El suceso ocurrió el pasado miércoles 10 por la noche, en la ciudad de Paraná, Entre Ríos. La noticia apenas si mereció la atención de algunos medios locales, ciertos sitios de Internet y el diario Pagina 12. Para los grandes medios nacionales, tan adictos ellos a difundir “catástrofes” como el choque entre dos automóviles en esta o aquella avenida de la Capital, el “descomunal” desorden que provocó el paro de subtes y la “injustificada” protesta de villeros pidiendo viviendas o la “numerosísima” marcha contra la “inseguridad” realizada en Olivos, el echo en cuestión pasó inadvertido. Quizá porque el delito, que de eso se trata, no fue cometido por “jóvenes inadaptados” pertenecientes a grupos de izquierda, piqueteros, villeros o “militantes rentados” por De Elía.
Lo cierto es que muy pocos pudimos enterarnos que el gobernador de Entre Ríos , Sergio Urribarri, refiriéndose al hecho declaró: “Sinceramente nos sentimos muy sorprendidos, tristes y muy incómodos por este viejo odio, este viejo rencor demostrado por este acto que verdaderamente nos supera”. En tanto, el ministro de Gobierno de Entre Ríos, Adrián Bahl, dijo que “somos muchos los entrerrianos, hombres y mujeres, que nos sentimos consternados, sorprendidos y agraviados por las conductas reprochables que sostienen algunos sectores que siguen sin entender cuáles son los modos y formas de manifestarse en libertad y sin ofender los valores y símbolos que supimos construir juntos en estos años del proceso democrático”.
Por su parte el titular del PJ entrerriano, José Orlando Cáceres dijo el respecto: “es una prueba irrefutable de intemperancia, falta de conciencia sobre el valor de las instituciones y una ofensa a quienes estamos convencidos de que la libertad es un bien conquistado por el pueblo de la Nación, para gozarla con templanza y sin excesos”, al tiempo que solicitó “serenidad a los compañeros ante tamaña provocación”. El vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Alberto Balestrini, fue más allá al decir: “Es inadmisible, abominable y un ataque al sentimiento más profundo de todos los argentinos y no sólo de los peronistas, que haya emergido el más rancio gorilismo que creíamos desterrado del país. ¿Como puede atentarse contra el busto de una de las mujeres más admiradas universalmente, el mismo día en que los argentinos estamos recordando los 25 años de reinstauración de la democracia?”
Algunos otros dirigentes de diversos partidos y organizaciones gremiales, calificaron de “deleznable y antidemocrático” el atentado del que fue objeto el busto de Eva Peron, erigido en una de las plazoletas de la casa de gobierno de Entre Ríos, perpetrado por un grupo de ruralistas encabezados por el dirigente de FAA local, Alfredo De Angeli, en horas de la noche, tras una marcha con camionetas, tractores y cosechadoras durante la cual volcaron cereal en el ingreso de la Casa de Gobierno, arrojaron huevos y otros proyectiles y efectuaron pintadas en los muros del edificio.
Ni Carrió, ni Juez, ni Morales, ni el Cardenal Bergoglio ni el Rabino Bergman ni otros paladines de la paz y la democracia dijeron una palabra al respecto. A lo mejor porque ninguno de los grandes medios porteños no los invitó a expresarse, o seguramente porque a ninguno, ni a los medios ni a ellos, les conviene que estas cosas se sepan. Ahora lo único que falta es que Mirta Legrand invite a De Angelis a uno de sus almuerzos para que el “líder chacarero” narre su nueva hazaña y explique los motivos de su “justa, pacífica y democrática” protesta.
