//28 de Julio, 2011 |
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pucararioiv a las 01:14, en
Panorama Provincial |
1) Los que aman a De la Sota. 2) Los que están de acuerdo con la forma de pensar de De la Sota aunque ignoren qué piensa en realidad De la Sota. 3) Los que se sienten representados por De la Sota pero no saben a quien representa De la Sota. 4) Los que odian a Cristina, a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y a Moyano nó por lo que son sino por lo que representan. 5) Los que dicen ser “kirchneristas” pero son delasotistas y dicen que votar a otro sería una traición (¿a quién, al PJ?) 6) Los que añoran “el orden” de Videla, la sonrisa de Menem, el 1 a 1 de Cavallo y los patacones, los cecor, los lecop… 7) Los radicales que se dan cuenta que Aguad es un poroto que la UCR puso ahí para disimular. 8) Los independientes que no votan a Aguad, por haber sido colaborador de la Dictadura y corrupto, ni a Juez porque es un boca sucia. 9) Los que no les interesa la política ni los políticos y creen que De la Sota trabaja de abogado. 10) Los que piensan que votar es un acto personal y solitario, más o menos como el onanismo 11) Los que no discuten de política ni les preocupa la marcha del país porque creen que la discusión y la preocupación producen arrugas. 12) Los que dicen no hablar nunca de política y se pasan el día hablando de “inflación”, de “corrupción”, que “al campo le va mal”… y que la culpa es de “los zurdos” 13). Los que están bien pero no saben por qué ni a gracias a quien. 14 Los que nunca hacen huelga pero negrean todo el tiempo. 15) Los que no les importa mucho que los caminos estén en mal estado porque andan en 4X4 16) Los que nunca hacen huelga pero negrean todo el tiempo. 17) Los que aunque no tenga ni una maceta creen que a ellos tambien les bajaran los impuestos como “al campo”. 18) Los que no les importa que haya muchos casinos porque los que van allí ya son casi todos pobres. 19) Los que aprueban los monumentos al Gral. Bustos porque gracias a eso están comenzando a conocer la historia. 20) Los que les encanta el puente colgante porque así alargan la “vuelta al perro” |
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//15 de Junio, 2011 |
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pucararioiv a las 06:56, en
Panorama Provincial |
Raro Peronismo, el local. Lejos de la definición
de un modelo de crecimiento que lo exprese con claridad, como sucede con el
Modelo Nacional y Popular en la Nación, que produce cambios fundacionales en el
País, el Peronismo cordobés modeló, en estos doce años a través de sus dos
máximas referencias( esto es De la Sota y luego Schiaretti), una idea
pragmática del poder que fue sorteando escollos electorales sin explicar para
qué o hacia dónde iría Córdoba.
Un Peronismo que hizo de la pelea y la confrontación con distintos actores, en
distintos tiempos, una forma de distraer al ciudadano que seguía por los medios
disputas dirigenciales que aparecían como más importante que la falta de agua,
viviendas, o maestros bien pagos.
Y muchos compraron la pelea y hasta tomaron partido defendiendo a una Córdoba
que se quedaba en el tiempo por la incapacidad de sus dirigentes de integrarse
a un País que crecía como nunca antes en la historia.
Pelear por Córdoba es desendeudarse, no endeudarse.Pelear por Córdoba es
que haya menos pobreza y más inclusión social, no maquillaje marketinero que
olvida a la gente.
El Peronismo a la cordobesa es una pensada
estrategia de inmovilización popular para que nada cambie, ni siquiera los
dirigentes que lo conducen.
Es una receta probada y votada. Es una receta que tiene una pizca de
mediocridad dirigencial de los demás partidos que desnudando intereses aún
menores no muestran alternativas y acuerdan según sus intereses con ellos. La
receta de este Peronismo a la cordobesa la integran dirigentes pusilánimes que
no se animan a cambiar y prefieren permanecer.
Cuando hay un modelo se prioriza a la gente, a sus derechos, a la creación, al
desafío de crecer aun con errores. Pero cuando se gestan personalismos, aparece
el marketing, la consigna fácil y el discurso sin contenido para evitar que la
gente tenga alternativas profundas, que cultural y socialmente se desarrollen.
El peronismo a la cordobesa debería dejar de pelear. Cambiar por el verbo que le
dio origen al Peronismo crear o soñar con otros términos: movilidad social
ascendente para los ciudadanos.
Se peleó con Kammerath al que se forjó primero, luego con Juez al que se le
pidió que investigara, luego con Kirchner y ahora con Cristina. Y los
cordobeses vivieron esas peleas como si en ellas se definiera su futuro, cuando
en realidad sólo se los estaba relegando.
Córdoba no tiene un proyecto ideológico ni productivo. Las decisiones se toman
al calor de las conveniencias coyunturales de la política que favorece a sus
dirigentes y a su posicionamiento personal.
Córdoba está relegada en su desarrollo humano y social, atrás incluso de diez
provincias menores .
El Peronismo a la cordobesa no cree que
pertenezcamos a un País que en los últimos años resolvió muchos de los problemas
estructurales de la provincia con
recursos de la Nación: rutas, autopistas y nudos viales, desarrollo energético
de Pilar, acueductos para el sur y para la ciudad de Córdoba; diques en el sur
que recuperaron un millón de hectáreas; agua, cloacas y desagües para más de
130 municipios de la provincia y miles de soluciones en programas de salud,
desarrollo humano, Asignación Universal por Hijo, pensiones y jubilaciones, sin
olvidar los millones para el desendeudamiento de la Caja de Jubilaciones generado
por las pésimas administraciones locales.
Para muchos dirigentes cordobeses esta provincia es una isla. Aunque en nombre de su supuesta
autodeterminación nos hacen parecer que somos un país autosuficiente que
únicamente tiene derechos y no responsabilidades.
El promover falsos ejes como la pelea para ocultar la carencia de un modelo,
promueve la quietud de los cordobeses que sólo esperan que los dirigentes que
elijen resuelvan los conflictos, cuando la construcción de un Modelo de
provincia exige la participación de todos para crear alternativas de
desarrollo. Las políticas inclusivas se canjearon por grandes anuncios vacíos
de respuestas.
Córdoba duerme la siesta, mientras Santiago del Estero se transforma.
Córdoba se endeuda por la inoperancia de sus dirigentes, mientras la Nación y Santa
Fe, a la que nos comparábamos, accionan políticas inteligentes de
desendeudamiento. Córdoba “defiende a los cordobeses”, en tanto San Juan,
Chaco, Salta y Entre Ríos le dan dignidad a su pueblo en el marco de un Proyecto
Nacional con el que se articulan y complementan.
El Peronismo a la cordobesa se reconoce como otro peronismo cuando hay uno
solo, el verdadero, el que tiene coraje de cambiar para que todos mejoren.
Córdoba debe repensarse, todos juntos pero con sinceridad y con alternativas.
Hoy aparecen experiencias de gobierno sin contenido y refractarias que
fracasaron en su experiencia de gestión en la ciudad de Córdoba como una opción
para ese Peronismo a la cordobesa o candidatos que repudiaron la educación
pública, la salud y los Derechos Humanos cuando gobernaron Córdoba.
Algo debe comenzarse a moverse en Córdoba, para volver a sentirnos orgullosos
de ser una provincia de iguales, que lidera desde la educación, la ciencia y la
tecnología a todo un país, el cual integra.
Serán los jóvenes que no tranzan, las universidades que crean, los trabajadores
que no son engañados.
El Peronismo de Córdoba no es el de Perón y Evita, tampoco el de Néstor y
Cristina. Es sólo una grotesca calesita a la que se suben siempre los mismos
grandotes y el pueblo mira desde abajo cómo la sortija sólo la sacan ellos. |
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//27 de Junio, 2010 |
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ernestotorres a las 02:39, en
Politica Nacional |
Yo, tú, él, nosotros y vosotros deseamos que la selección argentina de fútbol le gane esta tarde a la de México. Y que siga ganando, que le gane a todos los que haga falta para que Argentina sea otra vez campeón del mundo. ¿Y si así no fuera? Si así no fuera muchos simplemente lo lamentarán, otros pensarán en una nueva cábala para dentro de cuatro años, algunos le echaran la culpa a Maradona, a Messi, al árbitro de este u otro partido, a la mala suerte y hasta habrá, obviamente, quien diga que también en esto la culpa la tiene el gobierno. ¿Y si no? Digo si a pesar, o, lo que es casi lo mismo, gracias a Maradona, Messi, el arbitro, la suerte y el gobierno somos campeones del mundo, ¿Qué pasaría? Lo mismo que pasó en anteriores ocasiones: Saldremos a festejar con cornetas y maracas, con gorritos, bufandas, camisetas celeste y blanca y envueltos en la bandera argentina. La alegría colectiva será enorme y durará varios días o semanas. También esta vez la Presidenta recibirá a la selección en la rosada, aunque ahora los kirchneristas cantarán ya lo ve, ya lo ve, es para Macri, Duhalde y Cobos que lo miran por TV… En fin, más o menos lo ya acontecido y conocido. ¿Y después? Después vuelta al laburo, a sufrir para poder pagar las cuotas del plasma; a quejarnos por lo poco que ganamos y lo mucho que roban los políticos; a mirar por TV los almuerzos de Mirtha, a Tinelli o a Ricardo Fort; en todo caso, los un poco más exigentes miraran Duro de Domar, Televisión Registrada o 678 y los todavía más exigentes se inclinarán por Canal Encuentro. Mientras tanto, el campo seguirá rezongando porque está fundido, Luis Juez y Lilita presentaran un millón de denuncias, la oposición y los medios despotricarán contra el gobierno porque hace todo mal y el gobierno se defenderá diciendo que todo esta bien… Más de lo mismo. Una historieta que ya todos conocemos. Sin embargo, y con el debido respeto por los futboleros- entre los cuales tengo el gusto de encontrarme- me permito decir que hay cosas que trascienden el resultado de un partido de fútbol y hasta el hecho de ganar o no un campeonato del mundo. Por ejemplo: La identidad biológica de los hijos adoptivos de la dueña de Clarín; la sórdida y sombría apropiación de Papel Prensa y la amenaza a la libertad de expresión que significa la concentración de medios, han salido de la cueva y quedan expuestos a la vista de todos, de manera que lo que ahora suceda descorre velos largamente instalados. Porque aún si a pesar del esfuerzo popular y democrático, se dilatara y se hundiera en el limbo jurídico la verdadera identidad de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble, ya esas personas adultas serán para siempre hijos apropiados ilegalmente y con identidad apócrifa. Por otra parte, aunque nunca se destapara legalmente, ya ha quedado al descubierto la violenta incautación y posterior adjudicación de la empresa Papel Prensa a los grupos hegemónicos vinculados con la dictadura de los años setenta. Y aunque la Ley de Medios sea cancelada o cambiada a favor de Clarín, ni este ni otros grupos corporativos, ya nunca más serán lo que fueron hasta ahora. Esta situación de enigmas y ocultamientos ya despojados de máscaras no tiene remiendos hipócritas ni cirugía estética correctora. Tampoco podrá retroceder otra vez al silenciamiento, porque el proceso desatado, sea o no convalidado jurídicamente, ha quedado al desnudo. El público está en posesión de datos que antes ignoraba porque se los ignoraron y se dejaba ignorárselos. Lo que está pasando es que el pasado de los medios es ya presente y nos obliga a reformular la antigua idea inamovible y dominante. Es probable que el ejercicio del periodismo, y la actitud de la sociedad que lo consume, se renueve despojándose de su historia tan vulnerable a cualquier tribunal ético y de conciencia. Estemos a favor o en contra. Nos importe mucho o nos importe un bledo, ya nada será igual que antes. Ni la forma de leer el diario, ni de escuchar la radio o mirar televisión, volverán a ser iguales a la época en que no se discutía públicamente sobre esos tres grandes temas. Hasta el movilero deberá ir cambiando su relato y el oyente su oído. Porque los medios ya no serán el pensamiento único, ni la sociedad una esponja condenada a absorber y a ser el eco de ese pensamiento.
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//18 de Noviembre, 2009 |
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invitado a las 01:07, en
Actualidad Local |
Conduce Flor de palabra, será la madama de la inminente ficción en Telefé, Botineras, está terminando una película . Pero sobre todo hoy, dice, elige embanderarse políticamente. Actriz, clasista y combativa.
Llegó a tiempo a la cita. Algo raro entre los actores jóvenes. Pero Florencia Peña resulta ser una rara avis en el mundo de las actrices de su generación. Sin gorrita o anteojos que ejerzan de careta para evitar el reconocimiento, o troupe de asesores y asistentes obligados en estas personalidades, la conductora de Flor de palabra y actriz de la inminente ficción Botineras, la ahora rubia –por su rol de peluquera y madama en la miniserie– camina por la avenida Corrientes como si nada –¿Cómo se hace todo: tele por dos, teatro, cine? –No es algo que persiga. La cosa es que me pasaron muchas cosas lindas juntas. En teoría iban a estar separadas en el tiempo, pero después se juntó todo.
–¿Le gusta conducir? –La conducción me da esa adrenalina del aquí y ahora. Me da rapidez y yo soy bastante inquieta y curiosa. Si bien no soy una conductora de formato de entretenimientos, intenté encontrarle una vuelta para que tuviera mi sello y que no fuera un programa que pudiera ser conducido por otra persona.
–¿Cómo hizo para construir esta actriz que es hoy, viniendo de la masividad de la televisión? –Yo trabajo en la televisión desde hace 27 años, desde que tenía seis. Aprendí haciendo y fui creciendo a la vista de la gente. Quizá, lo que tengo en contra también lo tengo a favor.
–Pero parece una mujer normal. En general, los niños actores son... –Freaks, sí. Eso tiene que ver con la familia de la que vengo. Es anormal en muchas cosas, pero tiene algo de normalidad que son los valores, la ética. No han querido proyectarse en mí o en mi hermana en lo que ellos no pudieron concretar. Mi vieja me apoyó, me ayudó, me guió. Después, cuando terminé el colegio, en un momento pensé en ser abogada, pero a los 18 años recién decidí que quería ser actriz.
–¿Y antes? –Antes era un juego. Ahí me puse las pilas y me puse a estudiar en serio. Estaba en el medio de Son de diez, la cosa se venía perfilando por el lado sexual.
–Y ahí se redujo las lolas... –Sí, me operé a los 18 años. Por suerte me tocó una época donde no existía esta masividad, todo era más naïf. Si eso me hubiera pasado en estos tiempos, me hubiera sido muy difícil. Ahora todo está puesto en ese tipo de mujeres, muy voluptuosas. Yo vengo de una generación complicada, difícil. El otro día le preguntaba a Leonor Manso cómo era su generación, cómo era ser actriz en su época. Había mucho más respeto por el actor, no era fácil ser la tapa de un suplemento de espectáculo de un diario importante. Existían las vedettes, existían las modelos, todo estaba colocado en su lugar. Ahora está todo mezclado. Yo no persigo ser famosa, aunque está buenísimo llegar a mucha gente. Pero es complicado tener treinta y pico. Estamos todos en la misma bolsa y el tamiz todavía no se terminó de hacer del todo. Se supone que hacés un programa de 30 puntos y ya está, ya llegaste. El rating no puede ser la medida de nada. Yo ya lo entendí y vivo mucho más tranquila. Hago lo mío lo mejor que puedo y lo único que tengo para defender es mi arte. Mi último trabajo fue en un teatro muy chiquito, con una obra chiquita, sin pretensiones, mucho más pequeña en cuanto a la producción. Sin embargo, más allá de la nominación al ACE con Norma Aleandro, Mercedes Morán y Selva Alemán como actriz dramática, lo que me pasó a mí en el trabajo, ser dirigida por Leonor (Manso) en un terreno muy distinto al que estoy acostumbrada, fue maravilloso. Soy una mujer que ha ido descartando cosas que ya no me sirven o no me hacen feliz.
–¿Qué cosas ya no le entusiasman? –Ahora la sitcom dejó de tener un sentido para mí. Ya hice todas. Por ahí volvería dentro de un par de años, pero ahora no. No me quiero repetir. Ahora estoy en otra etapa de mi vida, con el cine. Yo había hecho una sola película cuando tenía 23 años con guión de José Pablo Feinmann, con Pepe Soriano y Esther Goris, El ángel, la diva y yo. Y no pude hacer más cine porque me dediqué a la tele y al teatro. En febrero filmé una peli con libro de Bioy Casares, con Luis Machín, años ’50, alucinante. Esa chica que hacía reír desde la pantalla, disparatada y veloz, ya casi no aparece. Desde hace unos meses, Florencia Peña defiende posturas políticas antes inexistentes en ella y pasó a ser una de las defensoras más acérrimas de la Ley de Medios en la televisión.
–Se la ve bastante más valiente que en otros tiempos, raro en los actores de su generación. ¿Qué pasó para que se involucrara políticamente? –Hay un momento en que estás de un lado o del otro, hay cosas con las que no hay grises. O estás con los milicos, o no estás con los milicos, no estás en el medio. Hay que entender lo que pasa en el país. Yo no soy política, no me interesa tener una banca, pero sí me gusta entender, leo de historia argentina, hablo de política en mi casa, en mi vida, con mi familia. Yo siempre fui una mina muy politizada. Estoy en un momento en el que no quiero estar alejada de lo que parezco y lo que soy. En otro momento sentí que parecía algo que no era.
–¿Superficial? –A veces parece que todo me resbala y no es así. Soy tan sensible que el humor me ha salvado de no caer tan hondo y no poder salir. Me pareció que, por el momento que estábamos pasando, estaba bien tomar partido. Es mucho más arriesgado decir lo que pienso, porque en una persona popular como yo, sería mejor que todo quede en las cuatro paredes de mi casa. Creo que es importante la militancia, y lo digo desde un lugar muy humilde, sin jactarme de nada. Estoy muy involucrada con la Ley de Medios y tengo una opinión formada sobre lo que pasa en la Argentina, sobre lo que veo, y sobre algunas personas que hablan. Siento que hay un cambio de paradigma. Creo todo lo contrario a lo que dicen los medios, no creo en la anarquía; creo que es la primera vez que estoy de acuerdo con muchas cosas de las que están pasando, y en esas que estoy de acuerdo, quiero salir a decirlo. La gente cree que no se puede salir a la calle, que salís a la calle y te matan y te roban, y lo que se debería aclarar o entender es que la Ley de Medios no es una ley que nos pertenece a los periodistas y a los actores, sino que es algo tan profundo como la opinión pública del país. Lo que yo digo es no al monopolio porque es necesario que nos den la posibilidad de discernir. Creo que la Ley de Medios era necesaria desde hace más de 25 años. No podemos seguir con una ley de la dictadura. Yo creo en el debate, pero no hay debate ni construcción de nada.
–¿Qué hay? –Nadie se escucha, y decir que la Ley de Medios es antidemocrática es un disparate. Es lo más democrático que me tocó vivir. Se cambiaron las cosas que hubo que cambiar: lo de Telefónica, que causaba tanto revuelo, se cambió, hubo debates, hubo audiencias. A mí me hacen reír cuando dicen que no hay libertad de prensa. ¿En qué país están viviendo? Lo mínimo que le han dicho a la Presidenta es que es una hija de puta, de ahí, para arriba y para abajo. Es una falta de respeto impresionante. La gente opina sin saber, sin leer, sin estudiar. Opinan sobre el neoliberalismo y no saben lo que es, opinan sobre el capitalismo y tampoco. No creo en la oposición sangrienta, no nos lleva a ningún lado y la derecha avanza. Yo soy de izquierda y es la primera vez que estoy de acuerdo con un gobierno. Somos muchos que no tenemos que ver con la derecha fascista, tenemos que ver con una Argentina que busca la redistribución de las riquezas. Yo soy una actriz que gana muy bien, podría callarme la boca porque a mí la derecha me va a dar más plata que la izquierda. Pero prefiero una Argentina con un proyecto de país sin tanta desigualdad. Es un momento en el que es reimportante pararse en un lugar, y si hay que ponerse en un extremo o en el otro, yo estoy en la vereda de enfrente de Lilita, de Macri, de De Narváez. Estamos en un momento en que está todo confundido. No hay lugares donde se pueda hablar. Existen las listas negras con algunos actores en algunos diarios.
–¿Es así? –Yo, antes de exponer mi postura con la Ley de Medios, en el suplemento de Espectáculos de un diario me defenestraron en una columna por mi ideología política. ¿Tan grave es que yo diga lo que pienso? Si ustedes son los que enarbolan la bandera de la libertad de prensa, no debería molestarles si yo no pienso lo mismo; no les voy a poner una bomba en la redacción, no se asusten. ¿De qué tienen tanto miedo? Será porque tienen el culo sucio.
–Parece otra persona... –Estoy en un momento en que la actriz que soy también tiene que ver con lo que soy. Esto no es un hobby para mí, y como me tomo la actuación en serio, también me tomo la vida y este momento que estamos pasando. Creo que ocupo un lugar en los medios, me guste o no, donde está bueno bajar línea. Algunos estarán en contra, otros a favor. Yo prefiero alguien que dice lo que piensa desde un lugar respetuoso. Yo bajo línea adonde voy. El otro día fui a comprar un libro y había una señora que estaba comprando el de Marcos Aguinis. Me acerqué y le pregunté por qué estaba comprando ese libro. Mi marido me quería sacar de ahí pero yo quería escucharla. Me dijo que se estaba viviendo una época terrible y que no se podía salir a la calle. Le dije que yo salía a la calle, que me habían entrado cinco monos en mi casa, pero yo no lo culpo a Kirchner, es la sociedad que está para atrás. Estamos buscando un país de igualdades, no somos un país socialista, no somos un país comunista, nunca vamos a tener un formato cubano. Yo invito a la gente que está tan en contra de Fidel, que lean un poco más, que vayan a Cuba, que escuchen a la gente que está a favor y en contra. Hay que formarse una opinión con las dos campanas. Hay que comprometerse.
–Usted sabe que este es un camino de ida, ¿no? –Ya lo sé. Hay cosas que ya no puedo hacer y está bien. No importa lo que yo diga, sí lo que haga, en todos los aspectos de mi vida. Yo creo en la pasión con la que vivo y el compromiso con el que vivo. Aspiro a ser una mujer con entereza.
–¿Qué le daría esa entereza? –Ser coherente. Arranco desde lo pequeño, con mi familia, con mi gente, con la gente que labura conmigo, tratando de ser lo más honesta que puedo. Y si llego a tener enemigos, y esos son los que no piensan como yo, bienvenidos. Hace muchos años, yo quería que todo el mundo me quisiera. Trabajé mucho en terapia sobre eso. No te digo que lo tengo superado, pero lo tengo pensado. Tengo posturas tomadas, nadie me va a convencer de que los milicos fueron buenos. Me peleo a capa y espada con los que los defienden. Yo creo que la violencia no se cura con violencia, pero si yo hubiera tenido que elegir, en ese momento hubiera sido montonera. Y lo digo absolutamente convencida. Creo que casarme con Mariano fue importante. Habla de su marido, el músico de jazz Mariano Otero, con quien comparte su vida desde hace ocho años y dos hijos, y se emociona. Parece una mujer enamorada.
–¿Por qué es importante? –Mariano nació en Avellaneda, de una familia muy diferente a la mía, militante, una familia comprometida política y socialmente, con otra cabeza, él trabajó mucho en las villas cuando era pendejo. Un pibe que realmente hace lo que quiere y tiene mucha libertad. Creo que Mariano me dio la posibilidad de sentirme valiente frente a mis pensamientos. Yo no pienso diferente a cuando lo conocí, simplemente ahora tengo más valentía porque tengo a este hombre al lado. Yo me enamoré de su manera de ver la vida, su manera de pararse en el mundo. Yo lo amo por lo que él es como persona, por cómo mira a sus hijos, por cómo milita en su vida cotidiana más allá de la política.
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//14 de Julio, 2009 |
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invitado a las 10:28, en
Politica Nacional |
Escribe Nicolás Otero Más de dos millones y medio de personas creyeron votar a la nueva política en las últimas elecciones. Creyeron optar por esa renovación que tanto se exigió desde la sociedad de las cacerolas. Sin embargo, a pesar de la cantidad y el tipo de publicidad que el diputado reelecto
Francisco de Narváez desplegó todo a lo largo de la provincia de Buenos Aires, la estructura política en la que se afirmó es bastante más primitiva que los artilugios al estilo de Ramiro Agulla. Se trata de un aparato paralelo a las lógicas del marketing y la dialéctica mediática, en el que persisten los códigos de la calle, el armado territorial a cargo de punteros que nunca abandonaron la política, que se reciclan y cambian su discurso. Están en permanente alquiler. Nunca se venden ni se dejan comprar. Son sólo un artículo que se consigue en la góndola del conurbano, su zona de influencia por excelencia.
El político-empresario De Narváez está apoyado en el aparato que en otros años respondía incondicionalmente a los ex presidentes Eduardo Duhalde y Carlos Menem. La base es la misma. Los hombres también y su ejercicio se repite según quien vaya pagando. En las listas del frente electoral Unión PRO que el Colorado compartió con Felipe Solá, figuran nombres emblemáticos del tipo de política y período que desde ese espacio critican.
El pacto con los que nunca se fueron es explícito. Los compañeros de los ’90 se reunieron otra vez. Juan Carlos Piriz, Carlos Acuña, María Elena Torresi y Jorge Alves asumirán su banca de diputados provinciales el próximo 10 de diciembre. Éste último es secretario privado de Macri desde su época de presidente de Boca Juniors. Antes de las elecciones fue señalado por los propios referentes del PRO como “un hombre problemático”. Es que Alves fue acusado de tener participación en el negocio de la chatarra con el dirigente de Unión PRO, Marcelo Pérez, de Florencio Varela que fue detenido por regentear un desarmadero y encontrar armas de grueso calibre en su propiedad. Por otro lado, también bajo el sello Unión PRO, Esther Barrionuevo, hermana del sindicalista gastronómico Luis, será senadora bonaerense a fin de año.
El entorno del Colorado Juan Carlos El Gordo Piriz. Conoce La Matanza y el menemismo como pocos. A fines de los ’80 y principios de los ’90, lideraba la banda de Los Batatas, un grupo de hombres que se alistaba en el Mercado Central para oficiar de patota en los actos partidarios. En 1989, el entonces primer mandatario Carlos Menem designó a Piriz como miembro de la Corporación del Mercado por la estrecha relación que mantenía con el ex presidente de la Cámara de Diputados y dueño de Telecentro y Canal 26, Alberto Pierri. Pero el pasado del batata pertenece a la renovación que encarnaba Antonio Cafiero. Cuando amaneció la pulseada de la interna entre Cafiero y Menem, Piriz pegó el portazo y se enroló con el riojano. Durante esos años de pizza y champagne obtuvo los beneficios típicos de un seguidor fiel: fue diputado nacional y senador provincial.
Años más tarde, en 2000, Piriz volvió al Mercado de la mano del entonces gobernador Carlos Ruckauf. No fue bienvenido. Su poder había terminado. En plena crisis económica, a comienzos del 2002, los puesteros y changarines lo echaron a huevazos y tomatazos. La debacle también les llegaba a los máximos operadores bonaerenses. A pesar de todos los escándalos políticos, en 2003 se presentó como candidato a intendente de La Matanza. Esta vez bajo el ala del ex Coronel Carapintada Aldo Rico, la supervisión de Pierri y el guiño de Menem (ya bajado del ballotage con Néstor Kirchner). Fue derrotado por más del 30% por el actual vicegobernador Alberto Balestrini.
En las elecciones del pasado 28 de junio, Piriz también jugó sus fichas en La Matanza a través de una lista colectora de Unión PRO. Ahora, Ariel Martínez, quien encabezó esa boleta de concejales, se desprendió de Francisco de Narváez.
La pata sindical, la otra remake El papel que jugó el gastronómico Luis Barrionuevo en estas elecciones fue clave. Depositó su poder en dos espacios distintos. Cuidó su nicho histórico en San Martín a través de su esposa y legisladora nacional, Graciela Camaño, pero apostó muy fuerte en Unión PRO. El cuarto diputado provincial electo por el frente que encabeza Francisco de Narváez se llama Carlos Acuña, líder del gremio de Estaciones de Servicio y oriundo de presidente Perón, en el sur del conurbano. Además es mano derecha de Barrionuevo en la épica campaña para “recuperar la Confederación General del Trabajo”, según reza el lema de la CGT Azul y Blanca que lidera el gastronómico.
En diálogo con Miradas al Sur, Acuña reconoció que “Duhalde es un hombre de consulta y alguien muy importante para nosotros”. Haciendo futurismo, el hombre se anima a tirar frases como esta: “No estaría mal que para el 2011 (Eduardo) Duhalde sea presidente y (Francisco) De Narváez gobernador”. Pero por ahora se mantiene expectante: “Creo que Francisco va a andar bien aunque no hay nadie imprescindible”.
La familia no se elige y Esther Barrionuevo lo sabe. Actualmente es concejal de Hurlingham y en diciembre se probará el traje de senadora provincial por primera vez. Su vida política estaba por acabar. Ella misma reconoció que estaba a punto del retiro. El resurgimiento llegó con Felipe Solá, quien le propuso participar de la lista pro-peronista. Ya distanciada y enojada con su hermano Luis, Esther encaró esta etapa como un desafío personal, lejos del mote hermana de… Pero no siempre se llevaron mal. En 2003, Luis estaba furioso porque la Justicia no le permitió participar de los comicios en los que se elegía gobernador de Catamarca. Entonces, un grupo vinculado a su espacio atacó las urnas y las quemó. La colaboración de su hermana concejal habría sido determinante, según afirman fuentes cercanas a la senadora electa. Las elecciones debieron postergarse y los Barrionuevo tuvieron que volver a Buenos Aires.
Los amigos del Cabezón La lista de duhaldistas en la boleta de Unión PRO no termina en estos datos. También entrará en el Congreso bonaerense María Elena Torresi, esposa de Osvaldo Mércuri, legislador provincial hace 20 años desde el Partido Justicialista y sus derivados coyunturales. Además, presidió la Cámara Baja de Buenos Aires en dos oportunidades, 1989 y 2001. En sus comienzos Mércuri trabajó para Eduardo Duhalde, cuando era intendente de Lomas de Zamora en 1974. En lugar de Torresi, era el mismo Mércuri quien iba a ser parte de la boleta. Negociaciones de último momento determinaron que tanto él como el ex intendente de San Martín y principal operador de Duhalde, Carlos Tato Brown, quedaran fuera del frente. Uno de los conflictos que impulso ambas salidas fue “la creación de colectoras en distritos donde era innecesario”, según comentaron los dos en cuanta oportunidad tuvieron. Sin embargo, a Mércuri le concedieron una postulación.
Por otro lado, en San Vicente todavía ven el fantasma del ex secretario Legal y Técnico de Eduardo Duhalde, Antonio El Tano Arcuri. Su esposa Brígida Malacrida fue intendente de ese distrito durante 12 años, desde 1995. Arcuri también fue titular del Fondo del Conurbano bonaerense, organismo creado para subsidiar a los municipios. Contaba con dos millones de pesos por día. Siempre se dudó su procedencia efectiva. Sin embargo, este año le dieron la responsabilidad de armar la lista de Unión PRO local. En las paredes de San Vicente aun sobreviven las marcas de ese acuerdo: “Arcuri Conducción-Unión PRO”. El año pasado fue denunciado por el secretario general del Municipio, Alejandro Martins, tras haber recibido golpes y amenazas de su parte.
En comunicación con este diario, el intendente de San Vicente, Daniel Di Sabatino, definió a Arcuri como “el espanto hecho realidad, porque es un agresivo constante que se maneja con impunidad”. Con respecto a su participación dentro de Unión PRO, consideró que “es el viejo duhaldismo solapado en un frente que se dice nuevo y no lo es”. El equipo de trabajo que el político-empresario eligió para articular y ejecutar acuerdos está a la vista y tiene historia. A pesar de la gran cantidad de votos que Francisco de Narváez recolectó con su propia imagen, bien sabe que nadie se realiza en soledad.
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