
Con casi cinco meses de intendente, Juan Jure ya ranquea cómodo la lista de jefes comunales con escándalos inmediatos. Los conflictos son de público conocimiento y la sociedad sigue sorprendida el día a día, al ver que cuando todavía no se apagó un conflicto ya asoma otro aparentemente peor. Muchos se preguntan si este jovencito no maneja los tiempos políticos o si pretende darle pelea a los molinos de viento. Veamos.
Jure lanzó su cruzada contra grandes grupos económicos y eso, obviamente, tiene un costo. El tema es cuánto, cuándo y cómo. El intendente lo sabe. En su círculo íntimo aseguran que pretende darle con su accionar, correlato a lo que planteó en la campaña electoral. Afirman así que “no es un político más, de los que prometen una cosa y hace otra. El Turco se la juega porque siempre va al frente”, sentencian.
Cuando uno ve contra quienes es la pulseada, el enunciado de sus allegados tiene sustento. El grupo que maneja los tragamonedas en la provincia, los empresarios de la Mixta Vial y, entre otros, los que manejan el 90% de Gamsur no son nada comparado a reclamos del cotidiano que puede tener un intendente. Vaya a modo de ejemplo las dos camionadas con basura que bajaron los muchachos frente a la Municipalidad. El impacto visual dista notoriamente de vecinos que exigen mejoras por el mal estado de las calles de tierra.
El intendente conocía el riesgo. Su antecesor Rins también, por eso nunca se enfrentó con los chicos de Surbac ni con Los Constructores. Sin embargo Jure redobló la apuesta y, antes de la movilización, ya había multado a la empresa de limpieza por no cumplir con todos los compromisos del contrato. La cifra: casi dos millones de pesos. Prácticamente el canon mensual por el que se pelea estos días.
Era sabido. Las multas traerían vendetta de los empresarios. Se buscó un argumento inverosímil, justificándolo en la recolección de residuos que el intendente realizó con camionetas externas, intentando hacer creer que peligraba la fuente laboral de casi 170 personas. Se los usó como chivos expiatorios. Actitud similar tuvieron otros, también empresarios, cuando utilizaron a los muchachos afiliados a la UOCRA, prestándoles las camionetas de las constructoras para que se movilizaran reclamándole al intendente la continuidad de las obras en la ciudad.
Causa escozor pensar que quienes algunas veces fomentan el trabajo en negro y, además, no proveen condiciones de seguridad, denunciadas por los propios sindicatos, de pronto se preocupan por la fuente laboral de los muchachos. No suena creíble.
En el caso de la firma CET, la deducción es similar. La movilización de trabajadores en el Concejo Deliberante que después se extendió por las calles de la ciudad, deja entrever algo confuso que no se explica como una simple manifestación de gente preocupada por su espacio laboral. También cuesta creer que quienes se llevan más de un millón de pesos por mes, sin importarles consecuencias sociales de la ludopatía (familias destruidas, empleados despedidos de sus trabajos, intentos de suicidio, por nombrar sólo algunas), de pronto sí se preocupan por las familias que van “a quedar en la calle” si se cerraban los tragamonedas. Está de más decir que la propuesta de Jure no implicaba eso, todo lo contrario. La idea era que ni los trabajadores ni los apostadores viesen esfumarse sus sueños y los de quienes los rodean. Pero aquí también se quiso mostrar ante la opinión pública (al igual que con Gamsur y Los Constructores) que el intendente es un ser necio, egoísta, inexperto y frívolo. A esto Jure también lo sabe.
Lo que debemos saber los riocuartenses es que quienes han utilizado a los verdaderos hacedores del mercado del trabajo, incitándolos a manifestarse públicamente contra la política comunal, son los mismos que durante años no han invertido un centavo en la ciudad y que, fieles a la gestión empresaria, lo único que les interesa es llenarse sus bolsillos de la manera más cuantiosa con el mínimo riesgo. Es aquí donde el intendente quiere ponerle el cascabel al gato.
El desafío es mayúsculo. Para darle sustento a su credo, Jure incrementó el 1000% (leyó bien: el 1000%) el presupuesto social en educación. La doble escolaridad para nuestros niños y una fuerte articulación entre diversas instituciones para devolver a las aulas a 5000 chicos que hoy están en la calle, aparecen como el contrapunto a intereses espúreos que sólo reclaman el pago de 12 millones de pesos para continuar la obra pública o casi tres millones por mes para recolectar los residuos urbanos.
El pago debe hacerse, eso no se pone en duda. Lo que muchas veces no cierra es el monto que solicitan. Jure lo sabe. Los perros también. Por eso ladran…