Leída por el autor en su micro “Puntos de Vista” del programa “La Minka”, que se emite los
domingos de 9 a 12 por FM Gospel (102.9), www.gospel1029.com.ar y diferido por: www.laminkaradio.blogspot.com
Perón dejó como sucesores a una Presidenta inepta y a un
criminal paranoico que dedicó sus mayores afanes a perseguir y aniquilar a los
jóvenes del peronismo, armados o no. En cambio Néstor Kirchner compartió su
vida y deslizó la presidencia en manos de una mujer de excepcional
inteligencia, un valioso cuadro político fogueada y hecha en la militancia.
Perón muere enemistado con la juventud y
lo mejor del peronismo y elige, o lo obligan a elegir, quedar pegado a la más execrable
burocracia sindical y a la partidocracia pejotista, pusilánime y conservadora,
mientras que Néstor es sorprendido por la muerte en pleno diálogo con la
juventud, con las organizaciones sociales de base, con los organismos defensores de los derechos humanos y en plena
construcción del Frente Para La
Victoria como sustituto de un PJ aburguesado y socio minoritario
de las corporaciones, y además acompañado
por un Movimiento Obrero Organizado que, aun sin haber podido todavía
desembarazarse de ciertas prácticas liberales, aparece como la trinchera más
confiable que tiene el pueblo para enfrentar los avances del Impero.
El vicepresidente de Perón era su esposa, huérfana de
carácter, sin experiencia ni militancia política y moralmente sometida al monje
umbandista Daniel, quien se sirvió de ella para alcanzar sus maléficos
designios. La compañera de toda la vida y sucesora de Kirchner es Cristina Fernández, de cuya
inteligencia, fortaleza moral y extendida militancia política nadie puede poner en duda.
Su vicepresidente es un traidor ética y políticamente despreciable, pero ella
lo sabe muy bien.
Cristina Fernández es de esos seres humanos que se agrandan
ante la adversidad. Se la vio llorar, claro, ¿Cómo no va a llorar al compañero
de toda una vida? Quién, con un cierto grado de sensibilidad, no lloraría en
una circunstancia semejante. Pero Cristina es notoriamente fuerte. La desdicha
le dará aun más fuerza y la hará todavía más dura en la lucha. Muchos acaso ni
sospechen lo que tendrán que enfrentar de aquí en más. Por otra parte, si, como
dicen, Cristina carece de carisma para “enamorar a las masas” por falta de
simpatía, de feminidad o de lo que sea, su
inteligencia, coraje y capacidad de gestión despierta admiración y cosecha
adhesiones en el mundo entero.
“Pobre –dirán
algunos- qué mala suerte tiene; quedar
tan repentinamente sola, perder a su marido al que tanto quería y necesitaba”. Y es cierto. Nadie puede poner
en duda que amaba y necesitaba a su marido. Pero Cristina no es (en realidad
nunca fue) simplemente “la esposa de”. No por nada el pueblo ve en ella a la
mujer que se quedó sin su hombre pero sigue siendo Cristina, una mujer
que, además de tener y querer, puede y sabe arreglárselas sola. Pero además no
está ni estará sola. En estos días apareció en Plaza de Mayo un cartel que decía:
“Néstor está con Perón y el pueblo con Cristina”. Una simple frase nacida tal
vez de un corazón y un espíritu simple: sin duda alguien del pueblo. Alguien quizá
muy humilde que formaba parte de ese pueblo agradecido que esperó largas horas,
incluso bajo una lluvia y pertinaz, para ofrendarle su muy sincero homenaje a
Néstor Kirchner y el más incondicional apoyo y solidaridad a su esposa, mostrándose
además decididamente dispuesto a respaldarla para que el país conserve el rumbo
iniciado en 2003.
Abundaron las flores, las adhesiones y saludos protocolares.
Algunos sinceros otros no tanto y otros del todo mentirosos, como el de Cleto
Cobos, la Mesa
de Enlace, Macri, Bergoglio Macri,
Duhalde y De la Sota. Pero estuvieron y estarán también y sobre todo los otros, los verdaderos, los miles
y miles de ciudadano anónimos que durante horas y horas desfilaron junto al
cuerpo sin vida del hombre que les devolvió las ganas de vivir. Y la militancia, eso que hoy más necesita el Peronismo
para la construcción política territorial que
como una suerte de trinchera popular esté preparada por las dudas, no vaya a
ser cosa que el gorilismo apátrida, aunque de manera equivocada, crea llegada
la hora de quebrar el orden institucional para desde allí tomar nuevamente revancha
contra los avances del pueblo. Hoy, quizá más que nunca, la militancia juvenil,
especialmente la peronista, tiene un papel esencial: Recuperada la dignidad, el
orgullo de ser Argentino, la confianza en la democracia y la certeza de que la política
es la única herramienta válida que tiene el pueblo para forjarse un futuro
mejor, tomará en sus manos el “bastón de mariscal que cada joven lleva en su
mochila” y llevará las banderas de Evita hasta la victoria.
Que el PJ siga en lo suyo: roscas, candidaturas, negocios y ambiciones
bastardas: politiquería barata siempre nos costó caro. Que los Duhalde, los
Macri, los Rodriguez Saa y los De la
Sota se vayan a la mierda. Basta de emponcharse con la
bandera de Perón y utilizar a la democracia como instrumento sólo útil para
llegar al gobierno con la mira puesta en los negocios y desde allí traicionar
al Pueblo. Lo esencial del proyecto sigue siendo la unidad de América Latina, el
fortalecimiento del Estado, la promoción y desarrollo de la industria nacional,
la irrestricta defensa de los derechos humanos
y el incondicional avance y resguardo de las conquistas sociales. Habrá a quienes
esto les guste mucho, poco o nada, pero no es otra cosa lo que hizo Néstor Kirchner
y sin dudas continuará haciendo Cristina.