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Corriente PUCARA
Sabemos que sólo hay una libertad: LA DE PENSAMIENTO
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//12 de Enero, 2011

El post Lula

por invitado a las 03:06, en Internacionales

Escribe Emir Sader*

Cuando Fernando Henrique Cardoso triunfó, en 1994, el entonces principal periódico de Brasil, Folha de Sao Paulo, pasó a publicar un suplemento diario con el título "La Era FHC".

Después de la dictadura militar, de José Sarney -originario de la misma dictadura y elegido por el voto indirecto de un Colegio Electoral- y de Fernando Collor de Mello -igualmente originario de la dictadura militar, tumbado por un impeachment por corrupción- la llegada de Cardoso -originario de la oposición a la dictadura, con un perfil intelectual, político y cultural de primer mundo- justificaban, a los ojos de los medios, el ingreso de Brasil en una nueva era.

Nada de eso ocurrió con Cardoso, que repitió en Brasil, monótonamente, las recetas del FMI y del Banco Mundial.

Su perfil intelectual lo diferenciaba de Menem -la diferencia entre vino francés y pizza con champán- pero el contenido de las políticas era el mismo.

Tuvieron destino similar: reelección en base al impulso del control de la inflación, pero incapacidad de elegir a su sucesor, porque han terminado el mandato en medio de una gran crisis recesiva y con bajísima popularidad.

Cardoso fue sucedido por un personaje político radicalmente distinto de él, a quien él había derrotado dos veces: Lula.

Oriundo del nordeste brasileño, obrero de fábrica que perdió un dedo de la mano en una máquina, líder sindical de base en la lucha contra la dictadura militar, dirigente de un partido de izquierda (PT), Lula ganó finalmente una elección presidencial en 2002, cercado de previsiones catastróficas sobre su capacidad de manejar las riendas de un país económica y políticamente complejo.

Ocho años después, ese tornero mecánico socialista -como él se autodefinió esta semana en su provincia natal, Pernambuco- concluye su mandato con el 83 por ciento de apoyo y el 4 por ciento de rechazo, a pesar de tener -exactamente al contrario de Cardoso- toda la vieja prensa en su contra.

Asimismo, basado en ese apoyo, logra lo que ningún otro presidente brasileño había logrado en su historia democrática: elegir a su sucesor(a).

¿Termina así lo que podríamos llamar -con mucha más propiedad- la Era Lula? Sí y no.

Sí, porque deja de ser presidente de Brasil el -de lejos- más popular presidente que ha tenido ese país, con todo lo que ello representa de presencia política, humana, de expresión de una trayectoria impresionante que lo llevó de la miseria extrema al liderazgo indiscutido de su nación y a una proyección internacional que nunca un dirigente político brasileño había tenido.

Sin embargo, por haber escogido como candidata a la coordinadora durante los últimos cinco años de un éxito extraordinario de su gobierno y haberla elegido como primera mujer presidente de Brasil, en términos políticos se puede decir que la Era Lula sigue en el Post Lula.

Porque el Post Lula es Dilma y da continuidad a las líneas fundamentales de su gobierno.

El Brasil que Lula deja para su sucesora es, por primera vez, un país menos desigual, menos injusto, con una distribución de renta donde la mayoría de la población ya no está en la base de la pirámide, sino en el grupo intermedio.

Este fenómeno, por sí solo, ya bastaría para proyectar a Lula como el más importante presidente brasileño desde Getúlio Vargas.

Brasil, el país más desigual de América latina que, a su vez, es el continente más desigual del mundo, ha sido transformado positivamente.

Lula dejará una huella imborrable en la sociedad brasileña, no solamente por las trasformaciones que su gobierno ha implementado, sino por demostrar que un hombre de origen popular puede llegar a conducir de forma espectacular un país, unificarlo y representar su identidad de forma pluralista y policlasista.

Hoy se puede decir que es infeliz el brasileño que no se identifique con Lula. Felizmente son pocos: apenas 4%.


*(Emir Sader es sociólogo y cientista, maestro en Filosofía Política y Doctor en Ciencia Política de la USP - Universidad de San Pablo).


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//22 de Diciembre, 2010

Argentina de pie

por invitado a las 02:14, en Politica Nacional

Escribe Esteban Collazo
El país era una caldera, ardía en dolor y miseria, acaso un infierno como luego diría un hombre que vino del sur a cambiar la historia, a sembrar esperanza y alegría en un pueblo que algunos creían derrotado.
Había visto por televisión que el país estallaba, que personas desesperadas saqueaban comercios. Recuerdo que esa tarde, la del 19, crucé la plaza Constitución (en Capital) y del supermercado Coto la gente salía con bolsas y changuitos, en una mezcla extraña de alegría y furia, y se dirigía a la estación para tomar el tren y retornar a su casa.

“¿Qué pasa mamá?”, pregunté. “La gente no da más”, me respondió, sin mucho más para decirme -en momentos como esos pocas son las palabras que el estómago permite expulsar-. Yo tenía tan solo 14 años y desde ese día algo cambió en mí porque algo había cambiado en el país. Luego vendrían, ya más de grande, los análisis, la posibilidad de ponerle nombre a las cosas y contextualizarlas. En ese momento todo era crisis, riesgo país, colas de jóvenes en las embajadas para emigrar sin posibilidades ni perspectivas, deudas, corralito, corralón, disparos, gases y 39 muertes.

Si hasta se atrevieron a pegarle a las Madres de Plaza de Mayo en su propia Plaza frente a las cámaras de televisión.

Angustia y tensión era lo que se mamaba en mi familia (y en todo el país) hasta que al entonces presidente Fernando de la Rúa se le ocurrió declarar el Estadio de Sitio. En ese momento mi vieja, como otros miles, saltó de la silla y se mandó para la Plaza de Mayo porque no quería vivir nuevamente el terror de los ’70, ni milicos, ni tanques, ni detenciones, ni el miedo de aquellos años. No lo quería para ella y no lo quería para sus hijos ni para ningún habitante de nuestro país.

Había otros que ya estaban en la Plaza por sus depósitos, por sus ahorros, por su laburo, por algún familiar, y todo ello se juntó y llegó el estallido que el rock venía anunciando. No fue sorpresa, al neoliberalismo se lo resistía desde los movimientos sociales, los movimientos de desocupados, el Polo Social, el Movimiento de los Trabajadores Argentinos (MTA) que encabezaba Hugo Moyano en la CGT, la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA) de Germán Abdala, la Marcha Federal, las protestas piqueteras en varias provincias, etc.

El modelo económico, social, cultural y político impuesto a partir de la última dictadura cívico-militar hizo eclosión y el pueblo no soportó más el ajuste, la pobreza y la exclusión. El 19 y 20 de diciembre del 2001 se inició el derrumbe del neoliberalismo (un proceso largo y una lucha que todavía continúa), se dijo basta, y se comenzó a andar aunque en ese momento todavía con un horizonte un tanto difuso.

El pueblo no quería más convertibilidad, Banelco, “flexibilización laboral”, pérdida de derechos, ausencia de paritarias, megacanje, blindaje económico, ajuste, desindustrialización, recorte del 13 por ciento a los jubilados y a los trabajadores de la educación y los estatales, abandono de la salud, de la educación, destrucción del Estado e indultos y perdón a los responsables de los delitos de lesa humanidad. Hubo represión, un helicóptero que se escapó con un cobarde más que la historia de nuestro país recordará y Ramón Puerta, Adolfo Rodríguez Saá (que declaró el default) y Eduardo Camaño desfilaron al ritmo de las corporaciones económicas.

Llegó el turno de Eduardo Alberto Duhalde, sus falsas promesas, la pesificación asimétrica, otra vez el dedo en el cu… a los que menos tenían, y Maximiliano Kosteki y Darío Santillán asesinados en el Puente Pueyrredón el 26 de junio de 2002.

Recuerdo los clubes de truque que aparecieron en esos años para dar alternativas a la crisis que vivía el país, las asambleas barriales que surgieron, la de San Telmo, la gente reuniéndose en el Parque Lezama, en particular la de Juan B. Justo y Corrientes que todavía continúa junto al maestro Rubén Dri.

El resto se sabe: Duhalde eligió a uno que luego no agachó la cabeza ni dejó las convicciones en la puerta de la Casa Rosada, que no se subordinó a los dictados de los poderes fácticos, que sabía que tenía que llegar aunque sea de la mano de Duhalde para cambiar la argentina; y aquí estamos, escribiendo la historia, cambiándola, limpiando las lágrimas por su ausencia física y fortaleciendo un proyecto nacional, popular, democrático y latinoamericanista.

Ahora queda que algunos recuerden el dolor que vivieron, el infierno que era, el “piquete y cacerola, la lucha es una sola” y cómo estaban con las políticas que hoy proponen muchos políticos de oposición. Es cierto, todavía falta mucho, pero sin lo conquistado y sin el piso que hemos alcanzado, no hay posibilidad de estar mejor.

La generación a la cual pertenezco, la que nació en el neoliberalismo, en el fin de la historia, mientras la maquinaria mediática y pedagógica hegemónica enseñaban que las ideologías se habían acabado, la que nació en una sociedad corrupta, con un tejido social desecho, con una inmensa desocupación y altos niveles de violencia, cuando la única vara para medirse era el dinero o el “éxito” y no la solidaridad o el amor, a partir del 2001, y sobre todo a partir del 2003, se ha volcado por completo a la política con el entusiasmo y la certeza de que transformar la realidad, cambiar el país que los genocidas nos dejaron y construir una Patria Justa, Libre y Soberana es posible.

En estos días vemos como muchos pretenden rememorar aquellos años de desesperación apadrinando conflictos, como dijo la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, e intentando desestabilizar junto a los medios de prensa hegemónicos. Pero esta vez, el 19 y el 20 de diciembre, encuentra una Argentina de pie, politizada, movilizada, medianamente organizada y con amplios sectores de la sociedad concientes de lo que hay en juego y de la importancia de defender los derechos conquistados en esta Revolución del Bicentenario.

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//19 de Diciembre, 2010

"Me molesta la hipocresía"

por invitado a las 12:51, en General

Escribe Florencia Guerrero
Después de las duras respuestas de Lanata y Legrand, el actor contraataca: "Me molesta la hipocresía". Dice que la corporación mediática es una "banda de mentirosos". Su desencanto con los radicales y un pronóstico: "si Macri es presidente vuelve el caos social".

Sutil cruza entre las "Aguafuertes porteñas" y el "Mordisquito" de Discepolín, el actor Federico Luppi no resulta estridente al decir: "llevan al pueblo a cagarse de hambre", o "me fui en pelotas", porque de inmediato, el hipervínculo abre un link y cualquiera termina asociándolo con sus personajes fuertes y adustos de décadas pasadas. 

A no asustarse por su elocuencia que amaga al exabrupto. El actor intenta explicar una suerte de certezas, producto de la experiencia, algo que confirma al espetar: "estas canas vieron más de siete décadas de este país". A eso suma sus largas horas de lectura en la casa de Recoleta que habita hace un año, un búnker en el que todos los días una Mac le permite recorrer la mayoría de los diarios. Mate en mano, y lleno de inquietudes, el actor de la ochentosa "Plata dulce" prefiere la hiperinformación, y condena la ignorancia. También aportan a su physic du rol los días de tertulia con amigos, un placer que ha sabido mejorar con los años. Otras cosas no han cambiado, aún, después de sus 73 primaveras. El personaje polémico que en los ’70 aceptó papeles en filmes como "Tiempo de revancha" o "Últimos días de la víctima", es el mismo que en 2001 se fue enojado a España, tras la debacle económica que desembocó en el corralito: "Me fui en pelotas".

-¿Extraña Madrid?

-No, sí suelo tener cierta nostalgia de la dimensión humana que tiene Madrid, eso es algo que me hizo mucho bien. Esa ciudad conserva la tranquilidad, aun al tener todos los elementos de una gran urbe al punto de que, cuando me fui de Buenos Aires, yo estaba con una mano atrás y otra adelante, y me manejaba en subte.

-¿Se fue muy enojado del país?

-Golpeado, todo lo que hicieron fue pavoroso. Un día fui al Consulado de España y me encontré con un hijo de asturianos cuyo padre había venido a la Argentina después de la Guerra Civil, por razones económicas, y ahora él se iba por la misma causa de esta tierra. Estuve cuatro años sin volver, tenía una decepción muy grande, desafecto y descreimiento absoluto de la clase política.

-Alguno podría acusarlo por aceptar la doble ciudadanía en el 2003.

-Soy un argentino que envejeció en la Argentina. Toda mi vida la hice aquí, siempre votando y creyendo en los inútiles, y ahora veo que los mismos que yo he elegido durante décadas, son los mentirosos y corruptos que inventaron la Banelco y sobornaron al Senado para sacar la Ley de Flexibilización Laboral. Hoy dicen que quieren defender nuestros derechos, y se olvidan que fueron ellos los que hicieron todo el desastre.

-Le interesa el métier político…

-Como a cualquiera. Tuve la desgracia de asomarme a la política por razones externas a mí, pero no soy político ni estoy afiliado a ningún partido. Curiosamente siempre voté a los radicales, empecé con (Arturo) Frondizi, él pactó, traicionó y mintió. Después voté a (Arturo) Illia, sabiendo que aceptó presentarse a una elección presidencial con el padrón interdicto. El radicalismo otorgó legitimidad civil a la famosa Junta Consultiva Nacional, que ratificaba y autorizaba las atrocidades de la dictadura del ’55.

-¿Qué recuerda de los ‘70?

- Lo viví con el culo a cuatro manos, estaba prohibido, sin trabajo y con las amenazas de la triple A, para mí era inaceptable porque no tenía antecedente de algo parecido. Cuando empezaron a caer actores de Mar del Plata y Rosario, entendimos que la cosa estaba fea, pero no podía irme porque mis hijos eran muy chicos, estaba recién separado de mi primera mujer y creí que dejarlos solos era gravísimo. Todos hemos juzgado con justa razón a los militares de la junta, pero nos olvidamos de un enorme porcentaje de la sociedad civil, que fue cómplice de eso. Adyacentes en todo los niveles a la muerte, la tortura y la desaparición. Todos cómplices.

-¿El radicalismo del ‘83 cambió algo?

-Raúl Alfonsín fue la enorme decepción quinceañera de mi vida. Él hablaba de un legalismo que parecía posible de ser aplicado en la Argentina, con un importante apoyo de la población y, sin embargo, su gran entrada en la historia que fue el Juicio a las Juntas, en muy poco tiempo se convirtió en las leyes de Obediencia Debida, Punto Final, y el pacto con (Carlos) Menem para entregar lo que quedaba. Con ese accionar determinó que durante 37 años se movieran los resortes de la jurisprudencia argentina, otro hubiera sido el cantar de haber tenido cojones.

-¿Qué lleva a un actor de su trayectoria a polemizar sobre estos temas?

-Si salí a hablar es porque defiendo mi vida. Hace cuatro años, cuando volví al país, me hicieron una nota en la que dije que para mí el partido de la oposición era el mundo mediático. No hacía falta ser Friedrich Engels para entenderlo. Las corporaciones mediáticas defienden aquella Argentina exportadora primaria, de un país alambrado para hacer los negocios que le vienen bien a las corporaciones y el pueblo otra vez a cagarse de hambre.

-Ese poder mediático se hizo visible en el enfrentamiento entre el kirchnerismo y el Grupo Clarín, ¿lo anticipó?

-No era tan complejo. Me desespera este esfuerzo que noto en ciertos sectores por inventar un discurso que persigue engañar y confundir, cuando lo que quieren es llevársela toda y no pagar un centavo. ¿Por qué la complican tanto? Que se la banquen y digan que son de derecha y quieren hacer sus negocios sin miramientos, que se paren en la vereda que les corresponde. Me molesta que la van de institucionalistas y son una banda de mentirosos.

-Por lo general los actores y figuras públicas que salieron a hablar en estos términos fueron cuestionados, ¿nunca evaluó esa posibilidad?

-Mirá, si por esas cosas de la alquimia geopolítica volviera a instaurarse una dictadura, ya sé dónde estaría yo, y dónde estarían ellos. Sé que sería perseguido, estaría tildado en una lista, y los que hoy se rasgan las vestiduras irresponsablemente seguirían lucrando.

Este año vivió una carrera constante. Estrenó en cine "Fase 7", y "Sin retorno", con Leo Sbaraglia. En teatro hizo "Por tu padre", junto a Adrián Navarro y hasta le llegaron ofertas para hacer televisión. "Dije que no porque las jornadas de grabación son muy largas, y ya no tengo 22 años", se excusó. 

Pero el 2010 será recordado en su historial como el año en el que más cruces mediáticos enfrentó. Aunque lo niegue, aunque diga que él habla sobre cuestiones fácticas y sus oponentes sólo persiguen la agresión, en los últimos meses le han dicho "violento", "golpeador", además de acusarlo por no reconocer la supuesta paternidad de un niño de 11 años.

-Mirtha Legrand, Susana Giménez, Jorge Lanata. ¿Por qué salió a pegarles a tantas figuras públicas?

-Me molesta la hipocresía, cuando digo que Mirtha es una irresponsable y una ignorante, se ofende; pero esta cuestión de los almuerzos bajo el marco de que son intrascendentes, rococó y rosados, plantean permanentemente una agenda política descalificadora y destituyente. No estoy inventando nada, todos ellos son los mismos sinvergüenzas que hace años realizan sus negocios, pero le mienten a la gente.

-¡Entonces, usted ve "Almorzando…"!

-Claro, lo veo todos los días, si no no podría hablar. Igual creo que ella no tiene la suficiente agudeza e inteligencia para ciertos planteos. Un día invitó a Ingrid Betancourt y le dijo: "por qué Estados Unidos no invade y aniquila a los paramilitares y las FARC", porque para esta gente, la muerte y la vida son cambios deportivos…

-¿Por qué cree que la sociedad argentina mantiene esas figuras como referentes?

-No sé, que se haga cargo la gente, no puedo hablar por los demás. Cuando salgo a decir lo que pienso, defiendo mi vida. Si a la gente le gusta, que consuma lo que quiera, pero no puedo dejar de defender mi propia integridad. En otra de sus mesas preguntó a Lanata qué opinaba sobre la designación de Néstor Kirchner como secretario de la Unasur, y él respondió que le quedaba grande, nunca lo escuché arrepentirse cuando en la gestión del ex presidente se medió para que los presidentes Hugo Chávez y Álvaro Uribe mejoraran su relación, o cuando en medio de la crisis de Honduras, la Presidenta argentina voló y se metió en medio del ojo de la tormenta.

-¿No exageró un poco al criticar a Lanata?

-No. Él un día salió a quejarse contra el Gobierno: "basta de la dictadura, me tienen cansado con la dictadura", le dije que su frase era terrible para un periodista. Cuando Lanata suprime la existencia de un hecho, negándolo porque le cansa, emplea el mismo procedimiento de Joseph Goebbels, de ése lugar no se vuelve.

-En su editorial, el periodista lo acusó de violento y "cobarde, incapaz de reconocer a un hijo"…

-Yo le hablé políticamente, él no pudo refutarme, entonces revolvió en la basura de algo que él no puede demostrar, porque nada de lo que dijo existe. No hay denuncias en mi contra, pero Lanata prefirió adoptar esa postura ñoña e infantil de acusar en vez de refutar. Me preguntaría si la violencia es que yo acuse a Mirtha sobre hechos concretos, o que ella impulse la penetración armada en un país libre.

-¿Cree que se usó la denuncia de Haydeé Padilla, sobre sus supuestas golpizas, para perjudicarlo políticamente?

-¡No hay denuncia! Una persona que no hace la denuncia de sus supuestas golpizas y va a buscar prensa, comete dos fraudes. Primero, convierte en un problema de mujeres realmente perseguidas, en un tema de novela rosa; segundo, quita toda legitimidad para una lucha seria, porque la gente hace de eso una comidilla de superficialidad. Jorge Rial, Luis Ventura y Lanata dieron una respuesta a mis denuncias, ¿fue política? No, usaron chismes sin argumentos para destruir mi imagen.

-También acusó a Mauricio Macri de lucrar durante su gestión en la Ciudad de Buenos Aires, ¿lo llamaron del PRO?

-¿Cómo me van a llamar, si no tienen respuesta política? Lo único que hice fue exponer hechos concretos de gente irresponsable. El tema de fondo es que nos preguntemos ¿cómo puede un tipo que es jefe de gobierno, decir que el 9 de Julio es el Día de la Bandera? Tenemos que ser conscientes, si Macri es presidente volverá el caos social.

-En una entrevista a la TV Española usted dijo que a cualquier latino le resultaba más fácil hacer personajes lindantes con la maldad, porque ha vivido muy cerca de ella… ¿No parece conveniente para algunos actores expatriados?

-Sí, y es inevitable habiendo atravesado los procesos dictatoriales. Cuando en tu vida cotidiana la única referencia es la muerte, todo lo demás adquiere un valor subjetivo. Los militares podían hacer lo que Mirtha y Susana Giménez preconizan: "para la gente como uno, derechos humanos, para los otros leña, garrote y pena de muerte", tienen tal desprecio por la vida de los otros, que las irrita que haya derechos humanos para todo el mundo.

-Legrand pidió a la Presidenta que "tome cartas en el asunto", por sus dichos…

-¡Lo único que falta es que Cristina Kirchner interceda en esto!

-¿Habló con ella alguna vez?


-La vi hace una semana en un acto, pero no hice más que saludarla porque estos cruces generan una respuesta obligada, que no necesito.

-Usted dice que no es peronista, ¿cómo se define políticamente?

-No tengo preferencias, pero no soy kirchnerista. Hasta ahora nunca había visto a un presidente argentino que hiciera todo lo que dijo, siempre me metieron el perro. Dicen que soy un neurótico, pero hagan memoria, cuando Alfonsín se fue, dijo: "no supe, no quise o no pude", y yo pienso: "pero para que mierda tenías el poder". Si hoy defiendo esto es porque, aunque no conocí nunca a Néstor Kirchner, él hizo lo que dijo que haría. Yo sé lo que nos espera si la derecha llega a ganar y prefiero plantarme.

-¿Le ofrecieron hacer política alguna vez?

-Sí, pero no me interesa.

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//14 de Diciembre, 2010

Analfabeto Político

por invitado a las 06:08, en Actualidad Local

Escribe Anibal Fernandez
El peor analfabeto es el analfabeto político. No oye, no habla, no participa de los acontecimientos políticos. No sabe que el costo de la vida, el precio del poroto, del pan, de la harina, del vestido, del zapato y de los remedios, dependen de decisiones políticas. El analfabeto político es tan burro que se enorgullece y ensancha el pecho diciendo que odia la política. No sabe que de su ignorancia política nace la prostituta, el menor abandonado y el peor de todos los bandidos que es el político corrupto, mequetrefe y lacayo de las empresas nacionales y multinacionales. (Bertolt Brecht) 

Gestión. La gestión que no gestiona. La idea de que el Estado se gerencia. El gerenciamiento de la política. La ausencia de política… He allí el origen de todos los males porteños. De esos males que los medios adictos/negociados/comprados no han podido ocultar… Porque también la muerte es producto de esa sin razón que ya se anunciaba en los primeros días del gobierno de Mauricio Macri.

“Tenemos que despolitizar al Estado”, decía Rodríguez Larreta ni bien iniciaban el Gobierno y, lamentablemente, fue en lo único que cumplieron. Porque de las 10 mil viviendas anuales que iban a entregar, durante este año que termina, sólo adjudicaron 81, lo que indica a todas luces el grado de subejecución de lo previsto en el presupuesto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para la construcción de habitats: apenas el 18% de los 415 millones previstos. Y lo que es peor, de ese porcentaje, sólo 1 millón 800 mil pesos fueron destinados efectivamente a levantar paredes y construir núcleos húmedos… el resto se fue en publicidad, administración, sueldos y viáticos… UNA VERGÜENZA!!!

Una muestra, un botón del enorme atavío de ineficacia con el que la administración Macri se disfraza para “robarle a los pobres y darles a los ricos”. Porque a la hora de aumentar el ABL siempre pagan todos por igual… pero los “justos” de los barrios del Sur, esos que siempre pagan y nunca reciben… porque se cerraron centros de salud, porque se iba a terminar el hospital de Lugano, pero éste no se terminó y los centros siguen cerrados, así como también cerraron los locales de acción comunitaria y discontinuaron la apertura de calles en los sectores más humildes. Sin embargo las veredas de Palermo Soho y Palermo Hollywood son nuevitas, relucientes y amplias, para que los bares saquen sus mesas a la calle y los turistas disfruten del “paisaje”. Esto no está mal pero, de ecuánime no tiene lo más mínimo. 

Y hablando de turistas, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es de las que más beneficios ha recibido en los últimos años en este rubro. Porque todo pasa por la Capital.  De los aproximadamente 500 millones de dólares (algo así como 2.000 millones de pesos) que van a quedar como resultado del ingreso de turistas a la Argentina, un porcentaje importante queda en la Ciudad… Por consumo, por tasas, por hotelería… 

En realidad, Buenos Aires tiene un presupuesto altísimo, a pesar de las dificultades que muestra la administración Macri para recaudar. Son algo más de 6.000.000 millones de pesos que se van, fundamentalmente, el publicidad… En cartelitos amarillos y negros en donde nos avisan que están “Haciendo Buenos Aires”… Cosa que si de verdad ocurriera, estaría a la vista.

Pero lo que se ve es que están haciendo trizas a la ciudad… Profundizando las asimetrías entre Norte y Sur, sub ejecutando su presupuesto en áreas centrales como Salud, Educación y Vivienda y gastándose la plata en afiches, spots con Mauricio explicando lo inexplicable y veredas paquetas.

Mientras los pibes que quieren estudiar se mueren de frío en aulas con techos que se les caen encima…

Mientras las personas en situación de calle prefieren dormir al aire libre antes que ir a albergues en donde los roban, los golpean, los maltratan…

Mientras los pobres se matan con otros pobres para ocupar un predio luego de que el Gobierno de la Ciudad anunciara que iba a entregar títulos de propiedad a los ocupantes de las villas…

Mientras su Gabinete piensa y repiensa como tercerizar todo: la Salud, la Educación, la Vivienda y hasta el Teatro Colón, que venderían de buen grado de no ser ésta una medida contraria con el sector que los vota…

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//14 de Diciembre, 2010

A propósito de Villa Soldati: Zonceras y realidades

por carlosfernandez a las 06:04, en Politica Nacional

Según el informe elaborado en 2008 por The Economist Intelligence Unit*, desde hace 120 años, por lo menos el 2,5 por ciento de los habitantes de la Argentina son extranjeros provenientes de países limítrofes. 
La Argentina tenía en 2008 un millón y medio de inmigrantes, de los que la mitad eran irregulares frente a la ley dictada en 1980 por Rafael Videla. El 77,5 por ciento de los varones inmigrantes trabaja, contra el 51,6 por ciento de los varones argentinos. La diferencia expresa el porcentaje de argentinos que estudian y no trabajan. Del mismo modo, la tasa de desocupación del total de la población inmigrante limítrofe y peruana, supera en por lo menos un 10 por ciento a la del conjunto de la población. La tasa de desocupación de los paraguayos llega al 27 por ciento y sólo los uruguayos y peruanos registran tasas de desocupación menores a la de los argentinos. En el caso de la más reciente inmigración peruana se debe a su menor exigencia a la hora de buscar un empleo y a su mayor docilidad frente a las condiciones laborales que les imponen sus empleadores. Mientras la población nativa prevalece en las actividades industriales, comerciales y de servicios, los inmigrantes procedentes de los países limítrofes y del Perú concentran a casi la mitad de su población en el servicio doméstico y la construcción. Entre los inmigrantes llegados en los últimos años, casi dos tercios se dedica a las actividades domésticas (44,4 %) y de la construcción (16,2 % ), en las que se acercan al 15 % del total de la mano de obra ocupada.
Los bolivianos chilenos y paraguayos se concentran en cuatro ramas de actividad: construcción, comercio, restaurantes y hoteles, industria y servicios; los peruanos en servicios y comercio, restaurantes y hoteles. Según el citado informe de The Economist Intelligence Unit agrega que la población migrante es del 4,2 % del total de habitantes del país. Esto supera el porcentaje sudamericano (3,34 %) y mundial (3 %) Pero es casi cuatro veces menor que el 15 % durante casi todo el siglo pasado. Además, ha cambiado su origen. Hasta la Segunda Guerra Mundial prevaleció la inmigración europea; desde entonces creció la de los países limítrofes y el Perú, con excepción de los primeros cuatro años de la posguerra, cuando se produjo una nueva oleada de obreros industriales y agricultores italianos y españoles. A partir de entonces, los paraguayos desplazaron del primer lugar a los italianos, y los bolivianos a los españoles del segundo. La cantidad de inmigrantes peruanos casi se duplicó entre 1980 y 1991 y se quintuplicó en la década siguiente. Esto obedece a los desniveles del PIB per cápita en cada país. En las últimas seis décadas el PIB per cápita argentino triplicó tanto al paraguayo cuanto al boliviano, lo cual a su vez atrae a inmigrantes de esos países, reforzando un círculo virtuoso: a mayor inmigración, mayor riqueza, a mayor riqueza, mayor inmigración. En cambio es menor el flujo de chilenos, porque el PIB de su país es el único de la región que creció sin interrupciones en el último cuarto de siglo y llegó a superar al argentino. Pese a ello la Argentina sigue resultando más atractiva para los inmigrantes, tal vez por su mejor posición en el Índice de Desarrollo Humano del PNUD.
Sin la inmigración producida desde 1950 a la fecha, la Argentina tendría hoy 8,7 % menos de habitantes, su producto interno bruto sería por lo menos 36 % más chico mientras el producto bruto per cápita 25% más reducido. Esto demuestra que la inmigración ha resultado benéfica para los argentinos nativos, incluyendo por supuesto a quienes se indignan contra lo que sienten como una invasión amenazante y, sin duda, para el ingeniero Macri, cuya empresa constructora hizo fortuna con la plusvalía del trabajo de albañiles bolivianos y paraguayos.
Por otra parte, los datos de 2009 establecen que en los establecimientos del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) había, sobre un total de 26.092 internos y unos 4040 detenidos alojados en comisarías, sólo 902 , es decir el 3% de la población carcelaria, eran de origen extranjero, o sea muy por debajo de la proporción de inmigrantes respecto al total de habitantes del país.
Esto ya está indicando que no es como dice Macri, sus funcionarios y no pocos ciudadanos comunes, acerca de que es “altísima” la proporción de delincuentes extranjeros.
Otro dato que lo contradice es que, del número presos mencionado más arriba, los bolivianos son apenas 58. Las cárceles bonaerenses contienen, por ejemplo, más uruguayos que bolivianos: En el 2009, el SPB alojaba 341 paraguayos, 219 uruguayos, 132 chilenos, 62 peruanos, 58 bolivianos, 21 brasileños y 69 ciudadanos de otros países.
El SPB tiene la mitad de la población carcelaria del país. Mucho más chico es el Servicio Penitenciario Federal (SPF), que aloja a algo más de 9000 internos. Allí, la proporción de extranjeros detenidos trepa al 25 por ciento, pero sucede que buena parte de ese 25% no son residentes en ningún barrio de la Capital ni localidades del interior, sino personas que fueron detenidas en las fronteras al intentar ingresar al país con distintas cantidades de drogas. Pero además, curiosamente los datos muestran que la gran mayoría de esos detenidos son sudafricanos, holandeses, italianos y españoles, y no ciudadanos provenientes de países limítrofes.


*The Economist Intelligence Unit es la unidad de información empresarial de The Economist Group, que cuenta con una red global de 500 analistas que analiza continuamente las condiciones políticas, económicas y de negocio en más de 200 países.
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//10 de Diciembre, 2010

Suban, pero no empujen

por ernestotorres a las 07:50, en Politica Nacional

Los momentos dramáticos sirven para medir el ingenio de algunos para no quedar en el lado equivocado o en un no lugar. Esta suerte de subtítulo con que comienza la nota se me ocurrió la otra noche, después que un joven militante kirchnerista me dijera que desde la muerte de Kirchner están apareciendo tantos kirchneristas que de seguir así van a tener que “cerrar el libro de pases”. De momento no lo entendí. ¿De qué queja? Me pregunté sin preguntarle. Luego creo haber entendido un poco. Evidentemente no se refería a los miles y miles de personas que hicieron cola para apenas si pasar junto al féretro donde reposaban los restos de Néstor Kirchner y, eventualmente, poder dirigirle alguna palabra o gesto de aliento a Cristina y seguro tampoco estaría pensando e los millones de argentinos que a lo largo y a lo ancho del país lloraron en silencio la muerte del ex presidente. No. Ese joven militante sin duda pensaba en otros, en los que creían que el kirchnerismo estaba muerto y ahora se dan cuenta que son ellos los que están cerca del amortajamiento, y que, anonadados ante la fuerza del intenso colectivo y por temor a quedarse solos, después haberse opuesto tenazmente a las políticas de los Kirchner ahora las reivindican. Y entonces pensé: “Y bueno, si es así tampoco tiene por qué quejarse, al fin y al cabo más vale tarde que nunca, porque nunca es tarde para darse cuenta de que se llega tarde”. Pero lo pensé mejor y no pude menos que llegar a la conclusión de que el resquemor que inspiraba la frase de ese pueril militante no era del todo vano. Porque ¿Cómo creer en quienes erraron en todo todo el tiempo y que ahora, ahitos de sus propios narcisismos indómitos y ante el riesgo de perder definitivamente el colectivo popular, pretenden subirse a los empujones? Y Ese chico, pensé, ese muchachote con aspecto de pobre laburante o estudiante pobre los conoce y sabe, no porque se lo hayan contado sino porque los vio, que muchos de ellos, por no decir todos, se sumaron a los piquetes de los sojeros cuando la Rural y el Grupo Clarín intentaron dar el Golpe contra Cristina; que estuvieron y están, aunque lo disimulen, contra la intervención del Estado en la economía; que votaron en contra de la ley de medios y la de nacionalización de las AFJP; que no quieren saber nada con los juicios a los represores; que le creyeron más a Redrado que a Marcó del Pont; que despotricaban contra los Kirchner mientras elogiaban a Carrió, Bergoglio, la Mesa de Enlace, Duhalde, Magneto y miraban con cierta simpatía al mismísimo Cobos. Y me di cuenta de era a esos tipos a los se refería ese joven militante cuando habló de “cerrar el libro de pases”. Sin embargo, y aún comprendiendo el resquemor de aquel joven militante, acaso su expresión “cerrar el libro el libro de pases” (que forzando las cosas yo traduciría en “en cerrar las puertas del colectivo”) me parece poco dúctil y para nada inteligente. Si pudiera, yo le diría a ese muchacho que le diga a esos tipos que si quieren venir que vengan y se suban, nadie los va a hacer bajar, aunque no deberían ilusionarse con ocupar asientos de privilegio. Que hay una inusual demanda de pasajes. Y pasajeros que antes no lo tomaban porque soñaban un colectivo más derechoso, más perfecto y selectivo, hoy empiezan a tomarlo aunque se incline un poco, un poquito nomas hacia la izquierda, y tenga olor a pueblo en lugar del fino aroma de Chanel. Pero que vengan, que se suban si lo desean. Solo que deberían hacerlo con un poco más de humildad: Quien descubre que pecó y realmente decide reconocer su culpa no debe ser arrogante. Porque rezar un rosario de culpas tardío no produce la súbita santidad. Haberse equivocado tanto -y tanto más cuando más se necesitaba apoyar al gobierno popular- requiere un más prolongado proceso de desintoxicación. Y qua además llama la atención que sus arrepentimientos y corregimientos los hagan desde el escenario y en la tele, exigiendo focos de luz, en lugar de arrepentirse modestamente y sin bambolla. Porque no se puede ser estrella en el teatro de la discordia y pretender seguir siéndolo en el de la concordia. De todos modos vengan. El colectivo es grande y siempre hay espacio. Suban si quieren, pero no empujen. Aquí arriba hay lugares ya ocupados, y muchos de quienes los ocupan han dado ya sobradas muestras de tener más méritos que ustedes.
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//28 de Noviembre, 2010

Un hombre, una mujer, un país

por invitado a las 04:19, en Politica Nacional

Escribe Daniel Cecchini
Hay momentos que son bisagra en la historia de un país y Néstor Kirchner encarnó dos de ellos. El primero se inició el 25 de mayo de 2003 cuando, después de zambullirse en el pueblo de la plaza, produjo y condujo un cambio de rumbo radical para la Argentina. Valga un repaso de gestos que se hicieron hechos y que hoy configuran una nueva realidad: devolvió independencia a la Justicia al acabar con la Corte Suprema de la mayoría automática menemista; puso punto final a la impunidad propiciada por la teoría de los dos demonios y reabrió las puertas de los tribunales para que los civiles y militares de la dictadura genocida pudieran ser juzgados; condujo y concretó la renegociación de deuda externa más grande y ventajosa de la historia; enfrentó a la dictadura de los mercados y sacó a la Argentina de la tutela fatal del Fondo Monetario Internacional; diseñó y logró la recuperación de un aparato productivo que estaba destruido y devolvió trabajo y dignidad a millones de argentinos; apostó a la integración regional recuperando el Mercosur y fogoneando la Unasur, y una tarde, en Mar del Plata, rodeado por otros presidentes latinoamericanos, le dijo que no al Alca mirando a los ojos a un atónito George W. Bush.
Cuando terminó su mandato, en 2007, la Argentina era otro país. Imperfecto, aún deudor de su pueblo, pero mucho más fuerte y justo que cuatro años antes. Y que seguiría cambiando, con el mismo rumbo. Acompañada por su marido, Cristina Fernández de Kirchner lo profundizó: desarticuló una de las mayores estafas sufridas por los argentinos y recuperó el sistema jubilatorio estatal; acabó con la ley de medios de la dictadura y produjo una Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que es modelo en todo el mundo; siguió y sigue impulsando un modelo productivo que significa más trabajo y menos pobreza para los argentinos.
El 27 de octubre pasado, Néstor Kirchner murió. Y con su muerte encarnó un segundo momento bisagra de la Argentina. Ya no se trataba de un cambio de rumbo, sino de un cambio cualitativo. Néstor Kirchner ya no estaba –ya no está–, pero su mujer, la Presidenta, no quedó sola en la parada. El tercer protagonista de la historia, que siempre los acompañó, se hizo visible. Se reunió en la plaza y entró en una Casa Rosada que sentía como suya. Allí despidió a Kirchner y le mostró su solidaridad y su apoyo a Cristina pero, por sobre todas las cosas, dijo “presente”. Un “presente” que era para la Presidenta pero también para los otros, para los enemigos de siempre, los enemigos del pueblo.
Fue hace apenas un mes, pero el mensaje perdura. Cristina ya no tiene a Kirchner a su lado. A su lado, ahora –cada día, en cada acto–, están millones de compatriotas. Está el pueblo que defiende sus derechos.

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//19 de Noviembre, 2010

¿Gallinocracia???

por carlosfernandez a las 01:31, en Politica Nacional

Según los acontecimientos más recientes lo indican, hoy por hoy parece ingenuo esperar que, a la hora de confrontar sus ideas, los diversos actores de la política nacional se sientan inclinados a observar ciertas reglas éticas y apegarse a las normas que rigen la democracia. Y todo hace suponer que esto se verá más lejano en tanto se acerquen las elecciones y se profundice la campaña electoral del año próximo. Sin embargo, sería importante que esa tendencia se revirtiera, porque el sano debate de ideas contrapuestas es siempre enriquecedor tanto para los más directamente involucrados como para la ciudadanía en general. Lo otro (léase chicanas, agresiones, insultos y acusaciones) sólo aporta al empobrecimiento del colectivo.
Y es bueno señalar que las chicanas y las agresiones no se verifican sólo en el terreno de lo verbal, sino también cuando se utilizan mecanismos pseudo legales y no del todo legítimos para entorpecer o bastardear aquello que los mandantes, sean estos los ciudadanos a través del voto o los legisladores al sancionar las leyes, dejan claramente formulado al expresar su voluntad. Un claro ejemplo de esto es el hecho de que un ignoto juez de primera instancia impida o al menos postergue, legalmente, la plena vigencia de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, por ejemplo, siendo que fue aprobada por amplia mayoría en ambas cámaras legislativas. Reconociendo mi supina ignorancia en cuestiones de derecho, basado apenas en el sentido común, no creo equivocarme demasiado al firmar que aquí la legalidad se opone a legitimidad, constituyéndose en una vil chicana que obstruye el normal desenvolvimiento de la más fundamental institución de la democracia como es el Parlamento.  
De similares características, aunque de diferente origen y distintas consecuencias, es el caso de Julio Cleto Cobos. Más allá de los calificativos que su persona merezca, nadie puede poner en duda que él ostenta legalmente el cargo de Vicepresidente de la Nación. Pero no menos cierto es que está ocupando ese lugar de manera ilegítima, por cuanto lo que la voluntad popular le confirió a Cobos no es la facultad de “controlar”, “ponerle límites” o “fiscalizar” la labor del Ejecutivo, sino la responsabilidad de secundar a la Presidenta colaborando con ella en la compleja tarea de comandar los destinos del País. Es por ello que, siendo legal que ejerza la Presidencia del Senado, no es legítimo que se valga de ese lugar de privilegio para actuar como uno de los jefes de la oposición. Y tanto o más ilegítimo e injustificable es que dirigentes que se llenan la boca de “institucionalidad” y “republicanismo”, respalden política y moralmente a Cobos basándose en la presunta legitimidad de los actos que realiza desde su función, algo que, además, sostienen de manera obviamente circunstancial y oportunista, porque ¿sostendrían los mismos argumentos si la historia los enfrentara a la situación contraria: es decir, tener un presidente propio y un vice actuando desembozadamente como opositor? 
La situación planteada en torno de la constatación de la identidad de los hijos adoptivos de Ernestina Herrera de Noble, corre más o menos por el mismo andarivel: Las argucias legales para impedir que los análisis de ADN se realicen tal y como como corresponde, no son otra cosa que actos que atentan contra el legítimo derecho que todos, incluso las dos jóvenes victimas, tenemos a conocer verdad, aun cuando los condicionamientos históricos y culturales de sus vidas les impidan a Marcela y Felipe verlo de ese modo.
Los ejemplos de esta y otra clase son tantos y conocidos que amen de ocioso sería un poco tonto intentar mencionarlos a todos. Vale sí decir que la tensión legalidad versus legitimidad no es un descubrimiento de los argentinos ni producto de la circunstancia histórica que vivimos. Pero cuando esta contradicción comienza a volverse cotidiana, habitual, hasta convertirse en rutinaria, es sin duda un signo de deterioro en la calidad del sistema y, sobre todo, de las relaciones y los vínculos humanos que lo sustentan. Es este un mal síntoma al que hay que prestarle atención para remediarlo cuanto antes y de la mejor manera, porque como bien dice Estela de Carlotto, “a esta democracia nuestra hay que cuidarla y hasta donde nos sea posible mejorarla”.
Pero no es lo que hacen algunos Diputados y Senadores en el Congreso de la Nación. Avisados quizá por el pueblo, por las encuestas, por la marcha de la economía o por el reconocimiento de su propia inoperancia, que su futuro eleccionario se encamina a la derrota, un puñado de ellos no vacila en el juego para que el escándalo salpique otra vez a la política. Impotentes, desprovistos de la posibilidad de generar entusiasmo, apuestan al desentusiasmo del pueblo entusiasmado y en su clara conciencia del fracaso, afanosamente se empeñan en querer que fracase todo. Vaciados de futuro retroceden con nostalgia a la época del que “que se vayan todos”, simulando ignorar que era a ellos a quienes el pueblo les pedía que se fueran y de puro contumaces no se fueron.
Todavía caliente el duelo popular, la oposición en general se siente aterrada al verse enterrados por el “gran muerto” y, desesperados, se rejuntan sin deseos de estar juntos. Y siembran el Congreso de sospechas; embarran las bancas y envilecen sus mandatos democráticos rebajándose a sí mismos con tal de arrastrar con ellos a quienes los superan no en número pero sí en tamaño. Un extraño fenómeno de amasijo los compacta. Y aún asqueados sus miembros entre sí, a sabiendas de su ya probado fatalismo secundario, empequeñecen aun más su diminuto papel opositor intentando gobernar, con artimañas legislativas y argucias legales, un país que eligió democráticamente a su gobierno. 
La previsible aprobación del presupuesto los “saca”: no sea cosa que el reparto y la distribución social que allí se planea siga alentando aprobaciones que ninguno de ellos consigue. Carrió los desborda a todos. Como una suerte de Moby Dick enfurecida sueña con un naufragio colectivo y secundada por un puñado de hipócritas, augures y odiadores, reinstala en el Congreso la ponzoña de la coima y el soborno y todos, o casi, con tal de medrar con el escándalo hacen canibalismo con la política que generosa e inmerecidamente los contiene. Hay diputadas trémulas que se agitan virginales fantaseando con que quieren corromperlas. Y hay radicales, ex peronistas y otras tendencias fútiles que ansiosos de vedettismo aprovechan la batahola para que las cámaras de TN los haga conocer y entre todos, unos más otros menos, alborotan el gallinero del Congreso como si hubiera entrado una serpiente y cacarean una Banelco trucha. Pero cómo creerles a gallinas infértiles que nunca han puesto huevos.

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//09 de Noviembre, 2010

PERON, EVITA y NESTOR

por invitado a las 13:52, en Politica Nacional

Escribe Mirtha Muragua

A Néstor no se lo entierra, Se lo siembra, decía Hugo Chávez al llegar. 

Pensé en Evita que partió  para volver  en millones y entre ellos,  Néstor. 

Ambos se inmolaron. Evita en seis años. Néstor en siete.

Ambos eran dueños una mística flamígera. Nos es casual que los jóvenes tomen sus ejemplos.

Ambos provocaron amor y odio pero, lo que importa, es que  el  Pueblo los sintió propios.

A Evita no le perdonaron ser fiel a los de su clase y jugarse por ellos; no amoldarse al papel tradicionalmente asignado a la mujer, que la limita y margina de los grandes problemas. 

A Néstor no le perdonaron volver a ubicar a la política como la ciencia de todas ciencias, aquella que prevalece sobre las otras, rescatándola del desván donde se arrojan los trastos inútiles, al que la habían condenado los intereses económicos golpistas del 76 y lobystas en  los gobiernos democráticos.

A Evita la acusaban de fanática, a Perón de autoritario y a Néstor de confrontativo. 

Sin embargo, ellos  se dedicaron a resolver los conflictos creados por otros.

La subordinación  económica a Inglaterra, investigada y ventilada por FORJA, o al FMI denunciada por  Olmos, la descalificación y el aislamiento internacional por tener dictaduras genocidas o endeudamientos extremos, las enfermedades por falta de comida en la olla, la fragmentación del tejido social y sus violentas consecuencias, la derrota cultural que conlleva considerar a la educación un gasto y al individualismo una virtud, la desindustrialización que  condena al país a mero proveedor de materias primas, y a su población a estar de brazos cruzados, cuando todo esta por hacerse, fueron conflictos creados por los enemigos de los tres y que tanto Perón, Evita y Néstor tuvieron, por mandato popular, que confrontar para resolverlos.

Perón y Néstor, además de presidentes autoritarios, fueron acusados de populistas por quienes aman el statu quo de la ubicación privilegiada y el estado ausente. 

Ambos implementaron  la distribución de la renta nacional con criterios de racionalidad, buscando la igualdad de oportunidades para todos y compartieron su poder con el Pueblo en una dialéctica propia de los líderes.

Perón ante un pueblo políticamente virgen, excluido por los  eurocentristas; Kirchner  ante un pueblo desapoderado, engañado, desestimado y descreído.

Pero a Néstor hay otras cosas que no le perdonan: Haber sacudido el tronco, hasta hacer temblar las raíces, de las estructuras que a lo largo de la historia fueron montando para apartarnos de las decisiones sobre nuestro destino. 

El divorcio entre una dirigencia liberal laica y la jerarquía clerical fue superado por el golpe de Uriburu, dando lugar al Estado funcional a los adueñados de las tierras. 

Las Fuerzas Armadas se incorporaron así como un actor político trascendente hasta en  la llegada al poder de Perón, quien acentúo el espíritu industrialista  que animaba a los Savio, Mosconi, Baldrich… y sin embargo no pudo evitar que la cizaña liberal alineara a los mandos para derrocar a su gobierno impuesto por el voto popular.

Tampoco nosotros pudimos evitar que el partido militar instalara y derrocara gobiernos a pedido de los intereses económicos, con los que se asociaba por decisión  propia o cuando alguien golpeaba la puerta de sus cuarteles. 

Néstor Kirchner, que le devolvió a la jerarquía presidencial la autoridad perdida desde la muerte de Perón, también le devolvió a las Fuerzas Armadas la especificidad del manejo de los recursos militares de la Nación , quitándoles la ominosa tarea de ensuciarse las manos con sangre de compatriotas para preservar los privilegios económicos de unos pocos,  tarea a la que habían sido degradadas por  genocidas a los que la Justicia juzga otorgándoles las garantías del debido proceso, que ellos negaron a otros argentinos mientras sufríamos, por 1ª vez en la historia, la derrota militar a manos de Inglaterra.

El fin de la impunidad iniciada con los bombardeos a civiles en Plaza de Mayo en 1955 y pactada entre los militares golpistas del 76 y los gobiernos que les sucedieron, fue una decisión  política de Néstor Kirchner   trascendental, que pone fin  a décadas de inestabilidad institucional consolidando a la democracia como única forma de gobierno.

Las primigenias ideas de unidad suramericanas de San Martín y Bolívar, intentaron ser desarrolladas por el ABC pergeñado por Perón, en un contexto de post guerra que las interrumpió violentamente. 

Medio siglo después, es reconocido Kirchner por la  corajuda determinación  con la que en Mar del Plata,  sello la ansiada integración regional que  alejo al ALCA, la misma que amplio los objetivos del MERCOSUR y dio vida a la UNASUR , genuina y eficiente herramienta política del bloque, que lo nombro su Secretario Ejecutivo, lugar desde donde evito una guerra entre pueblos hermanos.

Perón y Evita  con su entrega nos legaron un Movimiento de Liberación Nacional, en cuya identidad pudimos reconocernos, libar en su doctrina, buscarnos, resistir y reagruparnos, pero después de tantos años de  extravío y debilidad, fue Néstor quien rescato los altos ideales del peronismo y los inculco en los mas jóvenes a fuerza de trabajo, ejemplaridad y convicciones sólidas, intactas, profundas.

Evita, Perón y Néstor fueron agraviados y descalificados por las corporaciones y sus voceros mediáticos y burócratas. 

El Pueblo que desoyéndolos celebro su presente y los doscientos años de la Patria , reapareció para llorar la muerte de Néstor temprana, injusta, deseada por los mismos que vivaron el cáncer de Evita.

Apareció para ubicarlo a Néstor Kirchner en el Olimpo donde están Perón y Evita.

Donde al decir de los curas de los pobres: el Pueblo reafirma su fe en ellos, da por sentada la infalibilidad de sus procederes para defender los intereses de la Patria y proyecta sus esperanzas de triunfo.

Apareció desde todos los rincones del país como en aquel 17 de Octubre,  para rodear a Cristina su amada Compañera, la Presidente Coraje , con fervoroso y leal amor mientras que  con infinito dolor ubicaba a Néstor en el Olimpo, donde al decir del Secretario General de la CGT  están Evita y Perón.

Mientras que a los otros, a los mediocres, a los ausentes, a los presentes solo por protocolo, a los farsantes, a los rapaces que claman nuestra claudicación  les esta  reservado el repudio y el olvido.

A nosotros,  integrantes del colectivo del Pensamiento Nacional y Popular, nos queda el mandato de sumar y sumar voluntades, de organizarnos sin sectarismos para continuar la ciclópea tarea de lograr la felicidad del Pueblo y la grandeza de la Patria.

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//07 de Noviembre, 2010

KIRCHNERISMO SIN KIRCHNER

por adriangutierrez a las 23:32, en Politica Nacional

No es con más PJ sino con mejor PJ que garantizaremos la profundización del proyecto político. Tampoco es diluyendo el FPV o subordinándolo a las tensiones del PJ que lo lograremos. La única garantía para conseguir ese objetivo, y con la mirada puesta no sólo en 2011 sino cuatro años más adelante cuando Cristina ya no pueda ser candidata, es fortalecer el armado transversal y darle programa, estructura, y organicidad.

La pelota quedó en poder de los dirigentes nacionales y populares.
El conmovedor  “Gracias Néstor” y el contundente “Fuerza Cristina” del pueblo en la Plaza de Mayo y en la Casa Rosada demanda de esa dirigencia una respuesta urgente y clara que permita transformar número en fuerza, que permita a esa masa identificada con las políticas implementadas por Néstor y Cristina disponer de un espacio que los contenga, que les dé organicidad y que les ofrezca amplias y variadas formas de participación y niveles de compromiso.

Contra lo que algunos sostienen, el fenómeno político entendido como kirchnerismo es más que una expresión del peronismo. No es una corriente interna del justicialismo, y no debe serlo. Todo lo contrario, el peronismo es una parte, ciertamente hoy mayoritaria y decisiva, de este kirchnerismo entendido como corriente de opinión y voluntades, como proyecto, como identidad, no aún como organización política.

Es lo que se ha ido construyendo a partir del apoyo y la defensa de las políticas más importantes y decisivas impulsadas por Néstor y Cristina por parte de las organizaciones políticas, sindicales y sociales, peronistas y no peronistas, y que constituyen hoy el soporte militante del kirchnerismo. Y es lo que han demostrado los varios miles de personas, en su mayoría jóvenes, que sin haber sido jamás peronistas, sin haberse sentido jamás interpretados y contenidos por el peronismo, sí se sienten parte de esta nueva síntesis, se ofrecen para sostenerla, y exhortan a la Presidenta a que siga y vaya por más.

El peronismo ha tenido en sus 65 años de existencia distintas interpretaciones acerca de lo que expresa y contiene. Y entonces vemos un abanico de concepciones en su integración que van desde la izquierda más revolucionaria a la derecha más conservadora, y todas se identifican y se sienten peronistas.

En el kirchnerismo esa diversidad antagónica es incompatible con su propia existencia.
Es imposible concebir que puedan convivir en su seno aquellos dirigentes y sectores que se han manifestado y han trabajado en contra de la redistribución de la renta; de la recuperación de los fondos previsionales para el Estado; de la democratización de los medios audiovisuales y la eliminación de las posiciones dominantes de algunos grupos; del rol del BCRA y el uso de las reservas para liberar recursos para la inversión pública; de la Memoria, la Verdad y la Justicia, y el juicio y castigo a cada genocida y apropiador; del rol del Estado como impulsor de la actividad económica, del mercado interno y la generación de empleo; de la integración regional y de la UNASUR; y en contra de tantas medidas más que han impulsado ambos gobiernos kirchneristas y que son los ladrillos que van dando forma a un proyecto nacional y popular que se va consolidando y que se debe profundizar.

Es precisamente a través de la heterogeneidad del peronismo, a través de las estructuras del PJ, por donde ya intentan inocular y neutralizar al kirchnerismo. Con distintos argumentos y desde distintos focos de la derecha peronista, que abarcan desde el indisimulado oportunismo de algunos intendentes, pasando por el grosero viraje de algún ex gobernador (que ahora dice que un peronista debe estar donde está el pueblo pero desde la 125 sistemáticamente trabajó en contra de ese pueblo-caso Schiaretti o De la Sota), hasta la pretendida instalación del poco confiable gobernador bonaerense como candidato de la unidad peronista, juegan ahora sus fichas a condicionar y vaciar de contenido el proyecto nacional y popular desde adentro.

El objetivo necesario e ineludible de ampliar la base política del kirchnerismo no se va a lograr recibiendo a esos traidores del peronismo que sistemáticamente se han manifestado y han obrado en decidida oposición a las políticas del Gobierno, y que se han ubicado claramente del lado del poder agromediático. No es abriéndole la puerta a un caballo de Troya, sobre todo cuando ése es tan transparente y permite ver con absoluta claridad lo que trae en su interior.
No es con más PJ sino con mejor PJ que garantizaremos la profundización del proyecto político. Tampoco es diluyendo el FPV o subordinándolo a las tensiones del PJ que lo lograremos. La única garantía para conseguir ese objetivo, y con la mirada puesta no sólo en 2011 sino cuatro años más adelante cuando Cristina ya no pueda ser candidata, es fortalecer el armado transversal y darle programa, estructura, y organicidad.

Cuando Néstor Kirchner planteó la transversalidad como necesaria ampliación de la base política de su proyecto, lo hizo a sabiendas de que la profundización de las contradicciones dejaría de nuestro lado a lo mejor y más combativo del peronismo, y en la vereda de enfrente a aquellos que con fraudulenta identidad peronista se dedicarían a combatir el modelo de desarrollo productivo con inclusión social y a defender los intereses del poder dominante que los sostiene.

La demostración más cabal de la necesidad de aquella transversalidad, y de su efectiva existencia hoy, queda plasmada en la multiplicidad de sectores políticos, gremiales y sociales que apoyan y sostienen el proyecto nacional y popular que conduce la Presidenta, y en el eterno dolor y enorme respaldo de esa peregrinación infinita, todo pueblo y diversidad, que expresó su agradecimiento e instó a continuar y profundizar.
Esa es la transversalidad que Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner a pura política y desafiando al poder han sabido parir.

La tarea es ahora canalizar ese aluvión de apoyo y transformarlo en fuerza organizada.

Hoy no sólo es una necesidad sino también una cierta posibilidad. Están dadas las condiciones para conformar ese gran frente nacional que plantean las plataformas del Frente para la Victoria, del Encuentro Nacional y Popular, de la Concertación Forja, y de innumerables partidos y organizaciones que comparten el rumbo iniciado el 25 de mayo de 2003.

Decíamos que la pelota quedó en poder de los dirigentes nacionales y populares.
Esperemos que sepan jugarla.

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