descalificación y el aislamiento internacional por tener dictaduras genocidas o endeudamientos extremos, las enfermedades por falta de comida en la olla, la fragmentación del tejido social y sus violentas consecuencias, la derrota cultural que conlleva considerar a la educación un gasto y al individualismo una virtud, la desindustrialización que  condena al país a mero proveedor de materias primas, y a su población a estar de brazos cruzados, cuando todo esta por hacerse, fueron conflictos creados por los enemigos de los tres y que tanto Perón, Evita y Néstor tuvieron, por mandato popular, que confrontar para resolverlos.

Perón y Néstor, además de presidentes autoritarios, fueron acusados de populistas por quienes aman el statu quo de la ubicación privilegiada y el estado ausente. 

Ambos implementaron  la distribución de la renta nacional con criterios de racionalidad, buscando la igualdad de oportunidades para todos y compartieron su poder con el Pueblo en una dialéctica propia de los líderes.

Perón ante un pueblo políticamente virgen, excluido por los  eurocentristas; Kirchner  ante un pueblo desapoderado, engañado, desestimado y descreído.

Pero a Néstor hay otras cosas que no le perdonan: Haber sacudido el tronco, hasta hacer temblar las raíces, de las estructuras que a lo largo de la historia fueron montando para apartarnos de las decisiones sobre nuestro destino. 

El divorcio entre una dirigencia liberal laica y la jerarquía clerical fue superado por el golpe de Uriburu, dando lugar al Estado funcional a los adueñados de las tierras. 

Las Fuerzas Armadas se incorporaron así como un actor político trascendente hasta en  la llegada al poder de Perón, quien acentúo el espíritu industrialista  que animaba a los Savio, Mosconi, Baldrich… y sin embargo no pudo evitar que la cizaña liberal alineara a los mandos para derrocar a su gobierno impuesto por el voto popular.

Tampoco nosotros pudimos evitar que el partido militar instalara y derrocara gobiernos a pedido de los intereses económicos, con los que se asociaba por decisión  propia o cuando alguien golpeaba la puerta de sus cuarteles. 

Néstor Kirchner, que le devolvió a la jerarquía presidencial la autoridad perdida desde la muerte de Perón, también le devolvió a las Fuerzas Armadas la especificidad del manejo de los recursos militares de la Nación , quitándoles la ominosa tarea de ensuciarse las manos con sangre de compatriotas para preservar los privilegios económicos de unos pocos,  tarea a la que habían sido degradadas por  genocidas a los que la Justicia juzga otorgándoles las garantías del debido proceso, que ellos negaron a otros argentinos mientras sufríamos, por 1ª vez en la historia, la derrota militar a manos de Inglaterra.

El fin de la impunidad iniciada con los bombardeos a civiles en Plaza de Mayo en 1955 y pactada entre los militares golpistas del 76 y los gobiernos que les sucedieron, fue una decisión  política de Néstor Kirchner   trascendental, que pone fin  a décadas de inestabilidad institucional consolidando a la democracia como única forma de gobierno.

Las primigenias ideas de unidad suramericanas de San Martín y Bolívar, intentaron ser desarrolladas por el ABC pergeñado por Perón, en un contexto de post guerra que las interrumpió violentamente. 

Medio siglo después, es reconocido Kirchner por la  corajuda determinación  con la que en Mar del Plata,  sello la ansiada integración regional que  alejo al ALCA, la misma que amplio los objetivos del MERCOSUR y dio vida a la UNASUR , genuina y eficiente herramienta política del bloque, que lo nombro su Secretario Ejecutivo, lugar desde donde evito una guerra entre pueblos hermanos.

Perón y Evita  con su entrega nos legaron un Movimiento de Liberación Nacional, en cuya identidad pudimos reconocernos, libar en su doctrina, buscarnos, resistir y reagruparnos, pero después de tantos años de  extravío y debilidad, fue Néstor quien rescato los altos ideales del peronismo y los inculco en los mas jóvenes a fuerza de trabajo, ejemplaridad y convicciones sólidas, intactas, profundas.

Evita, Perón y Néstor fueron agraviados y descalificados por las corporaciones y sus voceros mediáticos y burócratas. 

El Pueblo que desoyéndolos celebro su presente y los doscientos años de la Patria , reapareció para llorar la muerte de Néstor temprana, injusta, deseada por los mismos que vivaron el cáncer de Evita.

Apareció para ubicarlo a Néstor Kirchner en el Olimpo donde están Perón y Evita.

Donde al decir de los curas de los pobres: el Pueblo reafirma su fe en ellos, da por sentada la infalibilidad de sus procederes para defender los intereses de la Patria y proyecta sus esperanzas de triunfo.

Apareció desde todos los rincones del país como en aquel 17 de Octubre,  para rodear a Cristina su amada Compañera, la Presidente Coraje , con fervoroso y leal amor mientras que  con infinito dolor ubicaba a Néstor en el Olimpo, donde al decir del Secretario General de la CGT  están Evita y Perón.

Mientras que a los otros, a los mediocres, a los ausentes, a los presentes solo por protocolo, a los farsantes, a los rapaces que claman nuestra claudicación  les esta  reservado el repudio y el olvido.

A nosotros,  integrantes del colectivo del Pensamiento Nacional y Popular, nos queda el mandato de sumar y sumar voluntades, de organizarnos sin sectarismos para continuar la ciclópea tarea de lograr la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Patria.

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//19 de Octubre, 2010

El gabinete del Sr. Cobos

por invitado a las 01:42, en Politica Nacional

Escribe Mempo Giardenelli

De regreso de Frankfurt, en el vuelo, una pesadilla me dejó un horrible sabor de boca. Y si ahora debo compartirla con los lectores es porque ayer mismo la realidad me hizo pensar que podía suceder. Imagínense: ¿Qué sería de este país si por azares del destino el Sr. Julio Cleto Cobos deviniera presidente de la República?

No tiene sentido conjeturar razones para semejante advenimiento, siendo que toda especulación sería ofensiva e inoportuna. Porque tenemos una Presidenta en ejercicio, que conduce esta nación con todos los atributos de la Constitución y la democracia. Y gusten más o gusten menos su estilo y sus decisiones, su figura es incuestionable.

Sin embargo, en mi sueño, y no sé por qué extraña razón (esos enigmas son “naturales” en el mundo onírico), de pronto asumía la primera magistratura el Sr. Cobos, ruidosamente celebrado por no pocos cretinos, resentidos o confundidos, y por muchas almas inocentes pero con poco cerebro, de esas que en la Argentina siempre se quejan a destiempo, no saben de qué se quejan o se encolumnan detrás de oportunos quejosos profesionales.

Tras mucho dudar acerca de la conveniencia de escribir o no este texto de ciencia ficción política, aquí les cuento el escenario que vislumbré a diez mil metros de altura.

El actual vicepresidente asumía el cargo aplaudido por la horda de odiadores que pulula hoy en los medios hegemónicos. Sólo unos pocos desubicados recordábamos, inútilmente, que el hombre llegaba como producto del más grave error político del Sr. Néstor Kirchner, pero eso ya no tenía importancia. Lo que sí la tenía era que en el sueño el Sr. Cobos se rodeaba de los más competentes, lúcidos, éticos y patrióticos políticos de este país.

Su ministro del Interior era el señor Eduardo Duhalde y en Economía hacían cola para ser designados los señores López Murphy, Broda, Redrado e incluso el siempre disponible Sr. Domingo Felipe Cavallo. Todos ellos decididos a cancelar rápidamente y por decreto el 82 por ciento móvil. También, y con la misma velocidad, se restablecían las AFJP, se anulaban completa y absolutamente la Ley de Medios, la Asignación Universal por Hjo y la de Matrimonio Igualitario, y por supuesto se eliminaban todas las retenciones agropecuarias.

El crecimiento económico autónomo que la Argentina viene teniendo era detenido abruptamente gracias al asesoramiento del FMI, benemérita institución que nuevamente se constituía en monitora de nuestro destino. Concomitantemente se amputaba la inversión educativa, se reducían los salarios en un 13 por ciento y los maestros volvían a cobrar 300 pesos mensuales.

Obviamente se iba al demonio la política de Defensa que ha democratizado a las Fuerzas Armadas, y eso por decisión del nuevo ministro, no recuerdo si el inagotable Sr. Jaunarena o Rosendo Fraga. Lo seguro es que se terminaban las políticas de derechos humanos, y las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo comenzaban a ser vituperadas nuevamente, algunas perseguidas o encarceladas. La ex ESMA era puesta en manos de la señora Cecilia Pando y sus amigos, que preparaban la “restauración a sus mandos naturales”. Y como el Ministerio de Justicia quedaba a cargo de un jurista radical, se disponía la rápida suspensión de todos los juicios por la Verdad, y se amnistiaba a los dictadores Videla, Bussi y Menéndez por razones humanitarias.

La Memoria pasaba a ser una mala palabra, porque todos estaban “hartos” de ella, siguiendo los nuevos postulados del señor Lanata y otros ilustres comunicadores.

El gabinete del Sr. Cobos se completaba con gente inmediatamente aprobada por los diarios La Nación y Clarín, y ocupaban sus puestos la Sra. Beatriz Sarlo en la Secretaría de Cultura de la Nación y Abel Posse en Educación o en Relaciones Exteriores (eso faltaba definirlo porque también eran candidatas a esos puestos las señoras Elisa Carrió y Patricia Bullrich). El voto definidor lo iba a tener el cardenal Bergoglio.

El Ministerio de Agricultura era disputado por los señores Biolcatti, Llambías, Buzzi y el refinado dirigente entrerriano señor De Angelis. En otros puestos Cobos designaba a gente de ética acrisolada como los señores Duhalde, Macri y De Narváez, todos asesorados por el Sr. Luis Barrionuevo. Y el Canal 7 acababa su prédica disolvente con el arribo de Nelson Castro a la dirección, secundado en el directorio por inobjetables demócratas como Mariano Grondona, Mirtha Legrand, Susana Giménez, Eduardo Van der Koy y Joaquín Morales Solá.

Claro que de inmediato en alguna plaza se manifestaban los señores D’Elía, Pérsico y Hebe de Bonafini, pero los piquetes que organizaban eran brutalmente reprimidos, mientras dirigentes sociales como Pino Solanas o Víctor de Gennaro balbuceaban tardías autocríticas. En cuanto a la izquierda y el trostkismo, inexorablemente se subdividían en ortodoxos y traidores.

¿Exagero? Ojalá. ¿Que este texto es apocalíptico? Sí, pero tanto como la realidad argentina sabe y puede serlo.

Desperté horrorizado. No soy amigo de la Presidenta, pero si la veo le voy a rogar que viaje menos. Que se cuide más. Que vele por su salud. Y que prevea formas de preservación del rumbo que hoy tiene la Argentina. Porque sin dejar de reconocer las muchas desprolijidades y acciones reprochables de su gobierno –que tanto me fastidia a veces y al que a muchos como yo nos resulta tan difícil defender– hay un rumbo diferente en estos años, una esperanza que esta maldita pesadilla vino a empañar. Porque si acaso la República pasara a ser gobernada por un muerto político como el vicepresidente, de flaca dignidad y viscosa ideología, a mí me corre un frío por la espalda de sólo imaginarlo.

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//09 de Octubre, 2010

El FMI aprieta y se queja porque Argentina lo deja afuera

por invitado a las 16:43, en Politica Nacional

Escribe Cristian Carrillo

El FMI amenazo con sanciones a la Argentina si no acepta las revisiones periódicas a su economia

El Fondo Monetario Internacional (FMI) volvió a presionar a la Argentina para que acepte revisiones de sus cuentas públicas. El vicejefe del FMI, John Lipsky, amenazó ayer con sanciones al país si no adhiere al artículo cuarto, el cual plantea ese tipo de monitoreos. El Gobierno no permite intervenciones en la política económica doméstica desde que canceló anticipadamente y en efectivo el total de su deuda con el organismo. Pero el Fondo, que tras el desplome financiero internacional quedó en una situación de evidente debilidad y descrédito por su incapacidad de adaptarse a un nuevo contexto post-crisis, intenta ahora recuperar protagonismo. En los países que quedaron más vulnerables por la crisis logró imponer sus viejas recetas de ajuste. Con la Argentina no puede hacer lo mismo, debido a que el país logró sobrepasar el vendaval sin demasiadas dificultades y siguiendo una política exactamente contraria a la recomendada por el Fondo. Éste, sin embargo, volvió a la carga exigiendo las revisiones obligatorias del artículo cuarto. El cruce reaparece horas antes de que comience la reunión anual del Fondo y el Banco Mundial, que se realizará a partir de hoy en Washington.

El equipo económico viajó a Washington para participar en la asamblea de ambos organismos. Los funcionarios arriban en un clima hostil para la Argentina, sobre todo teniendo en cuenta que la discusión de este año volverá a ser la representatividad de los emergentes en el FMI. Primero el Fondo difunde un informe en el que pone en duda las estadísticas oficiales. Luego el número dos de la entidad alertó sobre posibles sanciones si no acepta las revisiones que establece el artículo cuarto del FMI. Fuentes oficiales descartaron la posibilidad de reprimendas. “La membresía del Fondo implica obligaciones entre las cuales están las consultas. Esta es una obligación hacia los otros miembros, no hacia el staff. Por lo tanto, éste es un tema que deberá ser abordado por los miembros en sus discusiones”, dijo Lipsky.

La última auditoría del organismo fue en septiembre de 2006. Luego el país canceló toda su deuda con el Fondo utilizando su excedente de reservas internacionales. La operación no buscó una ventaja financiera sino un claro gesto político, tal como hizo meses después la administración Lula da Silva. Esa cancelación anticipada permitió al país librarse de las recetas de ajuste a las que se obligaba con cada acuerdo de refinanciación de la deuda con el FMI. Desde 2007 a la fecha, el Gobierno se resiste sistemáticamente a que el Fondo audite las cuentas del país. Desde el Palacio de Hacienda incluso reconocían que hay lugar para un acercamiento si el organismo da señales de cambio, algo con lo que se especuló a partir del arribo de Dominique Strauss-Kahn al frente del FMI.

“Todos estamos esperando que la Argentina se sume al grupo de países que tienen relaciones normales y consultas regulares con el Fondo. Además, como miembro del G-20, también aceptó la obligación implícita de revisiones financieras cada cinco años”, dijo Lipsky. Los dichos del ex vicepresidente del JP Morgan Investment Bank surgen en respuesta a la negativa del Gobierno de aceptar la injerencia del Fondo en la negociación de la deuda con los acreedores del Club de París. El requisito de un acuerdo previo de ajuste estructural con el Fondo tiene que ver con las necesidades financieras de los países deudores, no obstante la Argentina no tiene previsto tomar un préstamo del FMI para esta operación.

Como miembro del Fondo, el país tiene obligación de permitir auditorías de sus cuentas. “No está en discusión si se aceptan o no las revisiones, sino cómo se realizan. Los representantes del FMI no necesitan venir en las habituales misiones en las que se reúnen con economistas de la city y montan un show en torno de eso”, explicó el titular de la Comisión Nacional de Valores (CNV), Alejandro Vanoli. El funcionario sostuvo que la obligación pasa porque el país remita los datos que se le solicitan en materia de sector externo. “Pero el Fondo tiene una segunda intencionalidad: mostrar a la Argentina como el mal alumno de la clase por no acatar sus reglas”, agregó Vanoli. Sin embargo el país obtuvo mejores notas que los alumnos más aplicados. Esto es lo que más molesta al FMI, porque ya no puede tener injerencia en la política interna argentina.

La aplicación del artículo cuarto no es el problema; el hecho de que el propio Fondo no cumpla con él, sí. “Los principios respetarán el ordenamiento sociopolítico de los países miembro y en la aplicación de los mismos el Fondo tendrá debidamente en cuenta las circunstancias de los socios”, señala el texto de ese artículo. El FMI, en cambio, continúa con sus recetas únicas para cualquier país que muestre dificultades.

Fuentes gubernamentales desestimaron las amenazas de Lipsky. “No creemos que haya sanciones, son sólo presiones”, manifestó un colaborador de la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, quien también integra el equipo económico que se encuentra en la capital estadounidense. De todos modos, admite que existe el riesgo de que el país pierda un lugar en el directorio del Fondo. Este año, los emergentes reflotarán el pedido de tener el 50 por ciento de representatividad dentro del organismo. El directorio tiene veinte lugares. Estados Unidos sólo está dispuesto a ceder uno, y Europa nada.

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//19 de Septiembre, 2010

Teoría y práctica de la politica económica peronista

por invitado a las 23:11, en General

Escribe Eric Calcagno
Quizás haya que reconocer, junto con los múltiples críticos de los movimientos populares, que las políticas económicas de los gobiernos peronistas se han caracterizado mucho más por el avance en el campo de lo concreto, la modificación –para bien o para mal– de las estructuras materiales de la sociedad argentina, que por una teorización sistemática y acabada de objetivos e instrumentos en cada momento histórico. Tal vez porque en el peronismo ha primado siempre la cultura del resultado: no decimos “¿qué hacer?”, sino que lo hacemos. Habrá que rastrear tal vez en los orígenes fundacionales: un general busca ganar batallas, no comentarlas. Nuestro General las ganaba, y casi todas: la política, la económica, la social, la cultural… aunque no siempre en el mismo momento. Ojalá sea designio de la propia historia, que nos configura al mismo tiempo que la transformamos, que ésta sea la oportunidad para que los herederos del General podamos establecer nuestra política en las medidas económicas que hagan una sociedad más justa, que no admitirá retrocesos si los valores que defendemos están incorporados al acervo cultural común.
Es mejor construir sobre las bases materiales de la producción, la distribución, el consumo, entendidas como facetas de una misma unidad, para nada lineales ni separadas, que lanzar sobre el papel los principales ejes de la economía, lo cual en el proyecto nacional aparece como un ejercicio necesario pero limitado. Debe –quizás– entenderse lo que sigue como un punto de partida, como un estado de situación en un momento dado de la historia argentina; jamás como un comentario, ojalá como una guía, con la esperanza que la reflexión sirva para análisis de los intelectuales e inspiración de los cuadros, tanto como para arsenal de los militantes.
Estrategia económica realista. No debe amedrentar, ni al escribiente ni al lector, hablar de poder. De eso se trata. Cómo se obtiene, cómo se utiliza, qué se hace, son algunos de los elementos que permiten distinguir entre dictaduras y democracias, entre oligarquías y proyectos populares. El sistema de acumulación de poder llama a la estrategia, y de ella nos vamos a ocupar en primer término.
En efecto, la estrategia consiste en la conducción y la realización de un modelo por los mejores medios; recibe su inspiración y sus fines de la política, y se apoya sobre la habilidad táctica. Debe combinar todos los elementos del poder para lograr sus fines y tener una clara noción de la realidad y de la relación de fuerzas que se enfrenta. De lo contrario, podemos naufragar en un idealismo que no es más que considerar las personas y las cosas, así como las relaciones que las regulan, cómo queremos que sean más que cómo son. Es lo que Freud llamaba una ilusión: un error con deseo.
Desde el punto de vista nacional y popular, la elaboración de una estrategia económica debe estar tan alejada de la quimera como del conformismo: hay demasiadas cosas en juego. La enunciación de quimeras pertenece al género de la política o economía-ficción, loable en cuanto aspiración y a veces admirable como literatura, pero ineficaz como concreción; en sentido inverso, proyectar la continuidad lisa y llana de un presente que aún tiene rasgos de injusticia, es prueba de mediocridad, servilismo o complicidad. Ni la quimera ni la continuidad constituyen una estrategia económica aceptable. Con esa perspectiva, la estrategia es la carta de navegación que permite arribar al puerto deseado; pero no sólo es necesario un rumbo, sino también los medios que permitan llegar.
El Proyecto Nacional en ejecución parte de la base de que es posible aplicar una estrategia de defensa del interés nacional y del bienestar popular; no es demagogia ni mitología, sino realismo político. Pretender que se adopten políticas que defiendan los intereses de la Nación y de su población, no representa un desvarío voluntarista. Sólo que para que se realice deben cumplirse varios requisitos.
Una estrategia económica nacional debe comenzar por una estrategia del poder. Para que deje de ser una abstracción académica y se convierta en un instrumento de acción, es indispensable que el gobierno elabore y aplique un Proyecto Nacional y ejerza potestad o influencia sobre ciertas áreas clave de la economía. Las relaciones entre política y economía, en nuestros días, rememoran la polémica clásica del siglo XVII donde brillaron Pascal y Spinoza, acerca de la fuerza y de la justicia. Una justicia sin fuerza es impotente; una fuerza sin justicia es tiránica, decían ellos; un proyecto nacional sin una política económica efectiva no es viable; una economía sin proyecto nacional es la crisis permanente.
El primer ámbito es el de la economía real. En cuanto a su funcionamiento, es indispensable el ejercicio de la potestad estatal sobre los servicios públicos, que implica, según los casos y la evaluación que se haga, mayor supervisión, control, regulación o propiedad. También debe compatibilizarse la acción empresaria extranjera con el interés nacional argentino, mediante políticas crediticias, monetarias, arancelarias, fiscales y de regulación. Al mismo tiempo, el Gobierno Nacional deberá afirmar su autoridad sobre el sector financiero y, en particular, sobre el Banco Central. Ya se realizó una reforma fundamental que fue la estatización del sistema jubilatorio. Estas reformas son las que habilitan la recuperación de un Estado capaz de ser el instrumento de transformación económica.
Es importante aclarar este punto, ya que aquellos que predican “estados mínimos” son los que más introdujeron al Estado en la vida social argentina, ya sea con la violencia sin límites del gobierno militar, ya sea con la aplicación terminal de la convertibilidad. Nosotros consideramos que al carecer los movimientos políticos nacionales y populares de rentas financieras o agrarias propias, ni aceptar ser los socios locales y menores de imperios empresarios, es el Estado el único instrumento de transformación económica que tenemos, así como son las elecciones el único modo de acceso al gobierno político del Estado que deseamos.
Estado y gobierno. En el Proyecto Nacional, encaramos el doble desafío, entonces, de transformar el instrumento de cambio al mismo tiempo que transformamos la sociedad. Debe perfeccionarse su funcionamiento, que adolece de graves deficiencias, sobre todo después de la ola neoliberal (1976-2001). Vemos que no se trata entonces de una situación ideal del Estado, que a todos sirve por igual, sino que en su misma conformación histórica, en sus atribuciones y en sus funciones –y en la modalidad como las ejerce– nos va la política. El Estado siempre interviene, jamás es neutro –jamás lo fue–. Reconocer este hecho no significa partidizarlo, pero tampoco ignorarlo. Con la oleada neoliberal habían desaparecido las empresas públicas y ministerios, como obras públicas o planificación. Sin prospectiva, un Estado (más aún: una empresa) es ciego. En esa acción política de primera magnitud la estrategia es la recuperación de la soberanía, que, a su vez, es posible por el desligamiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) realizado en diciembre de 2005, así como por la política de desendeudamiento. El FMI ya no dicta más nuestra política económica.
El Estado tiene como función la salvaguarda de los bienes permanentes de una Nación, que, entre otros, son la defensa de la soberanía nacional, el mantenimiento de la democracia, la vigencia del orden dentro del derecho, el desarrollo económico y la justicia social. A su vez, el Gobierno debe asegurar el cumplimiento de esos objetivos, para lo cual administra y hace política. Más aún: hay que crear política donde antes no la había. Plantear la política es plantear los problemas: ninguna injusticia es más duradera que la que permanece en silencio (de allí la importancia de los medios de comunicación…). Reconocer y resolver un problema no es ser conflictivo, sino ejercer los derechos políticos ciudadanos, desde la militancia, y conducir el Estado en esa dirección cuando se ejerce el liderazgo. Aparicio Saravia decía: “la Patria es la dignidad arriba y el regocijo abajo”.

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//17 de Agosto, 2010

Carta abierta a Grobocopatel

por invitado a las 08:36, en Politica Nacional

Por Aldo Ferrer *

A raíz de la polémica que vienen sosteniendo a través de Página/12 el escritor Mempo Giardinelli y el empresario sojero Gustavo Grobocopatel sobre la cuestión social del agro y su responsabilidad en la protección del medio ambiente, empiezan a surgir otras voces que se suman al debate. Aquí, la del economista Aldo Ferrer.
Estimado Gustavo:
Recordarás que, hace algún tiempo, con nuestro común amigo Bernardo Kosakoff, publicamos un artículo, en co-autoría, sobre el papel de la cadena agroindustrial en la economía y la sociedad argentinas. En estos días he leído un intercambio de cartas abiertas que mantuviste, con Mempo Giardinelli, sobre las mismas cuestiones y no resisto la tentación de entrometerme para señalar algunos puntos. El intercambio es muy rico y esclarecedor sobre cuestiones fundamentales, como la protección del medio ambiente y los recursos naturales y la cuestión social en el agro. Al mismo tiempo, creo que el análisis debe ubicarse en el contexto más amplio del desarrollo de toda la economía nacional en su inmenso territorio y su posicionamiento en el orden mundial. Concentraré mi comentario en la cuestión de las retenciones, que es crucial en el tratamiento del tema.
Decís en tu carta: “Las retenciones son anti-Chaco, anti-desarrollo rural, anti-equidad”. No es así, por múltiples razones. No se puede hablar de retenciones sin referirlas al tipo de cambio. Es como tratar de contar la historia de Hamlet sin el príncipe de Dinamarca. Desvincular las retenciones del tipo de cambio no es sólo una insuficiencia de tu afirmación, sino una falta generalizada en todo el debate sobre la materia. La consecuencia es que el problema se reduce a su impacto en la distribución del ingreso. En mi intervención en las comisiones de Agricultura y Hacienda de la Cámara de Diputados de la Nación, durante el tratamiento de la resolución 125, destaqué que el debate se limita a ese aspecto distributivo cuando, en realidad, lo que está en juego es la estructura productiva y el desarrollo económico.
Las retenciones tienen un efecto fiscal y desvinculan los precios internos de los alimentos exportables de los precios externos. Pero estos objetivos podrían alcanzarse, en principio, por otros medios. Para el único fin para el cual las retenciones son insustituibles es para establecer tipos de cambio diferenciales, que es lo que realmente importa para la competitividad de toda la producción interna sujeta a la competencia internacional, en toda la amplitud del territorio nacional y sus regiones.
La necesidad de las retenciones surge del hecho de que los precios de los productos agropecuarios respecto de las manufacturas industriales son distintos de los precios relativos de los mismos bienes en el mercado mundial. Es decir, las retenciones permiten resolver el hecho de que, por ejemplo, la producción de soja es internacionalmente competitiva con un tipo de cambio, digamos, de dos pesos por dólar y, la de maquinaria agrícola, de cuatro. Los tipos de cambio “diferenciales” reflejan las condiciones de rentabilidad de la producción primaria y las manufacturas industriales. La brecha, es decir, las retenciones, no es estrictamente un impuesto sobre la producción primaria, sino un instrumento de la política económica. El mismo genera un ingreso fiscal cuya aplicación debe resolverse en el presupuesto nacional, conforme al trámite constitucional de su aprobación y ejecución.
La asimetría entre los precios relativos internos e internacionales no es un problema exclusivamente argentino. La causa radica en razones propias de cada realidad nacional. Entre ellas, los recursos naturales, nivel tecnológico, productividad y organización de los mercados. En la Argentina inciden, entre otros factores, la excepcional dotación de los recursos naturales y los factores que históricamente condicionaron el desarrollo del agro y la industria. Todos los países utilizan un arsenal de instrumentos (aranceles, subsidios, tipos de cambio diferenciales, etc.) para “administrar” el impacto de los precios internacionales sobre las realidades internas, con vistas a defender los intereses “nacionales”. En la Unión Europea, por ejemplo, sucede a la inversa que en nuestro país: las manufacturas industriales son relativamente más baratas que los productos agropecuarios. En consecuencia, se subsidia la producción agropecuaria, lo cual insume la mayor parte de los recursos comunitarios. Si no lo hiciera, desaparecería la actividad rural bajo el impacto de las importaciones, situación inadmisible por razones, entre otras, de seguridad alimentaria y equilibrio social.
¿Cuáles serían las consecuencias de unificar el tipo de cambio para eliminar las retenciones? En nuestro ejemplo, si el tipo de cambio fuera el mismo, dos o cuatro por dólar, tanto para la soja como para la maquinaria agrícola, en el primer caso (dos por dólar) desaparecerían la producción de la segunda y gran parte de la industria manufacturera, sustituida por importaciones. Las consecuencias serían un desempleo masivo, aumento de importaciones, déficit en el comercio internacional, aumento inicial de la deuda externa y, finalmente, el colapso del sistema. En el segundo caso (cuatro por dólar), se produciría una extraordinaria transferencia de ingresos a la producción primaria, el aumento de los precios internos y el desborde inflacionario. En las palabras de Marcelo Diamand, en la actualidad, dada nuestra “estructura productiva desequilibrada”, es inviable la unificación del tipo de cambio para toda la producción sujeta a la competencia internacional. Unificar el tipo de cambio traslada los precios relativos internos a los internacionales, con lo cual el campo se convierte en un apéndice del mercado mundial en vez del rol que le corresponde como sector fundamental de un sistema económico nacional, condición necesaria del desarrollo de cualquier país.
¿Por qué es preciso, simultáneamente, tener mucho campo, mucha industria y mucho desarrollo regional? ¿Por qué es necesaria la rentabilidad de toda la producción sujeta a la competencia internacional? Por la sencilla razón de que la cadena agroindustrial (incluyendo todos sus insumos de bienes y servicios provenientes del resto de la economía nacional) genera 1/3 del empleo y, por lo tanto, es inviable una economía, próspera de pleno empleo, limitada a su producción primaria, por mayor que sea la agregación de valor y tecnología al complejo agroindustrial. En otros términos, no es viable una economía nacional reducida a ser el “granero” ni, tampoco, la “góndola” del mundo. Sólo con esto nos sobra la mitad de la población. Por otra parte, la ciencia y la tecnología son el motor del desarrollo de las sociedades modernas y, para desplegarlas, es indispensable una estructura productiva diversificada y compleja que incluya, desde la producción primaria con alto valor agregado, a las manufacturas que son portadoras de los conocimientos de frontera.
Si se alcanza el convencimiento compartido sobre la estructura productiva necesaria y posible, se abandona la discusión de las retenciones como un problema reducido a la distribución del ingreso. Se plantean entonces dos cuestiones centrales. Por una parte, el tipo de cambio que maximice la competitividad de toda la producción nacional sujeta a la competencia internacional. Es decir, el tipo de cambio de equilibrio desarrollista. Por la otra, el nivel de las retenciones compatibles con la rentabilidad de la producción primaria e industrial, tomando en cuenta los cambios permanentes en las condiciones determinantes de costos y otras variables relevantes. Las retenciones deben ser “flexibles” y tomar nota de tales cambios. Al mismo tiempo, deben aplicarse de la manera más sencilla posible. Por ejemplo, la comprensible demanda del ruralismo integrado por pequeños y medianos productores de recibir un trato preferente es, probablemente, difícil de cumplir con retenciones distintas conforme al tamaño de las explotaciones o la distancia a los puertos y centros de consumo. Otros medios pueden ser utilizados con más eficacia para los mismos fines.
Es necesario referir los problemas señalados en el intercambio de cartas comentado al desarrollo nacional. Vale decir, el pleno despliegue del potencial, la gobernabilidad, la libertad de maniobra en un mundo inestable, la inclusión social, factores todos que, en definitiva, son esenciales para la prosperidad del campo, de la industria, las regiones, el capital y el trabajo, y para proteger la naturaleza y el medio ambiente. Para contribuir a tal fin es indispensable aclarar, de una vez por todas, qué son y para qué sirven las retenciones.

* Economista del Plan Fénix.
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//12 de Agosto, 2010

Magnetto, el gran patrón de la oposición

por invitado a las 03:40, en Politica Nacional

Por Daniel Cecchini 
 
En los últimos diez días, lo que era un secreto a voces salió a la luz con la potencia de lo innegable: la agenda y las candidaturas de gran parte de la oposición política se resuelven en las sedes de las grandes corporaciones e, incluso, en la intimidad de las casas de sus hombres más poderosos. La reunión que convocó a Eduardo Duhalde, Carlos Reutemann, Felipe Solá, Francisco De Narváez y Mauricio Macri en uno de los departamentos de Héctor Magnetto no llegó a la obscenidad de la foto que, una semana antes, había mostrado a los 12 variopintos apóstoles en el predio de la Rural, pero reveló sin medias tintas quién maneja los hilos de la pelea contra el kirchnerismo con vistas a las elecciones del año próximo.
No era la primera vez que estos cuatro dirigentes del peronismo disidente y el jefe de Gobierno porteño se reunían –hasta entonces en secreto– convocados por el CEO de Clarín, y que el tema central del encuentro del martes fue comenzar a definir la candidatura del sector. Al día siguiente, Magnetto volvió a asumir el papel de líder opositor durante el almuerzo realizado en la Unión Industrial Argentina, donde compartió la mesa con los principales dirigentes de esa entidad y de la poderosa Asociación Empresaria Argentina, que le responde. Allí, el jefe del multimedios trató de mostrar un frente empresario parado en la vereda de enfrente del Gobierno para reclamar una “seguridad jurídica” que, para los grupos económicos más concentrados, significa lo mismo que las “retenciones cero” que reclaman el presidente de la Sociedad Rural, Hugo Biolcati, y su comparsa campestre: todo para mí, nada para vos.

Una noche en la Recoleta. La filtración a la prensa de la comida del martes a la noche en el departamento que Magnetto tiene en Alvear y Cerrito, lindero con la Embajada de Brasil, fue deliberada. No se debió a un descuido de los participantes, sino que tuvo una clara intención: mostrar al CEO de Clarín por encima de las principales cabezas de la oposición política, oficiando de estratega y, también, de mediador entre ellos. “Esas reuniones son una rutina, sólo que ahora las quieren mostrar. Estos mismos dirigentes también se han reunido con José Aranda (miembro del directorio del monopolio). Son socios políticos de Clarín. Y Macri, aunque no pertenece al peronismo federal, es parte de las reuniones desde siempre”, dijo a Miradas al Sur un dirigente de ese espacio que pidió reserva de su nombre. “El problema es que no tienen candidato y están preocupados por eso. Se les cayó Reutemann; Solá es imposible que llegue y lo mismo pasa con Duhalde. En las cuentas que hacen, hoy ven que la disputa está entre alguno de los Kirchner y Alfonsín. Y piensan que con la economía en crecimiento las posibilidades de que ganen los Kirchner son muy grandes”, agregó.
“La reunión del martes tuvo una agenda bien definida –confirmó a Miradas al Sur un hombre de confianza de Felipe Solá–”. Primero que nada querían definir de una vez por todas si Reutemann, que era el candidato que todos querían, iba a ir o no. Eso ya está, no va a ser. El otro tema que se discutió fue si les convenía dar la pelea en una interna del PJ o por afuera, y la opinión que predominó fue la de competir por afuera. Macri, por ahora, quedó afuera de todo. No va a participar de una interna dentro del peronismo federal”. Avanzada la noche, Eduardo Duhalde llegó a tirar un esbozo de equipo de gobierno en caso de ser candidato: “(Roberto) Lavagna sería jefe de gabinete y Jorge Sarghini (diputado duhaldista), ministro de Economía. El nombre de Lavagna sería una garantía para la UIA, donde es muy respetado”, dijo a Miradas al Sur una fuente del duhaldismo.

Cuestión de números. Los comensales del martes a la noche no dejaron de repasar las encuestas, que en los últimos tiempos vienen mostrando un escenario bastante complicado para la oposición en general y, particularmente, para el peronismo disidente. El último sondeo de Enrique Zuleta Puceiro señala que el 47 por ciento de los consultados opina que en 2011 ganará el oficialismo, en tanto que sólo el 31 por ciento piensa que podría ganar un candidato opositor. Pero el dato más relevante es otro: el 57 por ciento cree que a la oposición le falta capacidad para gobernar. El diagnóstico de Ipsos Mora y Araujo va en el mismo sentido: “La consolidación de la recuperación oficialista parece impulsada por la mejora en las expectativas económicas y el vacío de liderazgo de la oposición. El sostenido aumento de la aprobación pública del desempeño presidencial es concomitante con la caída en las expectativa negativas sobre el país y sobre la situación económica. Asimismo, el fortalecimiento del posicionamiento oficialista coincide con la persistente falta de liderazgo en la oposición”, dice. Y agrega: “Un tercio de la opinión pública no identifica a ningún dirigente como líder de la oposición y los dos tercios restantes dividen sus adhesiones de manera extremadamente pareja”. En otras palabras, cualquier candidato del oficialismo –Cristina o Néstor Kirchner– podría ganar en primera vuelta y, en caso de no lograrlo, podría hacerlo en el ballottage.
Esta falta de liderazgos claros en la oposición habría sido una de las razones por las cuales Magnetto decidió salir de las sombras y mostrarse como el gran armador. Y la razón última de la filtración de la reunión a la prensa, una jugada que no cayó bien entre los otros participantes del encuentro. Quien más mostró su desagrado fue Felipe Solá: “Resulta que ahora tengo que explicar por qué voy a cenar con Magnetto. No voy a pisar el palito de la inquisición que divide entre buenos y malos. Es ofensivo que piensen que recibo instrucciones porque insultan mi inteligencia. A mí no me mandonea nadie”, se defendió y después –como si se tratara de señalar a algún compañerito de escuela ante la maestra– dijo que Magnetto no sólo se había reunido con ellos, sino también con Ricardo Alfonsín.

El gran dinosaurio. La jugada de Magnetto tuvo como efecto secundario desplazar del centro de la escena opositora a Hugo Biolcati, un lugar que había ganado a caballo de la exposición de la Rural. El armado de la foto de los 12 apóstoles tuvo, para algunos ojos complacientes, el efecto de mostrarlo en una posición de liderazgo, que quedó rápidamente desdibujada después de la precariedad del discurso inaugural. La falta de autocrítica y las reiteradas alusiones al país del Centenario – granero del mundo– como si se tratara del paraíso perdido, no cayeron bien entre los industriales y provocaron preocupación en muchos de los dirigentes políticos que lo acompañaron en la movida ruralista.
Además de ignorar que las desigualdades sociales y la distribución de la riqueza del país del Centenario eran abismalmente mayores que las actuales, a la hora de repartir culpas por los graves problemas de desarrollo de la Argentina negó lo evidente: que fue la institución que él comanda –con sus socios políticos y militares– la responsable principal de haber aplicado un modelo destinado al fracaso. Fue más lejos aún, en la tergiversación de la historia, cuando comparó a la Argentina con otros países que estaban en la misma posición agroexportadora a comienzos del siglo pasado. Omitió decir que el modelo argentino no pudo desarrollarse hacia la modernidad por la resistencia de la Sociedad Rural a distribuir parte de la tierra entre los inmigrantes, como sí lo hicieron Australia y Canadá y eso fue la base de su desarrollo.
Así las cosas, si algo hay que agradecerle a Magnetto –y también a Biolcati– es haber contribuido, en estos últimos días, a clarificar el tablero político de la Argentina: ya se sabe quiénes manejan los hilos de gran parte de eso que hoy los grandes medios llaman “la oposición”.

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//16 de Julio, 2010

Bergoglio, mariscal de los cielos

por invitado a las 04:44, en General

Escribe Gabriel Bencivengo

El obispo convocó a una marcha sobre el Congreso en alianza con procesistas y menemistas.
 
La posición del Episcopado frente a temas como el divorcio y el proyecto aprobado en Diputados para instaurar el matrimonio entre personas de un mismo sexo es conocida y sus reacciones, previsibles. Tampoco debería sorprender la postura belicosa del arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, quien no dudó en definir como “una guerra de Dios” la cruzada que lo ocupa por estos días, tras su impreciso y frustrado proyecto de darle coherencia a un frente político que sirva de oposición al gobierno nacional.
“No se trata de una simple lucha política, es la pretensión destructiva al plan de Dios”, adoctrinó Bergoglio en una carta dirigida a los integrantes de la Orden de los Carmelitas Descalzos, horas antes de que un grupo de legisladores, a las apuradas y bajo presión, redactara y diera dictamen al proyecto de “unión civil” que reemplazó la “movida del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios”, según calificó Bergoglio el proyecto por el matrimonio gay en la misiva que publicó el Boletín Eclesiástico.
Los discursos y las apelaciones de Bergoglio, sin duda, ruborizan a muchos sacerdotes y comunidades que integran la Iglesia Católica y se esfuerzan, al igual que muchos laicos, por revertir la pesada herencia social que, con la complicidad de la inmensa mayoría del Episcopado, dejó la dictadura cívico-militar que arrasó el tejido económico, político y cultural del país. Ni qué hablar del rechazo que produce entre quienes adhieren, desde el seno mismo de la Iglesia, al Concilio del Vaticano II y a la reflexiones de la Segunda Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, realizada en Medellín en 1968.
Ausente de tales cuestiones, horas después de su mensaje a la Orden de los Carmelitas Descalzos, Bergoglio redobló la apuesta y, jesuita al fin, se puso al frente de los soldados de Dios para convocar, a través del Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal, a una marcha sobre el Congreso para el martes pasado. Tras definir el matrimonio heterosexual como un “bien de la humanidad”, les ordenó a párrocos, rectores de colegios católicos y capellanes que faciliten los medios para la concentración, punto culminante de una estrategia que pretende replicar ese mismo día en las diócesis de todo el país con sus respectivos obispos a la cabeza.
En los hechos, Bergoglio no hizo más que reiterar, esta vez con un lenguaje bélico, lo que sostuvo durante el Tedeum paralelo que ofició en la Catedral Metropolitana el 25 de Mayo pasado. En esa ocasión, escudado en metáforas bíblicas, se refirió a la iniciativa como la “envidia del Demonio por la que entró el pecado al mundo”. Una vez más ausente del reclamo de las minorías, les señaló a Mauricio Macri y Francisco de Narváez, entre otros asistentes, que no era hora de “detenerse en opciones fijadas por intereses que no tienen en cuenta la naturaleza de la persona humana, de la familia y la sociedad”.

La cruzada de Bergoglio. Lejos del camino que trazaron los obispos Jaime de Nevares, Miguel Hesayne, Jorge Novak y Enrique Angelleli –por nombrar a los más notorios–, Bergoglio hunde sus raíces en las usinas del integrismo y el nacional-catolicismo que encumbraron a Juan Carlos Aramburu y Raúl Francisco Primatesta, dos cardenales que se negaron a proteger a las víctimas de la dictadura y que les cerraron las puertas a los organizaciones de derechos humanos. Una actitud siniestra que practicaron, incluso, cuando sus propios sacerdotes eran secuestrados, torturados, asesinados u obligados al exilio.
Obviamente, Bergoglio no está solo en la cruzada. Obsesionado por consolidar un frente opositor, no duda en reclutar a las figuras más emblemáticas de los años noventa. Su “Contrato Social para el Desarrollo”, presentado en la Universidad del Salvador, fue coordinado por el ex ministro Roberto Dromi, y entre sus redactores y adherentes hay figuras que huelen a pasado, como Armando Caro Figueroa –promotor de la flexibilización laboral–, Horacio Jaunarena –defensor del Punto Final y la Obediencia Debida–, Roque Fernández –ejecutor del neoliberalismo local– y Andrés Delich –ex ministro de Educación de De la Rúa–.
La ganancia empresaria, la autonomía del Banco Central y las retenciones son algunos de los temas sobre los que avanza el documento. Ni una palabra dice, en cambio, de los derechos humanos. Una omisión coherente con el solapado apoyo que buena parte del Episcopado brinda a la Asociación de Abogados por la Justicia y la Concordia, un lobby entre cuyos principales conductores revista Alberto Solanet. Compañero de tertulias de Cecilia Pando y hermano de Manuel –ex funcionario de Leopoldo Galtieri–, Solanet insistió en febrero pasado –desde las páginas de La Nación – en definir como una “guerra” la represión ilegal y pedir “una generosa ley de amnistía”.
El objetivo lo comparte también Eduardo Duhalde y tiene como principal usina la Corporación de Abogados Católicos que preside Eduardo Bieule, para quien el matrimonio gay “sólo servirá para acentuar el proceso de desintegración moral en que nos encontramos sumergidos”. Entre los integrantes de la corporación figuran algunos de los socios del conservador Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires, otra entidad con fuerte poder de lobby.
Aunque menos conocida, otra agrupación que también revista en las filas de Bergoglio es la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (Acde). Su titular, Adolfo Ablático, opera para el cardenal en el terrenal mundo los negocios. En la tarea lo ayuda José Antonio Aranda, vocal de la entidad, pero más conocido por su participación accionaria en Grupo Clarín SA, la empresa madre del holding propiedad de Ernestina Herrera de Noble y que conduce Héctor Magnetto, integrante de la Asociación Empresaria Argentina (AEA), representativa de los más concentrado de la economía local.

Hoy como ayer. Al igual que el grupo cívico-militar interesado en una amnistía, un importante sector del Episcopado considera el catolicismo como un elemento integrante de la Nación. Religión y Patria, como antes fueran Religión y Rey, es uno de sus estandartes. La visión, que rechaza los modelos posconciliares, se funda en el integrismo y el nacional-catolicismo. Aunque larvada, la doctrina sobrevivió al fin de la dictadura y emerge cada vez que las instituciones democráticas avanzan sobre cuestiones que la Iglesia como institución cree que le competen por mandato divino.
Así ocurrió en 1986, cuando Raúl Alfonsín impulsó la ley de divorcio. Hoy, el Espiscopado demoniza la iniciativa por el matrimonio gay y a quienes la impulsan. Teñida de prejuicios, la supervivencia de la postura quedó patentizada en las palabras del obispo auxiliar de La Plata, Antonio Marino, quien aseguró la semana pasada que “según los estudios científicos, los homosexuales tienen hasta 500 parejas en la vida, padecen de más ansiedad, tienen más tendencias al suicidio y consumen con más frecuencia estupefacientes”.
Ni siquiera el caso de Christian Von Wernich disparó en el Episcopado un debate sobre la responsabilidad institucional de la iglesia en los años de la dictadura. En los hechos, Bergoglio afirmó entre líneas que la difusión del siniestro accionar del ex capellán de la Policía Bonaerense de Ramón Camps era un ataque a la Iglesia en su conjunto. Una negativa coherente con la cerrada oposición que encontró monseñor De Nevares entre sus colegas del Episcopado cuando, en los años de plomo, propuso formalmente la creación de una vicaría para atender las solicitudes de las víctimas de la represión ilegal.
Las nuevas estructuras parentales son una realidad y seguirán su curso. Atada al pasado, la cúpula de la Iglesia Católica se resiste tan siquiera a considerar que las leyes retrógradas nada cambiarán, sea cual sea la opinión de los exégetas de Dios.

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//25 de Junio, 2010

ESTA MUJER

por invitado a las 04:02, en Politica Nacional

Se habló del país virtual y el país real. Entre ambos, emerge a su vez, un tercer país: el país de la percepción que viene a desvirtuar, tímidamente, el apocalipsis que promueve el primero y a descubrir, con la misma timidez, algunas certezas esperanzadoras del segundo. Esta nueva lectura que algún sector de la sociedad comienza a hacer es consecuencia de una actitud política: instalar el debate social, resignificar la participación activa de base y confrontar antiguas dicotomías rayanas al tabú, al prejuicio y en el peor de los casos, al desinterés. Este, y no otro, definitivamente es el mayor y mejor logro de esta mujer, que, guste o no, es la presidenta Cristina Fernández. Todos los demás aspectos son desprendimientos de esta decisión. Y es éste y no otro, definitivamente, el caldero donde hierve el caldo del odio, la sal que hiere al dibuk, las causas que causan terror.

A partir de esta premisa hay que destacar algunos méritos. Entre ellos está el que habiendo sufrido una conspiración de acontecimientos que auguraban su fracaso, pudo salir airosa y sin triunfalismos, como un bote que emerge de la furia tormentosa en el océano. Remontó la crisis internacional, padeció uno de los mayores default de nuestra historia, soportó la más férrea denigración mediática, amortiguó los golpes de una devastadora oposición que huérfana de líderes demócratas verdaderos tiene como fin debilitar a un gobierno que -vaya la paradoja y la hipocresía- la misma oposición integra, aguantó la indiferencia y la adversión de sectores de los que se espera un convenio tácito sobre cuestiones básicas como lo son los derechos humanos, la democratización de los medios y el respeto a las instituciones, la asignación universal y las políticas educacionales.

Los que miran profundo ven lo verdadero. Aquí se inicia otro mérito: esta mujer no salió a derrumbar los castillos de arena desde cuyos balcones profetisas descarriadas o séquitos de cletómanos auguraban catástrofes. Dejó, con paciencia materna, que caigan solos: se dijo que el campo se fundiría, el campo no se fundió; se vaticinó una estampida del dólar y el dólar se mantuvo manso; se pronosticó una política de ajustes y la respuesta fue más medidas sociales; se le endilgó una calidad de títere de su esposo y demostró muy clara su autonomía; se amenazó con una chavinización de la República y mostró estar tan cerca de Chávez como de Lula o Evo Morales, se la tildó de montonera y el único ejército que mostró fueron los fans de 6-7-8.

Esta mujer es más que Chanel y Louis Vuitton. Es la mandataria que aplicó políticas que nadie, desde hace cincuenta años, se animó a aplicar. Y eso es meritorio. Fue más allá en un país donde los límites siempre fueron impuestos por sobre los gobiernos. Y eso, por ser meritorio, es para muchos imperdonable. Y en ese ir más allá descoloca, desconcierta, desestabiliza a todo el arco político que balbucea contradicciones. Néstor Kirchner es predecible y por lógica su Gobierno fue de crecimiento cuantitativo. Esta mujer no construye política, instala el debate de la política misma; no polemiza en primera persona, instala la polémica y deja que los actores sociales polemicen. El Gobierno de esta mujer es cualitativo y eso la diferencia del resto.

En este escenario que esta mujer provocó, en el mejor sentido de la provocación, aparecen dos líneas claramente definidas: retoma políticas inclusivas de Perón y la actitud confrontativa de Eva. Y antes de hacer comparaciones con Perón y con Eva, es preferible arriesgar dos lecturas posibles: este Gobierno es lo más parecido al Gobierno peronista en los últimos cincuenta años y la mujer que lo encarna, antes que otra cosa, antes que ninguna otra cosa, es, como dice un amigo, un cuadro político. Y un cuadro político privilegia, por sobre todas las cosas, su noción colectiva del concepto Patria.

Este Gobierno no tiene muertos propios. No reprimió el default del campo ni las movilizaciones contrarias. Enfrentó a los adversarios, a los opositores y a los enemigos con la palabra, con la invitación a debatir o el desafío a discutir. Y este mérito, genera impotencia y la sucede el odio. Esta mujer quebró los esquemas: no sacó a la CGT a la calle, no movilizó su "clientelismo social", no fue violenta como muchos quizás, peligrosamente, hubieran querido. Fue hasta lugares donde hasta hace cinco años eran impensados: puso en evidencia no sólo el andamiaje de los medios de comunicación, sino además, abrió el debate sobre el rol, la ética y la imparcialidad de los periodistas; desmitificó la soledad de las madres y sacudió el letargo impune de los crímenes de lesa humanidad; adhirió activamente a la más sólida intencionalidad de integración latinoamericana…

¿Cómo no va a generar odio si hace lo que otros gobiernos populares hubieran querido hacer? ¿Cómo no va a generar odio si hace lo que cualquier gobierno antipopular no quisiera que se haga? ¿Cómo no va a generar odio si para colmo esta mujer, es mujer?



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