//29 de Julio, 2009 |
LA POLICIA FISCAL ...ES UN DESPROPOSITO |
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invitado a las 15:01, en
Actualidad Local |
 Daniel Reiloba (*), ex secretario de Economía de Benigno Rins, reflexiona sobre la política fiscal del intendente Juan Jure y advierte que es un error apostar al impuestazo y la Policía Fiscal.
La decisión del gasto municipal se fundamenta en el deber de todo gobierno de satisfacer la necesidad pública promoviendo el bienestar general. Las erogaciones deben ser congruentes con los fines de interés público, debido a que la satisfacción de la necesidad social es el presupuesto de legitimidad del gasto. La contrapartida es la aptitud económica de los miembros de una comunidad para contribuir a la cobertura de dichos gastos según su capacidad contributiva. El Estado debe respetar los valores de justicia y equidad aplicando cargas tributarias razonables. Una tercera pata de este esquema es la capacidad del Estado de contraer deudas. Ello se justifica si se utilizan esos recursos con un sentido mesurado y productivo y no para compensar un déficit permanente en las cuentas públicas.
Desde fines de 2006, el municipio de Río Cuarto arrastra un déficit permanente. Es imprescindible tomar medidas urgentes para corregir los desequilibrios financieros, erradicar los gastos desproporcionados y superfluos y poner el norte en una política presupuestaria y financiera coherente, basada en dos enunciados esenciales: incremento genuino de la recaudación propia y racionalidad en la aplicación del gasto municipal.
La formulación de presupuestos serios y responsables permite planificar, estableciendo líneas de trabajo para administrar recursos escasos ante necesidades crecientes, logrando una buena ejecución presupuestaria. Así se hizo en el año 2005, cuando de un presupuesto aproximado a los $ 120.000.000 se logró ejecutar un 80 %, con una deuda flotante razonable, empleados y proveedores al día y un plazo fijo de $ 11.500.000.
A partir de los primeros meses del 2006, debido a la política de descentralización del intendente Benigno Rins, se comenzó a generar un gasto desmesurado con escaso control presupuestario. El municipio debió recurrir al plazo fijo para cubrir su déficit mensual. Al no poder revertir esta situación por falta de apoyo político me vi obligado a renunciar porque estaba en desacuerdo con la aplicación de aumentos tributarios inequitativos como los que luego se produjeron durante la gestión de Marcelo Terzo. Se incrementó el Impuesto Inmobiliario, por ejemplo, aplicando porcentajes fijos, que son regresivos por aumentar en la misma proporción a contribuyentes con dispar poder adquisitivo. Cuando renuncié también me opuse al famoso fideicomiso de Rins, no como herramienta financiera, que es muy útil, sino por la forma en que se administró y el desproporcionado y poco claro costo financiero que generó, del que hoy nadie habla.
La crisis actual de la Municipalidad de Río Cuarto es consecuencia de la continuidad de aquella política de Rins, que continúa en la gestión del intendente Juan Jure. Con el agravante de que, al haberse agotado ya los plazos fijos, el déficit se cubre contrayendo nueva deuda a través del fondo fiduciario y un costoso descubierto bancario, encorsetando así irresponsablemente cualquier futura gestión de gobierno.
COERCIÓN O CONVICCIÓN Para recaudar mejor, el intendente Jure debe hacerse acreedor de la confianza pública, demostrando que el dinero que aportan los contribuyentes tendrá un uso responsable. Hay muchos mecanismos para lograr eficiencia en la recaudación: un control fiscal adaptable a los permanentes cambios económicos y tecnológicos de los contribuyentes; el ejercicio de poder coactivo en un marco de respeto de las garantías individuales; el acercamiento al contribuyente a través de organizaciones representativas de distintos sectores; el desarrollo de campañas de difusión y educación tributaria; una política de información acerca del destino de lo recaudado y la responsable asignación del gasto municipal en función de prioridades determinadas por las necesidades de la comunidad y no por la discrecionalidad del gobernante de turno.
La coerción es una de las variables de la relación municipio-vecino, pero debe aplicarse en un marco de legalidad y actuando con equidad y eficiencia a los fines de lograr el cumplimiento voluntario de los tributos municipales. La creación de la Policía Fiscal es innecesaria en el marco de una estructura de ingresos que posee personal de excelencia, un marco normativo garantista, equipamiento tecnológico adecuado y elementos más que suficientes para lograr una buena recaudación, como ya ocurrió en los años 2005 y 2006, cuando se lograron los mejores niveles de determinación y cobro efectivo de los tributos municipales.
(*) Ex secretario de Economía de la Municipalidad
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