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Entradas publicadas por carlosfernandez
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//10 de Agosto, 2010

Los gases, los goces y los rezos en La Rural

por carlosfernandez a las 22:49, en Politica Nacional

Entre el olor a bosta bobina y otras especies agrarias, y la humana bosta pueblerina y campestre  que se hallaba en las gradas y en al palco, se resumió el olor a bosta  ideológica expresada por Biolcati al hacer retroceder la historia a la prehistoria: “Los gobiernos pasan pero la tierra permanece.” Exclamó el heredero de Martinez de Hoz, beneficiario de la Campaña del Desierto y actual líder opositor más consolidado y visible, como riéndosele en la cara a un ex presidente y varios que aspiran a serlo si él así lo dispusiera. Es que cada cual se entrega a la pasión que más le sienta y sin andarse con vueltas. El pasado domingo, en la Rural, el mentiroso campo desenmascaró su verdad apropiadora y golpista. Allí no cundió el matrimonio igualitario, sino el matrimonio entre el poder y los lameponchos; entre los dueños de la mesa y los convidaditos. Los apóstoles de una variada gama de partidos y coaliciones, se prestaron a lucir su impotencia disfuncional ante la matriz gaucha maleva, y ya no hay Viagra ni soja que logre algún efecto eréctil que los consuele y dignifique. Allí estaban, obviamente, De Narvaez y Macri. Y aunque no tan obviamente tambien estaba ahora Dualde, quien a la vera de Biolcati parecía hincado. O peor aún: lucía privado hasta de su tamaño petiso, empeñado en conseguir un no tamaño. Qué necesidad había de esa autoenanización de un ex presidente argentino, que aunque no fue elegido por nadie ni nadie lo recordará por bueno, no deja de ser un ex presidente.

 Lo obvio y previsible del mensaje del continuador de Roca y Martinez de Hoz no amengua su influencia regresiva. Entre los gases bovinos y otras etcéteras, que causan daño ambiental en la atmósfera, y las emanaciones de un discurso gaseosamente ingrato, dañino, patronal y cínico, la pobreza fue nuevamente ultrajada por los ricos. No deberían osar mencionar su nombre quienes la generan y tratan de hacerla crecer por los siglos de los siglos, si no fuera que cada tanto algun gobierno democrático les sale al cruce.

Y la corrupción. También la corrupción fue intensificada allí, precisamente por los más corruptos. Vociferan la corrupción como penitentes falsamente despojados de ilimitada codicia y angurrientas evasiones. ¿Habrá sido eso lo que inspiró a un periodista de alta gama, a comparar a estos sátrapas telúricos con los jóvenes revolucionarios del Mayo francés del 68?. Ya no hay más bailes de máscaras en la política argentina. Porque a esta altura el que lleva máscara delata su afán de ocultamiento y aún sin sacársela descubre su identidad. Y ya no hay periodistas neutrales, porque cuanto más posen de neutrales más se transparentan oscuros. La cosa es frontal. Y aunque el acto de los multimillonarios estancieros sucedió en democracia, fue como si hubiera sucedido en dictadura. Como si el uniforme sin carne de Juan Carlos Onganía se paseara en un carruaje monárquico, vivado por ese espíritu de cuerpo que huele a pesebre pero no santo. Pobres Martín Fierro, el Sargento Cruz, Atahualpa Yupanqui; pobres los campesinos sin silos bolsa ni  Cardón, sin siquiera trabajo registrado; pobre incluso el Himno Nacional y Aurora, que tienen que resistir escenarios que los traicionan a cada rato

Aunque pensándolo, no sé si no deberíamos darles las gracias, agradecerles tanto sinceramiento; tanta obscenidad golpista en la punta de la lengua; tanta hipocresía moral solo comparable a la Alta Iglesia Argentina y a los grandes medios. Y agradecerles a sus grandes periodistas por las crónicas alusivas a la épica sojera, indignas de cualquier manual deontológico; y también a los grandes políticos opositores, que han confirmado que el consenso que desean es con las corporaciones, porque con la política a solas ni siquiera pueden practicar onanismo. Algunos, quizá en un rapto de vergüenza, no se sentaron en el palco para no salir en la foto, pero en La Rural saben que igual cuentan con ellos. Otros que no fueron esta vez, cargan con la culpa de haberse aliado a la derecha gaucha no positiva desde la izquierda que si realmente lo fuera quizá podría resultar útil. Sí, pensándolo bien, hay que ser agradecidos. Porque en La Rural, y a la vista de todos, cada cual se mostró tal como es.

Los gobiernos pasan, la tierra queda, dijo Biolcati. Y ellos creen que son la tierra. Ellos son los que han tenido el poder durante casi toda nuestra historia. Los dueños de las tierras se identifican con su propiedad privada, y es así en todo.  Las luchas populares de estos doscientos años se libraron contra los intereses que representan Biolcati y la Mesa de Enlace. ¿Qué luchas libró la Sociedad Rural Argentina? Todas. Todas y cada una de ellas. Todas  para sí. Contra el pueblo. Por eso el discurso de Biolcati lo consagra también para eso: es el que tiene la estancia más larga y el que representa el sujeto histórico antipolítico por excelencia. Lo único que florece a su alrededor es servilismo y entrega. Y soja, claro.

¿Cómo llegamos entonces a esta escena, en la que prominentes políticos   se arrastran a los pies de la corporación agraria y sumisamente receptaron los más groseros insultos a la política? Qué hacían ahí Eduardo Duhalde y su esposa, junto a otros dirigentes políticos del arco opositor, escuchando decir que los pobres son la basura que generan los políticos para rejuntar votos.  ¿Es que, impotentes y desesperados, han decidido aliarse, o cínicamente han estado siempre aliados a quienes embrionaron a los financistas de la Campaña del Desierto?

Según parece,  el país del que habla la Mesa de Enlace  no tiene pasado: lo fundaron ellos, cuando Roca les entregó las tierras ya liberadas de indios de los que ni hace falta acordarse, puesto que tal como lo confirmó el otro día Biolcati, la simiente de ese país fue un pacto entre militares y ricos con la anuente colaboración de un par de viles intrigantes.  Porque fue el Roca militar el primer político que aceptaron. Y están acostumbrados a que los militares les hagan esa clase de favores y que los políticos sean venales y  jueguen para ellos en un territorio inmenso del cual se sienten dueños.

Si la política tiene sentido para millones de argentinos, es precisamente para que la Sociedad Rural y sus amanuenses tengan menos poder. Ellos rechazan la política y descreen de la democracia porque no quieren ser un sector de la sociedad que pugne con los otros, como sucede en cualquier democracia. Quieren ser solo ellos los dueños del poder con todo lo que eso significa. Lo que en definitiva ha sido casi siempre, salvo durante los gobiernos populares que procuran tutelar lo mejor para todos. No saben o no quieren ser una parte. Quieren ser todo. Y todo para ellos, por supuesto. Como cuando  vivaron a Ongania y a Videla o cuando eran amigos de Menem. Y por eso es la bronca. Porque mal que mal hoy tenemos un gobierno popular que si bien les quita muy poco se niega a darles todo. Por eso aquello de que los gobiernos pasan y la tierra queda. Y así, desde 2003, no quieren bajarse del caballo del dueño y persisten en la gran pelea, una pelea que por ahora, y a falta de mayores contundencias, es Biolcati el comandante porque tiene el carácter, la gula y el impudor que suelen enamorar a la derecha golpista argentina.

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//10 de Agosto, 2010

LA MESA CRIOLLA

por carlosfernandez a las 22:41, en Politica Nacional

Excelente canción de Carlos Barragán ayer en 678. Para el que se la perdió, para el que la quiere volver a ver, para disfrutar en el viaje o llevar de regalo.Gran participación además del Luis Livolti, que nos recuerda a la verdadera Federación Agraria, y no a la desilachada actuacion de Eduardo Buzzi en la Mesa de Desenlace.

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//29 de Julio, 2010

UN NOTICION

por carlosfernandez a las 08:00, en Politica Nacional

Hay quienes fingen en el sexo y otros adulteran el ADN, pero siguen siendo los mismos. Porque uno abre la boca y se desnuda. Aún quedándose callado uno también se desnuda, porque el silencio revela qué es lo que se calla. Los que todavía usan máscaras ya no pueden ocultarse: Ni Dios disfrazado de diablo o éste disfrazado de Dios engañan a nadie. Si hasta los periodistas y los medios están viéndose obligados a sincerarse; tal vez porque se están dando cuenta que cuanto más mientan más se sinceran ante el público, ya que la mentira una vez reconocible tiene el valor de una verdad.

Aunque todavía quedan, la hipocresía es hoy un anacronismo ya superado. Momento vivo éste; compartimos una historia atravesada por nosotros y descubrimos que el organismo social va dejando atrás pautas culturales con fechas ya vencidas, y que por fin la política argentina está comenzando a actuar a cara lavada. El debate del pasado miércoles 15 en el Senado es una muestra de ello: No ganaron los pecadores, perdieron los hipócritas.

En ese juego de opuestos, que fue una fiesta de la palabra y del silencio legitimada en sus mentiras y en sus sinceramientos, la sanción de la Ley que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo terminó por exponer a la sociedad tal como es, probando que “igualitario” ya no es un concepto imposible.

La marcha convocada por la Jerarquía Católica en contra de lo que ellos  llaman matrimonio gay fue sincera: Expuso su pensamiento sin hipocresía. Y lo mismo sucedió en el Senado. Eso es bueno: Prueba que comienza a haber  en la sociedad un rasgo virtuoso, que es cada vez más rápido el ejercicio de sinceramiento en que estamos todos involucrados. Se está viendo, escuchando, participando de discusiones que consiguen transparentar nuestros más profundos sentimientos, ideas, prejuicios, intereses, egoísmos, fraternidades y desprecios. Y ese es un extraordinario hecho político, ya que provoca y seguirá provocando en cada uno de nosotros, y en los grupos más diversos, discusiones, tensiones y enfrentamientos dialécticos. Cada uno de los temas que se ponen en escena, sea por parte del gobierno, del Congreso, de los opositores, de organizaciones religiosas, laborales, económicas o académicas, suscitan un sano alboroto de reacciones que generan contradicciones y hasta antagonismos. Del debate entre contrarios surgirá la aprobación o el rechazo, y eso es política. De esto se trata la política cuando está viva, porque cuando está muerta, sepultada por el terrorismo de Estado o el pensamiento único, sólo provoca en el pueblo una callada resignación que lo somete a un falso y estéril apaciguamiento.

Desde este punto de vista, la sanción de la Ley de matrimonio entre personas del mismo sexo no es una noticia, es un notición. Porque, si se la ve con ojos de la cotidianidad mayoritaria, la sanción de la ley simplemente legalizó una obviedad, pero si se la aprecia desde los derechos civiles de las parejas homosexuales sus alcances son importantísimos. Pero además, aun cuando a la pregunta de para qué le sirve esta Ley a los pobres, a los excluidos, a los desocupados o negreados y otros etcéteras, quizá la  primera respuesta que surja sea “para nada”, pero es atinado recordar que, cuando una minoría relegada conquista derechos, las mayorías se ubican un poco más cerca de alcanzar los suyos. Por otra parte, si se la valora teniendo en cuenta que el principal derrotado es un factor de poder que se creía simbólica y concretamente impune, que maneja esa simbología a través de una influencia de nexos profundos con los poderes políticos y económicos a nivel nacional y mundial, lo sucedido el pasado miércoles en el senado es auspicioso, porque cada vez que una vaca sagrada pierde aumentan las chances de que se acerque la justicia.

A ese respecto, es acertado afirmar que ganaron la democracia, las libertades individuales, el civilismo y hasta la modernidad. Eso es formalmente correcto y bienvenido, pero falta decir lo elemental, destacar que esos vencedores lo fueron porque hubo un vencido, y ese vencido no es otro que la Iglesia Católica, o más precisamente la Jerarquía Eclesiástica  y sus cínicos aliados de moral indefendible. Y esta es  una derrota mucho más fuerte que la de hace más de veinte años, cuando la ley de divorcio, porque aquello se caía por su propio peso ridículo, dicho esto sin quitarle méritos al alfonsinismo. Tampoco es comparable a la derrota sufrida por el oficialismo por la 125, porque aquello, lo de Cobos y su famoso voto no positivo, fue un episodio circunstancial, contrastable con el devenir político y susceptible de ser revertido, como que lo fue, mientras que lo de estos días, el matrimonio homosexual convertido en ley, marca un quiebre sin retorno, inmodificable. Un adelanto definitivamente histórico a partir del cual muchos dirán: “Ahora los homosexuales tienen el mismo derecho que nosotros”. Pero también puede pensarse de otra manera y decir: “Ahora todos podemos, si queremos, casarnos con una persona de distinto sexo, o con una del mismo, o con nadie”.

 Los argentinos tenemos un derecho más. Y eso es buenísimo. Y más bueno es porque el vencido se llama  ideológica medieval, dogmatismo, intolerancia, represión.

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//20 de Julio, 2010

VIDA REAL o FICCIÓN DOGMÁTICA

por carlosfernandez a las 01:36, en General

Durante mucho tiempo, la vida real fue lo que se oponía a la ficción. La vida real era la que vivían las personas, mientras la ficción era lo que actuaban los actores o contaban los escritores. Así, primero el teatro y la literatura, luego el cine y más recientemente la televisión, se ocuparon y se ocupan de la ficción en un abanico tan amplio y diverso como para ir desde La odisea a Terminaitor y desde Romeo y Julieta a Rolando Rivas taxista. Hay una larga tradición filosófica y religiosa que insta a los artistas y políticos a mostrar como “real” aquello a lo que se aspira. Al insistir en que “la familia” es un hombre, una mujer y los hijos que procreen, muchas personas viven dentro de esa tradición. La vida real no les devuelve ese espejo, pero al definir la familia como aquello que según ellos debería ser, permanecen fieles a sus ideales. Son, efectivamente, idealistas. El problema con esos sectores, cuando son dogmáticos, fundamentalistas y consecuentemente intolerantes, es que suelen poner en pugna la ficción con la vida real desde la perspectiva de que una ficción, para seguir funcionando como tal, nunca debe ser interferida, y así ellos poder no sólo continuar viviendo como desean, sino además obligar al resto a vivir como ellos creen que se debe vivir. Pero claro, para que su ficción funcione, no debe haber vida real a su alrededor y entonces combaten a quienes por el solo hecho de existir ponen en duda o desmienten esa ficción. No hace falta que nadie los ataque: la vida misma es la que pone en peligro su ficción. 
La ley de matrimonio igualitario viene a decir que para la mayoría de los Argentinos, representada en el Congreso, la vida real y la ficción se imbrican de otros modos, y que este “cambio de paradigma” del que se está hablando significa, antes que nada, que nuestras nociones de la vida real y la ficción han cambiado, que percibimos la vida real, la nuestra, esa que vivimos en contacto con las de quienes nos rodean, de una manera mucho más humana y frontal que la que precedió.
Si la jerarquía eclesiástica pretendía que su posición tuviera eco, que fuera aceptada, ¿por qué no puso a sus mejores “cabezas” a expresar argumentos y razones? En lo personal no escuché manifestaciones en contra de a Ley que no fueran estrictamente religiosos, o más precisamente “eclesiásticos”. No hubo en esas argumentaciones elementos jurídicos, sociológicos, psicológicos, culturales, antropológicos ni nada que se le parezca. La cúpula de la iglesia católica, con Bergoglio a la cabeza, sólo vociferó palabras llenas de iracundia y profirió condenas y amenazas. Un obispo comparó a los homosexuales con el Diablo, otro dijo que “esta ley pone en riesgo el futuro de la Patria” y otro más llegó a decir que se descargaría “sobre todos nosotros la guerra de Dios”. ¿De quién estaban hablando?¿En qué estaban pensando? Hablaban del matrimonio igualitario, no hacía falta ninguna guerra, solo era necesario reconocer los hechos, aceptar la realidad y a partir de allí entablar un diálogo profundo y civilizado; pero, según parece, sumando las palabras “Diablo”, “guerra” y “Dios”, se obtiene una especie de afrodisíaco para legionarios impotentes. De ese modo, una vez más y como viene sucediendo desde hace siglos, la jerárquica eclesiástica priorizó la subjetividad de sus dogmas, los antepuso a la realidad y, con el fanatismo propio de los intolerantes, objetó la diversidad oponiéndose a los gritos. Así, solo atinó a gritar cada vez más fuerte… y perdió.
Creo que gran parte de esta “derrota” de la Iglesia estuvo en sus propias filas, en haber elegido la vía del dogmatismo a ultranza y ejercido la confrontación y no el diálogo. Si se hubiera aprendido de la historia, la lejana y la presente, a lo mejor los obispos hubieran optado por otro camino y elegido otros voceros. Creo que ellos mismos parecen haber decidido perder esta guerra que nadie les declaró. Y ahora, claro, hay un problema, porque en la madrugada del miércoles el Senado, por 33 votos de los “infieles y paganos” contra 27 de los modernos Cruzados, se sancionó “una ley inspirada por Lucifer”, y cuando la malvada Presidenta vuelva de China y la promulgue, listo: Se terminó la “guerra” que según aquel Obispo declararía Dios sobre todos nosotros. ¿O sea que Dios perdió otra guerra? A mí me parece que nó. Que en esto, como en muchas otras cosas, Dios no tuvo nada que ver. Que el matrimonio igualitario es ley porque así lo dispuso una mayoría parlamentaria por medio de la política, que es la práctica consagrada a administrar la vida real y no la ficción que se le oponía.
Los conservadores quedaron expuestos en su reacción de-sesperada por defender, amparados en una presunta “ley natural”, una construcción cultural montada sobre un hecho biológico como es “la familia”. Los progresistas, en cambio, propugnaron y lograron este cambio de paradigma plasmado en una Ley que sin duda tiene una innegable relación con la vida real. Porque los hombres, las mujeres y los niños que esta ley defiende, ya existían desde mucho antes de que esta Ley se sancionara; están presentes entre nosotros y participan de nuestras vidas reales y sabemos que su existencia no pone en peligro nada. Que los derechos que la ley les otorga no conculca ningún otro derecho para ellos ni para nadie. Que en todo caso evidencia que la diversidad es uno de los núcleos del nuevo paradigma. Y sobre todo, demuestra que la bandera de la diversidad no le pertenece a un partido, ni a una ideología politica ni a esta o aquella orientación religiosa, sino que flamea libre y airosa a favor de un nuevo viento que sopla en esta dirección, mal que les pese a ciertos católicos cada vez más alejados del verdadero cristianismo.
Mientras tanto, la “perversa” Presidenta Cristina, estando en China, al enterarse de la sanción de la Ley sostuvo que: “Ha sido un triunfo de la sociedad”, y agregó: “algunos de los que hoy están en contra de esta Ley, con el paso del tiempo se van a dar cuenta que estuvieron equivocados, porque estas cosas toman perspectiva con el paso del tiempo. Si uno piensa que hace 58 años yo no hubiera podido votar y hoy soy Presidenta, o que antes no podía haber matrimonios interraciales, que hasta hace poco se discriminaba a las personas por el color de su piel y que divorciarse era pecado, y que mucha gente que en su momento estuvo a favor de esas cosas ahora se arrepiente y hasta siente vergüenza de ello, entonces uno comienza a comprender alguna cosas. Por eso hay que tomarlo con mucha naturalidad, sin dramatismos, sin enfrentamientos. Esto no es una guerra, al contrario es la paz que nos iguala a los diferentes. Es un hito más en el camino hacia la ampliación de los derechos civiles, es otorgarle a todas las personas el derecho que tiene cada cual a ejercer una opción de vida”… “Se pretendió encubrirlo como una cuestión religiosa, pero es estrictamente social. Se trata, simplemente, de reconocer a alguien que ha elegido tener una sexualidad que no es la de la mayoría de la sociedad, pero que es parte de esta sociedad”
Simultáneamente y de manera casual, por estos dias visita Buenos Aires Baltasar Garzón, un señor que sabe mucho de guerra santa. Porque no investigó sólo a Pinochet, la ETA, los narcos gallegos y los parapoliciales de España. También investigó a los fundamentalistas. Y en uno de sus libros, “Cuento de Navidad”, los define por sus objetivos: “imponer un Estado teocrático sobre la Tierra”, y explica que la forma de lograr esa meta sería la guerra santa.
Garzón sin dudas tiene autoridad para hablar de guerras santas. España y la Argentina las sufrieron. Un destino común feo, pues tanto aquí como allá el Estado terrorista fue bendecido como instrumento de guerra santa por la jerarquía de la Iglesia Católica. Y este es otro tema que Garzón conoce muy bien. Cuando en 2008 presentó otro de sus libros, “El alma de los verdugos”, dijo que la mayoría de los obispos argentinos “estaba en sintonía con el estamento militar en la lucha contra el comunismo y la eliminación de las malas hierbas que, según ellos, perturbaban la pureza cristiana de Argentina”.
En estos días tambien pasó por la Argentina Benigno Blanco Rodríguez, ex secretario de Estado de José María Aznar y presidente del Foro Español de la Familia. Este católico militante, activo dirigente del nacionalcatolicismo, llamó a los católicos argentinos a movilizarse aquí como en España, y dijo que “hay un consenso sobre lo posible que es a lo que se llega en cada situación o época; pero si ese consenso posible no es el óptimo moral, hay que seguir trabajando para lograr un consenso sobre lo mejor”. También habló de lo que califica como “la nueva intransigencia totalitaria de los presuntamente transigentes”, que él lama “laicismo sonriente”; o sea que los laicistas, aunque sean democráticos, son totalitarios: Sonríen de puro fallutos.
¿La “guerra de Dios”, entonces, será contra la sonrisa? Si es así, habría que avisarle a Garzón que se quede serio, pues bastantes problemas tiene ya en España. Y a Cristina. Para que siga siendo soberbia y autoritaria, no vaya ser cosa que se le ocurra comenzar a ser simpática y sonreír sólo para caerle bien a Hugo Biolcati, a Cecilia Pando y a Monseñor Bergoglio.

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//12 de Julio, 2010

JUSTO, NECESARIO. y...POSIBLE

por carlosfernandez a las 03:25, en Politica Nacional

El aumento de los haberes jubilatorios al 82 % del salario mínimo, vital y móvil, es un reclamo absolutamente justo y para nada imposible de alcanzar. El hecho de que hoy esa propuesta es enarbolada por dirigentes que persiguen otros propósitos, más vinculados a perjudicar la gestión del gobierno nacional que a beneficiar a los jubilados, no puede ser motivo para descartar, o siquiera postergar, el necesario debate dirigido a concretar una medida que además de justa y necesaria es posible
Es indispensable que en el Congreso se abra una discusión franca y responsable orientada a establecer, por Ley, el 82 por ciento móvil en las jubilaciones mínimas, que si bien no es la panacea significa que el 72 por ciento de los jubilados pasarán de los actuales 895 a 1230 pesos de haber mensual. Una medida redistributiva como ésta, de enorme impacto económico y social y que cobra aún más importancia luego de que en Argentina se recuperó la discusión periódica sobre el salario mínimo, vital y móvil, no debe ser dejada pasar por alto sólo porque “se le ocurrió” primero a este o aquel. En todo caso, habrá que ver si quienes tuvieron la “ocurrencia” están dispuestos a aceptar la restitución de las alícuotas de los aportes patronales a los niveles previos a 1993, poniendo especial cuidado en no impactar negativamente en las pequeñas y medianas empresas. Esos aportes fueron recortados durante la supremacía del paradigma neoliberal con el hipócrita argumento de que achicar los costos patronales favorecería el trabajo registrado, pero la realidad demostró que era solo una excusa para ampliar las ganancias de los empresarios generando mayor desigualdad: en 1993, el trabajo informal alcanzaba al 23,8 por ciento de la población económicamente activa, mientras que diez años después había llegado a casi el 60 por ciento. Restituir los aportes patronales, entonces, es condición ineludible para comenzar a hablar de un eventual aumento en los haberes jubilatorios, además de un reclamo que desde hace años vienen realizando legisladores y dirigentes sociales pertenecientes al campo popular.
Será necesario tambien que oficialismo y oposición consensuen el modo de avanzar sobre el trabajo en negro para ir reduciendo la persistente informalidad laboral, por cuanto además de revertir la situación de trabajadores y trabajadoras que hoy padecen la falta de cobertura social, permitiría incorporar más aportantes al sistema previsional. Al respecto, no estará de más hacer notar que desde la salida de la convertibilidad se ha avanzado en esa dirección, pues los aportantes pasaron de 5 millones en el primer trimestre de 2003, a casi 8,4 millones en el último trimestre de 2009, pero todavía más de un tercio de los trabajadores están “en negro”, y no precisamente para beneficio del sector laboral.
Además, y fundamentalmente, será prioritario reformar la Ley de Entidades Financieras y transformar, responsable, paulatina y progresivamente, la pirámide tributaria, de manera de eliminar privilegios injustos de los que gozan grupos económicos con altísima rentabilidad como el sector agroexportador, la especulación financiera, el juego y la minería, por nombrar sólo algunos, en el marco de ir construyendo una nueva matriz productiva y distributiva más justa.
Es cierto que los bloques legislativos que hoy impulsan la medida –compuestos por dirigentes de expresiones políticas que, cuando gobernaron y también desde funciones legislativas se encargaron de destruir el sistema previsional, vaciar la Anses y el PAMI, recortar los haberes jubilatorios y regalarles un jugoso negocio a los bancos a través de la creación de las AFJP– son los mismos que cada vez que pueden le niegan al país la posibilidad de consolidar un esquema tributario más justo, tal como quedó expresado en 2008 con el debate sobre las retenciones a las exportaciones de origen agropecuario. Pero el cinismo, la hipocresía y la especulación de esos dirigentes reunidos en el Congreso bajo la identificación de Grupo A, que solo buscan generar crisis política y social como las que produjeron a lo largo de la historia de nuestro país, no debería ser excusa ni mucho menos motivo para continuar negándole a millones de argentinos la posibilidad de sobrellevar un poco más dignamente los últimos años de su vida, más aun cuando ese reclamo, que ha sido bandera de los sectores populares desde hace más de medio siglo, encuentra hoy un contexto más que apropiado para concretarse, pues ahora se cuenta con un esquema previsional inmensamente más justo, abarcativo y solidario que el que había hace menos de una década, mejorando la recaudación y la gestión de la Anses y terminando con el negocio especulativo de las AFJP, además de haber ampliando la cobertura a 2,4 millones de personas que estaban privadas de ese derecho, brindando aumentos que rondaron casi un 500 por ciento desde el 2003 y estableciendo por ley una actualización semestral de los haberes.
Dicho así, esto podría inducirnos a pensar que el Gobierno está en condiciones de promover esos cambios sin ampararse en falsos posibilismos, y que si no lo hace es simplemente por oponerse a la oposición. Sin embargo, aun cuando nadie podrá decir que la implementación de una medida como la que nos ocupa no sería justa, tambien es justo decir que, de formalizarse con la irresponsable premura que pretenden quienes durante medio siglo no sólo no han hecho nada al respecto sino que se han negado sistemáticamente a ello, el otorgamiento de un derecho a todas luces justo derivaría en un grave daño en el corto, mediano y largo plazo que afectará sobre todo a los sectores de menos recursos -incluidos los propios jubilados a los que se dice querer amparar con la medida- por cuanto si la puesta en marcha del aumento del 82 por ciento móvil en los haberes que perciben tres de cada cuatro jubilados, no fuera acompañada de una reforma tributaria que amplíe las fuentes de ingresos del Estado nacional, el perjuicio que se les causaría a las cuentas públicas sería inmenso y terminaría impactando en quienes menos tienen y más necesitan de las políticas públicas. Una medida económica y social positiva, implementada sin los adecuados instrumentos de financiamiento que la hagan factible y sustentable, es la antesala de una crisis fiscal, un escenario gravísimo para quienes menos tienen y un terreno fértil para que los sectores agroesportadores y las corporaciones económico-financieras vuelvan a consagrar sus privilegios.
La receta de la derecha siempre es la misma: Quitarle recursos al Estado y no tocar o ampliar todavía más los márgenes de ganancias de los grupos empresariales más enriquecidos. Para no quedar rehenes de quienes, mediante propuestas demagógicas, avanzan con el único objetivo de que Argentina retroceda, de que el país vuelva a la avenida del ajuste, del endeudamiento y de la profundización de la desigualdad, es necesario profundizar el rumbo iniciado en 2003 con medidas redistributivas como la Asignación Universal por Hijo, o ésta, que amplios sectores populares impulsan desde las convicciones y otros únicamente por una malsana especulación electoral en cuyo trasfondo subyace la voracidad económica. Por ello es necesario generar un debate amplio y democrático, exento de mezquindades y de falsos posibilismos o posturas irreductibles, a fin de hallar el modo de financiar y hacer sustentable una medida que, más allá de quien circunstancialmente la proponga, contiene en sí misma un hondo contenido social por sus características distributivas. Un debate profundo y participativo en el que tengan cabida las opiniones de actores sociales, económicos, académicos, representantes de organizaciones del sector y especialistas, similar al que se dio con leyes importantes como la de Servicios de Comunicación Audiovisuales, o como el que se está dando con la de matrimonio entre personas del mismo sexo.
Gobierno y oposición tienen la responsabilidad y la obligación de hacer realidad un sueño largamente acariciado por millones de argentinos. Cuántas manos, impulsadas por una auténtica sensibilidad social y verdadero patriotismo, se levantarán en el Congreso para aprobar las medidas necesarias para que los jubilados puedan vivir una poco más dignamente, es difícil predecirlo. Pero, y esto no es una simple metáfora, los señores legisladores tienen el asunto en sus manos. De ellos depende el resultado.

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//09 de Junio, 2010

COMPLEJO DE INFERIORIDAD OFICIALISTA.

por carlosfernandez a las 15:45, en Politica Nacional

Muchas personas que apoyan a este modelo y a la gestión del gobierno de Cristina Fernández, se sienten en minoría y avasalladas por la correntada anti K. Cargan con el peso de que ser oficialistas los condena ante cierto estándar social. A esas personas me dirijo. Esas que en una reunión o encuentro se contienen y no se manifiestan, inconscientemente acomplejadas por la marejada opositora que se exterioriza con arrogancia como si estuviera ante una hipotética dictadura. Desde los grandes medios y desde las elites sociales y culturales se infunde furtivamente, entre quienes apoyan al gobierno, el complejo de culpa kirchnerista. Se trata de infiltrarles la sospecha de que están defendiendo algo indecente, indigno de un ciudadano democrático. Éste, distinto y superior a aquellos otros del subsidio, del camión sindical o del sándwich de chorizo. Porque según ese argumento ninguna persona honrada y civilizada podría mostrarse satisfecha con lo que este gobierno representa. Representación negativa exacerbada desde el poder mediático. Cualquiera sabe que oponerse a algo da más patente de inteligente que estar a favor. Porque estar a favor sugiere encantamiento, no razón. Y parecer crítico presume de una distancia intelectual, ajena a pasiones e hinchismos más acordes con la inocencia de la plebe. Ser de la oposición política, social o periodística representa o pretende representar intencionadamente, lo contrario del alcahuetismo. La posición antigobierno sería algo así como “pertenecer” a eso otro independiente e incomprable. Entonces el que sin ser militante se siente conforme con el gobierno, se contrae; y acepta que sea el otro quien imponga su opinión. No se achica por dentro sino por fuera.

Se retira de la cancha y le deja a la televisión la denuncia sin pruebas. No es fácil defender una gestión o una obra, como sí es fácil coquetear desde la teoría, la crítica o la utopía. La autoestima así vulnerada produce en la persona un desánimo y complejo de inferioridad política. Entonces empieza a callar sus opiniones; y como las calla aparenta asentir con los opositores. Y así se aumenta esta presunta mayoría de la calle y de los medios cuyos miembros se rejuntan en la contra. Hay un subyacente aire intimidatorio en el mensaje opositor que gran parte de la sociedad retransmite a lo Mirtha Legrand como si fuera la verdad verdadera. En determinadas geografías no ser oficialistas es un rango, como estar de vuelta de creencias y adhesiones masivas. Los de derecha que en privado bailan, ponen en público cara de culo como si les preocupara la suerte de los muchos. Se ven así figuras notorias de distintos rubros de la fama, descalificando la realidad aunque ellos se solacen en una realidad opulenta.

Otros en su discurso opositor charlatanean con una abstracta revolución más profunda que la que expresa el oficialismo. Y cuanto más se histrionizan a la izquierda más se  derechizaan. Es un ataque bilateral simultáneo. Ante esta prepotencia adueñada de la perfección sin hacer nada, no más callarse. Dejar de cederle a los contrarios el campo orégano y el campo soja y el latifundio del guitarreo crítico. Enorgullecerse de compartir el colectivo sin melindres de pasajero VIP. Porque aún con reparos, pocas veces como hoy, ser oficialista es estar cerca de la razón y del cambio.

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//22 de Mayo, 2010

LA TENTACION DE SER PIADOSOS CON VIEJECITOS CULPABLES

por carlosfernandez a las 03:14, en General

Tal como ocurriera en otras partes del mundo, por ejemplo durante el paradigmático Juicio de Nuremberg, hoy en Argentina se está enjuiciando a militares ya ancianos por crímenes que cometieron en su juventud.

Hubiera sido mejor juzgarlos cuando todavía eran  militares en actividad,  jóvenes, en la plenitud de su vigor físico y capacidad  intelectual y no ahora ya ex militares degradados y viejos. Pero se tardó demasiado, el tiempo ha cargado de edad a los culpables y al verlos ancianos no faltan quienes se sienten tentados a compadecerlos. Es por eso que cuando  Antonio Bussi se descompuso en el juicio en Tucumán, o cuando a Martínez de Hoz, presuntamente enfermo, se lo vio siendo trasladado a la comisaría en una camilla, muchos acaso tuvieron conmiseración por esos viejos  desvalidos y decrépitos. Pero no hay que destinar la piedad erróneamente. Porque hoy no se juzga a unos viejecitos maltrechos, sino a militares que cuando mataban por afuera de la Ley eran adultos, lúcidos, fuertes; patriotas y sobre todo cristianos, según decían, y que sin embargo no ejercieron con sus jóvenes cautivos ese humanismo que hoy a ellos los protege.

La edad por si sola no limpia las almas desalmadas. Las víctimas muertas no envejecen, y las víctimas vivas no dejan de seguir doliéndose. Por eso esa clase de piadosa solidaridad es errónea, y además ofensiva para tantas víctimas que debieron pasar por los peores suplicios antes de ser condenadas a muerte sin juicio alguno. Hay que tener cuidado con permitirse el lujo de la piedad sin anteponer la impiedad original de los culpables.

Lo que hoy sucede en la Argentina, como sucedió en Nuremberg,  es la consecuencia de un sarcófago largo tiempo cerrado pero latente en su reclamo de ser abierto porque contiene algo que lo excede y no se soporta.  Y al ser abierto de él salen pretéritos y repugnantes aires descompuestos, y como no nos gusta respirar esos aires nauseabundos, es entonces que por ahí se plantea esa duda acerca de si el olvido no es mejor remedio que la memoria; o que ya no viene al caso juzgar a represores y torturadores ya longevos, cuando apenas son un retazo de vida sin peligro, aunque cuando jóvenes hayan desencadenado la más espantosa hecatombe de nuestra historia.

Así como se exhuman cadáveres para exhumar las pruebas que descubran a sus homicidas, así se exhuman culpables escondidos entre los expedientes de una burocracia judicial distraída y cómplice con la anuencia de una parte de la sociedad elusiva que pretende absolverse inmerecidamente a sí misma y el silencio cínico de los grandes medios que se auto indultan ocultando un pasado que también los compromete.

Hoy, casi un centenar de acusados o culpables de torturas y genocidio como Etchecolatz, Von Wernich, Videla, Bussi, Menéndez  y muchos otros, están presos en cárceles o en sus domicilios, aunque en ambos casos y en razón de su avanzada edad, son asistidos por sus familiares y una pléyade de médicos y enfermeras  como si fueran simples abuelitos acreedores de afecto y dignos del mejor de los cuidados.

El reactualizado ex coronel Sarmiento es el padre de la jueza que se hizo famosa por el escándalo Redrado y que curiosamente siguió el oficio de ejercer el Derecho que su padre abolió para matar a mansalva. Hoy el coronel está en esa etapa en que la vida le vive cada vez más despacito, pero hace treinta años era conocido como el “Rey de la picana” y era él quien cancelaba otras jóvenes vidas mediante tormentos y balas. Cualquier ser humano que no esté hecho de hielo siente alguna compasión por un viejecito inerme. Y por más que se imaginen su rostro y su maldad cuando era joven, prevalece la lástima ante su situación de ocaso y de caída.

 También Ernestina Herrera de Noble, con sus años, físicamente vulnerable y en vísperas de ser abuela, puede producir una reacción piadosa. Pero no surge de ella ninguna compasión cuando apela a su enorme poder y a toda clase de argucias judiciales para ampararse de sospechas o de culpas, mientras Martínez de Hoz, ideólogo y comandante civil de de la Dictadura Militar,  mentor y principal ejecutante de una política económica que  entregó el País a las multinacionales, se hace ver enfermo y por lo tanto imposibilitado de confesar sus culpas. 

Por eso no viene mal hacer un ejercicio al revés ante las viejecitas o viejecitos en trance de pagar por sus delitos. Nadie quisiera dañarlos físicamente. Sólo se intenta no dañar históricamente a los que estos personajes impidieron seguir siendo jóvenes, o ser jóvenes pero sin identidad genuina, o ni siquiera llegar a ser jóvenes a causa de la diarrea infantil. Porque recién mucho después del padecimiento de aquellos que nunca llegaron a viejos, viene este viejo coronel ya viejecito cargado de crímenes, y más de treinta años después del robo de niños y de de la implementación de una política económica cruelmente devastadora, vienen la anciana dueña de Clarín y el desvalido ex ministro de Videla a pretender inspirarnos compasión.

Hace treinta  años, militares como los que hoy están pasando por la justicia, se esmeraban en robustecer el verbo “aniquilar”, desafortunadamente incluido en el desafortunado decreto del entonces presidente Luder. Y lo enriquecían por cuenta propia, realizando con sumo esmero vejaciones, tormentos, violaciones, submarinos, secuestros de bebés, vuelos de la muerte  y otras “especialidades” recientemente aprendidas en la Escuela de las Américas. Y aunque todavía hay gente que piensa que por tanta dedicación mortal en nombre de la patria y de Cristo se merecen un panteón, por ahora están siendo juzgados como criminales y es posible que se los condene, porque por más viejecito que sea un culpable de crímenes o de acciones atroces, mientras esté vivo debe dar cuenta de los muertos que se amontonan en su historia.

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//03 de Abril, 2010

YO ME ACUERDO

por carlosfernandez a las 18:49, en Politica Nacional

Me acuerdo que hace un año, desde esta columna, tambien rendíamos homenaje a la figura del ex presidente Raúl Alfonsín. ¿Se acuerdan? 
Corría el ’88. Más o menos a esta misma altura del año, el país se declaraba en recatada moratoria y había dejado de pagar su deuda externa. La hiperinflación de cuatro dígitos doblegaba al gobierno radical, aquel que llegó junto con la reimplantación de la democracia, el que en sus comienzos puso sobre el tapete a los Derechos Humanos y, aunque muy tibiamente, procuró instalar un modelo de inclusión social que fue tenazmente combatido por los bancos, los monopolios y sobre todo por la Sociedad Rural, esta Sociedad Rural, la que integra la Mesa de Enlace y es la misma que abucheó y silbó al Presidente Alfonsín cuando éste se negaba a aceptar los designios de la Patria Ganadera. ¿Se acuerdan?
El déficit fiscal se multiplicaba y la inflación se hiperinflacionaba. El Presidente Alfonsín apuraba su retirada del Gobierno adelantando para mayo las elecciones previstas para octubre. Las Casas de Cambio desbordaban de gente que no bien cobraba el sueldo corrían a comprar dólares, para luego revenderlos un poquito todos los días con la ilusión de perder un poco menos, aunque de todas formas siempre perdían. En los supermercados iban actualizando los precios de todos los productos en el aire, sin esperar a que el repositor, o repositora, terminara de acomodarlo en las góndolas. Había momentos en que el consumidor no terminaba de poner en el carrito un artículo, que ya la mano del empleado lo levantaba y volvía a ponerlo allí remarcado a un precio superior. Los fraudes con los alimentos estaban a la orden del día: frascos de mayonesa, de salsa, de palmitos o de cualquier otra cosa, ya vencidos o alterados, que algunas empresas cargaban en camiones para que los arrojaran en los basurales, eran desviados del destino al que iban dirigidos y los frascos, furtivamente retocados, volvían tramposamente a las góndolas a través de procedimientos clandestinos. La pobreza llegaba al 53 %; la inflación mensual era del 80 %.; la anual superaba largamente los tres dígitos y el riesgo Pais, que si bien no nos importaba demasiado y nunca terminamos de entender bien qué mierda es eso, estaba por encima de los 8000. Pero además los sueldos estaban por el piso y a los jubilados y empleados estatales les rebajaban los haberes. ¿Se acuerdan, no?
Por el otro costado, un monstruoso efecto succión transfería fortunas descomunales hacia el exterior. Cualquiera ganaba más especulando que produciendo. La usura estaba la orden del día y usufructuaba la desesperación del pobre gato que si tenía la suerte de recibir un cheque diferido, para canjearlo por efectivo se veía obligado a perder la mitad del importe. Hacía ya tiempo que no había paritarias ni convenios de trabajo, y encontrar un laburo era más difícil que matar un burro a pellizcones. Fueron los comienzos de los primeros cartoneros de la modernidad, que en grupos familiares revolvían los cestos de basura buscando cartones y comida. Tambien por esa época se inventaron las Ferias de Trueque; en realidad el trueque ya existía en la antigüedad, creo que lo inventaron los fenicios, pero ese viejo invento resulto útil para que muchos argentinos de clase media gambetearan a la pobreza y le hicieran, estando en orsay, un par de goles al hambre. En cambio el gobierno radical de entonces no inventó nada. Declaró el Estado de Sitio, una vieja herramienta constitucional mediante la cual Mestre y Storani, republicanísimos, ellos, democratisísimos, ellos, reprimieron a mansalva y le tomaron el gusto a la sangre de un montón de Correntinos, hazaña épica y muy republicana que poco después repetiría Fernando De La Rua, asesinando a 31 porteños en Plaza de Mayo. ¿Se acuerdan, no?
Yo sí me acuerdo. Y porque me acuerdo, y a pesar de todo lo que puedan decir de él, hoy, a un año de su muerte, como hace un año también desde esta columna, no puedo dejar de rendir mi más sincero homenaje al ex presidente Alfonsín.
Y estoy seguro de que si existiera alguna chance de que los muertos puedan ver y hablarles a los vivos, hoy Alfonsín se permitiría interrumpir a sus celebrantes y le haría cha cha en la cola al papanata de su hijo, le diría a Julio Cobos que no sea payaso y renuncie, a Gerardo Morales que no haga más papelones y a la gente que no permita que la vuelvan loca, que no se deje engañar por los inflacionistas y las pronosticadoras de catástrofes que les sirven como asustadores. Porque esta inflación, comparada con aquella gigantesca y desmesurada de su mandato, es apenas un pequeño susto. Que no cancela las Pascuas, se coma bacalao noruego de pescadería vip o merluza barata comprada en un camión.
Estas son felices Pascuas, con Derechos Humanos como aquellos del Nunca Más. Con procesos judiciales como aquel memorable Juicio a la Junta, con un Modelo de inclusión social en marcha al que se oponen los bancos y la Sociedad Rural, y con algunos desaprensivos inflando la inflación y otros pretendiendo instalar un golpe. Nada Nuevo. Pero además con las rutas y los hoteles colmados, con millones de pibes pobres cobrando 180 pesos por mes cada uno, y con una tremenda caja de 48 mil millones, que sí pueden tocarse, y que se tocarán cada vez que haga falta para beneficiar al pueblo argentino, por más que chillen y pataleen quienes endeudaron al país y hambrearon a su gente.

Leída por el autor en su micro “Puntos de vista” del programa “La minka”, que se emite todos los domingos de 9 a 12 hs. por FM 102.9 y  www.gospel1029.com.ar

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//23 de Febrero, 2010

"LA" CALOR

por carlosfernandez a las 02:30, en Politica Nacional

Hablar del tiempo es la excusa más difundida para no decirse nada. Pero es sorprendente que en pleno verano hablemos solamente del calor. ¿Será que tenemos tan poco para decirnos? ¿O porque es la única coincidencia que nos une?
Gente aparentemente normal, estándar, parece haber perdido todo indicio de originalidad y se reconforta en un monotema: el calor. Se contagian el calor por osmosis del diálogo y del boca a boca. Se dan manija y más sudan cuanto más “calorpatía” se intercambian.
Me pregunto: ¿Qué necesidad hay de al encontrarse con cualquiera, poner cara de sofoco y decirle “¡Qué calor!”. Y así todo el día con todo el mundo ¡Y dale con el calor! Que es bárbaro, insoportable, infernal, terrible; surtido básico de adjetivos a los que además se los acompaña con gestos y muecas de tortura.
En muchos medios se está hablando del calor como si fuera una plaga climática provocada por el gobierno para que la Argentina se derrita. Lo que sería bueno que se derritiera es el lugar común; lo obvio. ¿No era que en invierno hace frío y en verano calor? Lo raro sería al revés, que nevara en pleno febrero y pasáramos los días y las noches abrigados y con el calefactor prendido.
Y ojo que el problema al que yo apunto no es el serio, el de la salud, que exige cuidados, sino el del lenguaje; el de convertir al calor en el único tema relevante de nuestras relaciones. Especialmente entre la clase media, que azuzada algunos medios últimamente no milita en la sensatez sino en lo desorbitado.
Ahora resulta que el calor mata. O “la” calor, como se decía antes, cuando en verano las mujeres usaban enagua y corsé y los hombres andaban de saco y corbata y con sombrero de fieltro. ¿Cómo hicieron para sobrevivir en esos tiempos en que no había delivery de helado? Imaginen el padecimiento de no poder pedirlo por teléfono. En cambio ahora, en cualquier momento empiezan a fabricar refrigerantes portátiles de culos para que no se te pegue la cuerina de los asientos en el colectivo.
Basta de hablar del calor. El calor se disfruta de acuerdo a las playas o piletas que nos son afines , o se sufre de acuerdo al laburo que se tenga. Cada cual tiene calor según el fresco de que es propietario. Hay gente que en invierno no es dueña del calor, ni del fresco en verano. Debe vivir siempre a contramano de la temperatura. Esa es la gente la que tiene derecho al pataleo. La otra, nosotros, dejemos de agotar kilowatios al pedo poniendo el aire acondicionado a diecinueve grados, sólo por angurria.
De todos modos sigo pensando, y seguro muchos estarán de acuerdo conmigo, que es mejor el calor que el frío. Porque es más democrático. En verano cualquiera puede desnudarse, pero en invierno no todos pueden abrigarse. No obstante muchos que estamos a salvo de las peripecias del clima con solo apretar un botón o cambiar de escenografía, podemos tratar de imaginar el calor que sienten tantos cosechadores golondrinas cargados en la caja de un camioncito tapada por una lona arrebatada por el sol. El albañil que levanta una pared al rayo del sol a las once de la mañana, no sueña con que al llegar a su casita lo espera un jacuzzi de agua fría con chorros surgentes. Y el empleado/a que vuelve a casa a las 12.30 en un colectivo cuyas ventanillas no pueden abrirse, tampoco. Pero lo que más asombra son los mendigos en la plaza, que duermen con frazada y uno o dos perros cubriéndoles los pies. No sé cómo se acostumbran a vivir sin aire acondicionado ni heladera y ni siquiera cubitos. Y con la misma frazada cubrirse tanto en verano como en invierno. Deben ser a térmicos por la autodefensa y evolución natural de la especie. 

Los que no hay forma de que se aclimaten son la gente CARTEZ con el compañero Maldonado a la cabeza. Es que este Gobierno no les sienta con ningún clima. Ahora vuelven a acalorarse y no hay modo de que recuperen temperaturas normales. Los del Campo están siempre calientes, aunque no es lo mismo la calentura que provocan 42 grados a la sombra que la que produce el haberse opuesto a que las retenciones fueran móviles y que por especular no haber vendido la soja en su momento, cuando valía más de mil pesos.
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//14 de Febrero, 2010

Carta abierta a la Oposición

por carlosfernandez a las 11:06, en Politica Nacional

Permitanme, antes que nada, hacer una aclaración, ya que descubrí que cometí un error a titular esta nota. Y deseo aclarar que el error es solo mío y no me explico cómo pudo habérseme escapado. Porque decir que esta carta aunque sea hipotéticamente, va dirigida a la oposición, es un error. ¿A qué oposición? ¿A esa multitud de partidos, partiditos, grupos, grupúsculos y personas que andan por ahí criticando al gobierno? ¿A Clarín, La Nación, Ambito Financiero, Los Principios, La Nueva Provincia, Perfil y La Capital, por nombrar sólo algunos de los diarios que publican, amplificado, todo lo malo y nada de lo poco de bueno que hace el gobierno? ¿ A los cientos de radios AM y FM, con Cadena Tres a la cabeza, que parecen solazarse poniendo al aire presuntos llamados de presuntos oyentes que putean a los Kirchner? ¿A la longeva Mirtha Legrand, que por más cirugía estética que se haga no puede cambiar su cara de gorila recalcitrante y estúpida? ¿A Nelson Castro, tan fino él, que tanto le repugnan los Kirchner que para no llamarlos por su nombre inventó un neologismo y les llama “matrimonio presidencial”? ¿A TN, que durante el último fin de semana puso en el aire 63 veces la noticia de que Néstor Kirchner había comprado dos millones de dólares, pero nunca, jamás dijo una sola palabra acerca de los quinientos, sí, ¡Quinientos millones! que compró y envió al exterior el grupo Clarín durante el año pasado? En fin, ¿Se podría también incluir como oposición a los taxistas y remiseros, que de tanto escuchar a Rony Vargas critican al gobierno con el mismo énfasis y las mismas palabras que él, agregando adjetivos tales como “yegua”, “ladrones” , “zurdos de mierda” y otras lindeces por el estilo? ¿Esa es la “oposición” a la que me voy a dirigir hoy? ¿Eso es oposición? No. A lo sumo a “eso” puede llamárseles opositores, por eso esta nota no debería llevar el titulo que tiene sino “Carta abierta a los opositores” . Y quizá otro día explicaré, según mi punto de vista, cual la diferencia que existe entre ser Oposición y ser sólo opositores. Aclarado el punto y si el director me lo permite, leo:
¿Cuál es el modelo de país que proponen los que se oponen al modelo del Gobierno? ¿Qué modelo imaginan, planean y especulan? Si el actual modelo no les gusta, los perturba, los damnifica y los ofende, qué otro modelo los atrae, los satisface y beneficia? La oposición debería sacarse la careta y mostrarnos el presunto modelo que mantienen en reserva y no escamotear esa información al pueblo. Se agotó el tiempo de la crítica por la crítica misma, basada en el insulto y la diatriba. Desaprobar y objetar es facil. Como es fácil proponer fantasías amorosas cuando la cama está lejos.
¿Hasta cuando piensan oponerse a este modelo sin desembuchar cuál es el que ustedes tienen, si es que tienen uno alternativo? Los indicios más reveladores y más nítidos aparecieron recientemente con el caso Redrado y la fundamentalista defensa del Banco Central. Y también se amplifican con la alegría que les deparó el triunfo de Piñera en Chile, o la idea retrospectiva de reubicar a los Derechos Humanos en la valija del desván, y a los actores inhumanos en el limbo del olvido. Pero eso no es un modelo. Apenas si se parece a una alegría pueril, bastante tonta ¿No?, y a una mera expresión de deseos, ¿Sí?
Hasta ahora lo que se sabe es que este modelo, el modelo que los kirchneristas y algunos que no lo son tanto llaman “Nacional y Popular”, a ustedes no les sienta. ¿Pero cuál es el que les calza de medida?. Y si lo tienen y les calza, por qué no lo muestran de una vez para que nos calce a todos, o en todo caso a la mayoría o en última instancia a unos pocos, pero que calce. ¿Por qué no lo muestra de una buena vez? ¿Por qué demorar su sinceramiento? Porque con la soja sola y el tambo ad hoc no basta. Tampoco con la iniciativa privada privadísima y el achicamiento del Estado. Eso ya pasó en los `90, cuando el modelo Menemista se sacó la careta y el “no los voy a defraudar” se convirtió en “los voy a despojar”. A nadie puede ocurrírsele que haya muchos compatriotas que sientan nostalgia de ese modelo. Porque claro, nadie en su sano juicio tiene añoranzas de placeres propios a costa del dolor ajeno. ¿O si?
Todo modelo de gobierno es ideológico. Se sabe ya empíricamente cuál es el del actual y qué cosas no incluye este diseño: No incluye el ajuste a la inversión pública, no incluye la exclusión ni la opción del desempleo, tampoco la vocación por esterilizar al Estado o esterilizar la producción alentando los malabares financieros. Este modelo puede o no gustarnos pero es transparente. No es todo lo liberal que algunos quisieran pero tampoco es revolucionario en el sentido de “combatir al capital” poniendo todo patas para arriba. No se sienta a la diestra de Dios padre el Fondo Monetario pero no fantasea con actores sociales que no abundan y no plantea espejismos amateurs ni corazonadas adolescentes. Está muy lejos de ser perfecto y hasta tengo dudas de que sea tan bueno como algunos dicen que es. Sí creo que es pura carpintería, con algunas dosis de imperfección artesanal y cierta cuota de impureza en el estilo. Pero este modelo es éste. Hay quienes les gusta y lo llaman “Peronismo Básico”. Y a quienes no les gusta: ¿Cuál es el modelo les gusta, tiene ya un nombre pero les da vergüenza decirlo? Según parece y por el rechazo que les produce el que esta en vigencia, deben de estar imaginando un modelo totalmente opuesto. Bueno, deschávense, confiesen, digan dónde está y quien lo tiene guardado. ¡Hasta cuándo piensan esperar para mostrarlo!
Alfonsín al menos recitaba el preámbulo. ¿Qué no alcanzó? Y bueno, pero era algo, y por ese algo fue que lo voltearon. Por democrático y sobre todo porque era ideológicamente socialdemócrata. Pero ustedes, que dicen ser republicanos y afirman defender a ultranza las instituciones, si ustedes el que no ha sido protagonista fue impulsor o cómplice de cuanto golpe de estado ha habido en este país, así que no jodan más con esas cuestiones. Les quedan muy grandes. Son cosas demasiado serias e importantes como andar usándolas como excusa. Sáquense la careta. Desnúdenle la cara al modelo que planean… Si es que lo tienen, claro, anímense a mostrarlo. Porque la verdad, lo que hasta ahora han venido mostrando son rostros crispados y una larga, larguísima lista de palabras soeces y falsas denuncias...!Por favor! Aunque más no sea, de vez en cuando alguna promesa. Y con eso les digo todo.

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